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Lalisa Manoban era una chica que sufría constantemente bullying en su Instituto, solo por ser Tailandesa, la rubia tenía ya sus dieciséis años, pero a pesar de que pasen años, meses, semanas o días sus compañeros la seguirán molestando.
Sus padres ni siquiera le prestaban atención, se la pasaban tomando alcohol para después discutir o quedarse dormidos en el sofá.
Hoy Lisa se fue camino a su Instituto y como era su rutina, varios compañeros de su clase la empezaban a molestar, tirándole papeles, hablando mal de ella a sus espaldas, y la profesora ni siquiera le importaba eso.
Su jornada había terminado, caminó hacia la salida escuchando susurros de los demás sobre ella, nadie la quería cerca por ser extrajera, ni siquiera tenía amigos.
Lisa al llegar a su casa solo se encontró a sus padres durmiendo mientras que al frente en la mesa de centro tenían tres botellas vacías de vino, la rubia solo dió un pequeño suspiro y de dirigió a su habitación.
Cuando entró a su habitación solo se dirigió a su cama para taparse con las sábanas de esta, solo empezó a llorar en silencio, el bullying que ella sufría no le gustaba, cuando recordó cuando llegó por primera vez le habían dado la bienvenida, fue tirarle un cesta de basura con agua y basura adentro, desde ese entonces empezaron a atormentarla hasta ahora.
Lisa trató de calmar sus lágrimas pero era inevitable, cerró sus ojos para poder dormir un poco.
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Se sentía sola sin que nadie se acercara a ella, vió a su alrededor y estaba todo oscuro, pero al escuchar una voz bonita volteó a ver a la persona de la voz y se encontró con una hermosa chica de cabellos castaños, ojos bonitos y piel perfecta.
Aquella chica le ofreció su mano mostrando una hermosa sonrisa.
-No llores porfavor -fue lo único que dijo.
Lisa le correspondió su mano ayudándola a levantarse, la rubia no decía nada y solo admiraba la belleza de aquella mujer hermosa.
-Me presento, soy Jennie Kim -hizo una reverencia- ¿Y usted señorita?
-Lisa -susurró.
Con eso bastó para que Jennie la escuchara a la perfección, la castaña le dió una hermosa flor de color rojo, la rubia la recibió pero esa flor hizo que la Lisa cambiará de ropa, en vez de estar con pijama su ropa cambio a un hermoso vestido igual que la flor.
Lisa sentía sus mejillas arder, Jennie la tomó de la mano para que ambas pudieran caminar y dar un paseo.
Mientras caminaban ambas empezaron a charlar y a conocerse un poco, pero llegaron a una puerta que tenía dibujado una flor roja en ella, Jennie le explicó que cada vez que se vean Lisa debía pasar esa puerta y siempre sonreír.
Lisa entró a esa puerta y vió a la chica despidiéndose de ella.
Lisa rápidamente despertó sintiendo su respiración agitada, su rostro confundido y estaba sudando un poco, se dió cuenta que todo eso fue un sueño, un hermoso sueño para ella.
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✶ Bueno, esta será solo una mini historia, así que espero les guste sisi. Besos muak.
