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Justo era la hora señalada, unos suaves golpes sonaron en puerta de la habitación del hotel y, al abrirla, allí estaba él: cabello lacio y castaño, con unos hermosos labios abultados, cubierto por una chaqueta de cuero negro tapando una camisa casi transparente que marcaba sus pezones, un pantalón vaquero muy entallado
que resaltaba su estilizada cintura y sus largas piernas.

-¿Tine?- preguntó él intentando contener su emoción.

-¿Tú qué crees, campeón- replicó él con un leve acento y una sonrisa burlona mientras entraba a la habitación sin esperar a ser invitado.

- Bright cumplía 25 años ese día y quiso celebrarlo contratado a una escort, algo que nunca había hecho. Tine era un profesional de lujo y acostumbrabo a vestir de manera muy elegante en sus citas.

Bright lo repasó con la mirada detenidamente, satisfecho por como estaba vestido. Era evidente que Tiene se cuidaba, pues tenía una figura bien torneada y un abdomen plano en cual destacaba el piercing que pendía de su ombligo. Tenía unos pechos firmes y una cara preciosa. Él notó ese examen visual, por lo que se dio la vuelta coquetamente para que su cliente pudiera apreciar también la firmeza de su trasero.

-¿Te gusta lo que ves, campeón?

-Me encanta pero, me puedes llamar Brig- en ese momento dudó un instante. ¿Realmente quería darle su nombre verdadero a un escort. Al fin y al cabo, lo más probable es que él tampoco se llamara Tine- Llámame Sarawat

-Campeón, por lo que me vas a pagar, te llamaré como quieras. Y, hablando de negocios...

Esa réplica supuso un baño de realidad para Bright. Por ahora, estaba siendo un encuentro divertido y excitante, pero esa insinuación del muchacho le hizo recordar que estaba pagando por sexo. Que aquello iba a ser una mera transacción comercial. Y que por muy real que le pareciera todo, él probablemente estaría fingiendo la mayoría del tiempo. Pero quizá fuera mejor así, dejar los asuntos pecuniarios resueltos de antemano, por lo que le entregó un sobre que él abrió y miró detenidamente, sin llegar a contar los billetes con los dedos, y acto seguido lo guardó en el bolso negro que colgaba de su hombro.

-Parece que todo está correcto... Sarawat. Así que tenemos toda una hora por delante para divertirnos.

Él se acercó lentamente hacia Bright, sin dejar de mirarlo fijamente a los ojos y cuando estuvo a escasos milímetros de él, acercó sus labios a los suyos y le susurro.

-Soy todo tuyo. Haré todo lo que me pidas. To-do.

Bright estaba algo abrumado y preguntó nerviosamente.

¿Te... te puedo besar?

Él le contestó abalanzándose y besándolo profundamente, entreabriendo la boca y sacando la lengua hasta que él hizo lo mismo y permitió que Tine invadiera su boca.

-Claro que me puedes besar - le dijo antes de continuar besándolo mientras lo abrazaba fuerte y se pegaba a su cuerpo, frotando lentamente su entrepierna contra el paquete cada vez más duro de su cliente.

Bright estaba muy nervioso y, aunque cuando planeó esa cita se imaginaba a sí mismo como un amante dominante con un puto sumiso a su merced, lo cierto es que, por ahora, era Tine él que llevaba el control. De hecho, mientras se besaban, era él quién avanzaba pasito a pasito, obligando a su cliente a caminar hacia atrás hasta que no pudo continuar al toparse con el costado de la cama. En ese momento, Tine separó sus labios y puso sus manos sobre el pecho de Bright, empujándolo suavemente hasta que él comprendió lo que Tine pretendía y se sentó sobre el colchón.

Tine cogió uno de los cojines que estaban sobre la cama, lo puso en el suelo y se arrodilló posando las rodillas sobre su blanda superficie, quedando justo frente a Bright, que lo observaba embelesado mientras él lo miraba fijamente y, mordiéndose el labio, bajó sus ojos hasta la entrepierna para luego volver a centrar su mirada en el rostro de su cliente.

MI REGALO DE CUMPLEAÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora