Alícia era una adolescente de 16 años. Estaba en el último año del instituto, y, como cualquier otra chica guapa, tenía novio, llamado David. David era alto, guapo, fuerte, popular y estaba en el equipo de baloncesto del instituto. Cualquier chica querría salir con él, era el chico perfecto. Desgraciadamente, nada es perfecto, y es que David ocultaba algo, tenía un secreto.
Alícia era una chica amorosa y quería mucho a David. Ella, al principio, sentía amor platónico hacia él y resultó que él también lo sentía y comenzaron a salir.
Hasta que un día Alícia descubrió su secreto.
Ella acababa de salir de la clase de biología (Alícia quería ser bióloga marina, por eso había elegido esa optativa) y estaba preocupada por David porque tenía que haber estado en esa clase y no había aparecido. Se detuvo al escuchar unas voces procedentes del interior de un aula. Las dos le resultaban familiares...
- Oh, vamos, Dav, quédate un poco más conmigo.- Alícia reconoció esa voz, era la voz de Olívia Green, una de las chicas más guapas y populares de su curso, y también una de las más insoportables.
- Sabes que no puedo quedarme, Oli, debo volver con Alícia o hará muchas preguntas, es muy pesada a veces.- dijo otra voz, una que conocía muy bien: la voz de David.
Alícia sintió sus ojos empañarse cuando la puerta del aula se abrió, revelando dos personas: David y Olívia.
Los libros que Alícia sostenía cayeron al suelo con un ruido sordo. Aquel ruido pareció hacer volver a la realidad a los presentes al vacío pasillo.
Una lenta sonrisa asomó por los labios de Olívia, quien no pudo disimular su alegría, y tras soltar un "ups" que no sonó nada convincente, salió corriendo por el pasillo mientras soltaba sonoras carcajadas que hicieron eco en los oídos de Alícia.
- No es lo que parece...- comenzó David.
- No hace falta que hables.- lo cortó Alícia- Os he escuchado. No puedo creer que me hayas engañado. No me vuelvas a hablar, mirar o mucho menos tocar. Olvídate de mí.
Su voz había sonado tan fría como el hielo. Claramente, era tan solo apariencia. Por dentro, Alícia se sentía rota. Su corazón estaba roto y cada latido dolía como si fuera un témpano de hielo que atravesaba su corazón herido. Cuando se dio la vuelta, una lágrima cayó por su mejilla lenta y silenciosamente.
Fue caminando firmemente hacia su siguiente clase. Cuando se hubo alejado lo suficiente como para que no la escuchara, se detuvo y comenzó a llorar desconsoladamente. Se sentía estúpida por llorar por un chico, o por llorar en general. Odiaba sentir las lágrimas calientes resbalar por sus mejillas, tan suavemente que le hacían cosquillas. Se secó las lagrimas, pero parpadeó y volvieron a caer. Se sentó en el suelo dejando resbalar su espalda por la pared y apoyó la cabeza en la pared, dejando que las lagrimas fluyeran con libertad.
Lloró silenciosamente hasta que no le quedaron lagrimas por derramar. Estuvo allí hasta la hora de salida del instituto. Esperó a sus amigas a la salida, aunque sabía que le harían mil preguntas. Sentía que necesitaba expresar lo que sentía, y ¿qué mejor manera que con sus amigas?
Cuando llegaron, enseguida notaron que había pasado algo. Le preguntaron, y Alícia les explicó con pelos y señales lo que había sucedido. Antes de llegar a su casa ya se sentía mejor (y no tenía nada que ver que sus amigas hubieran puesto verde a su novio, criticándolo e insultándolo). Su tristeza ya casi había desaparecido al llegar a su casa. Cuando entró, sus padres le preguntaron qué le pasaba y ella les explicó resumidamente lo sucedido.
Pasaron las semanas y Alícia estaba igual de triste. El baile de fin de curso se acercaba (un baile para los alumnos de cuarto de ESO para despedir el instituto) y no tenia pareja. En principio iba a ir con David, pero dadas la circunstancias, no creía ir con él. David,por otro lado, había intentado hablar con Alícia, pero ella lo esquivaba, porque no quería hablar con él.
Finalmente, un día, David consiguió acorralar a Alícia en un pasillo y ella no pudo ignorarlo.
- David, apártate, por favor.- pidió Alicia cordialmente.
- Tenemos que hablar.
- No, no tenemos nada que hablar.
- Por favor, escúchame.- imploró David.
Alícia lo miró a los ojos. Error. Se regañó mentalmente por haberlo hecho, porque ahora había caído y no podía decirle que no a esos ojos preciosos. También accedió a hablar con él porque se dió cuenta de que estaban rojos, como si hubiese estado llorando o sin dormir.
- Está bien,- dijo Alícia- pero date prisa, no tengo todo el día. - terminó la frase tratando de sonar borde o antipática, a pesar de que su corazón se había acelerado sutilmente.
- Bien, gracias.- dijo David con tono agradecido- Cuando nos viste- el cuerpo de Alícia se tensó nada más comenzar, y trató de relajarse- realmente no nos estábamos besando ni nada de lo que estás pensando. Mis padres descubrieron lo nuestro y se enfadaron, y me hicieron comenzar a salir con Olívia, porque dicen que es mejor para mí. Yo no quería hacerte daño, por eso salíamos a escondidas. Ella sabía que yo seguía contigo, pero igualmente intentaba seducirme, y yo me dejaba porque pensaba que así dejaría de quererte. Obviamente no lo conseguí, y nos descubriste y... y...bueno, eso es todo. ¿Crees que podrías perdonarme?
Alícia lo miró durante unos instantes. "Eso tiene sentido..." Pensó, mientras flashbacks de su noviazgo aparecían en su mente, y entonces lo abrazó. Y lloró. Pero no de tristeza, sino de alegría. Empapó su camisa en lágrimas de alegría y él no se apartó, es más, se dejó abrazar y correspondió su abrazo.
Había decidido darle una segunda oportunidad, deshaciéndose en lagrimas entre sus brazos. Alícia le dió un beso en los labios sellando su voto de confianza.
Fueron juntos al baile, donde pasaron una velada magnífica bailando y pasándoselo en grande tanto con sus amigos como en pareja.
FIN
P.D.: Es mi primera historia y espero hacer muchas más, al igual que espero que haya gustado. Muchas gracias por leer y siento si he cometido alguna falta ortográfica.
Dedicado a: Saraa_morales_ (Instagram)
Se despide,
LilyEvans25
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Segunda oportunidad
ContoAlícia pensaba que la vida está llena de mariposas y colores , pero descubre que también hay momentos oscuros y dolorosos. Aprenderá una lección que le servirá para siempre, le ayudará a ver la parte positiva de perdonar y de las segundas oportunida...