El fantasma abrió los ojos justo antes de que el sirviente tocará la puerta avisando el inicio del nuevo día.
No había dormido nada, no lo necesitaba. Pero después de su boda tenía la costumbre de yacer en la cama con su esposo.
Había noches donde se ocuparía de adorar a su marido con todo su cuerpo, otras ocasiones donde hablarían hasta que saliera el sol mientras se daban las manos y reían en la oscuridad. También, como hoy, abrazaría toda la noche a su esposo atesorando los sueños de su amado.
La noche de ayer fue tranquila, Hua Cheng había estado preparado con tés relajantes, cuentos infantiles y no tan infantiles, leche tibia, mantas suaves, agua y hasta productos fantasmales de dudosa procedencia para garantizar una noche de descanso a su marido.
Había vibrado de energía mientras personalmente preparaba sus habitaciones con todas las comodidades. Las ya esponjosas almohadas se habían cambiado por almohadas aún más agradables, las sabanas de seda fueron cambiadas por sabanas aún más finas, cada detalle perfecto fue mejorado.
Todo estaba listo para la mejor noche de descanso que la Mansión Paraíso podría ofrecer.
Solo faltaba el Príncipe Heredero que complació a los cielos, quién se encontraba en los cielos supervisando últimos detalles.
Meses se habían necesitado para organizar el gran día y aún así Xie Lian tuvo que salir de último momento para evitar que los cielos cayeran por su propio peso. El Rey Fantasma habría ido con él si no se hubiera encontrado tan ocupado con los propios últimos preparativos de la Ciudad Fantasma.
Cuando el príncipe volvió casi durmiéndose de pie, besó a su marido con suavidad en los labios, con pasos arrastrados se dirigió a la cama mientras las capas de ropa caían a su paso e inmediatamente se durmió al tocar las almohadas.
Hua Cheng que esa nueva mañana seguía vibrando de emoción nerviosa, apretó ligeramente el abrazo que tenía en su persona amada y salpicó pequeños fríos besos en la carita de Xie Lian que recuperaba la conciencia con una sonrisa creciendo en sus labios.
—Gege— Susurró entre besos. —Gege, hoy es el gran día.
—¿Hoy se levanta el arroz?— Con una risita los ojos miel se abrieron sin un rastro de sueño.
Llamando el título de Gege alargando la última e, Hua Cheng se enterró en el cabello castaño escondiendo su puchero.
—¿Hoy es el cumpleaños de Feng Xin?
—Gege— Regaño Hua Cheng levantando su rostro y mostrando su desagrado en la cara.
Sin aguantarse más Xie Lian rompió en risas y se incorporó a besar los labios fruncidos de su marido.
—Hoy es un gran día para Gege— Respondió el fantasma después de corresponder el beso.
—También es un gran día para San Lang ¿no es así?— Con cariño manos gentiles recorrieron la cara del Fantasma, acariciando con especial cuidado justo debajo de la cuenca vacía.
—Cada gran día para Dianxia, es un gran día para este devoto— Tomando las suaves manos en sus manos, besó las yemas de los dedos con veneración.
Los ojos de Xie Lian brillaron como sí supiera un magnifico secreto. —Entonces comencemos nuestro gran día.
Entre risas el Fantasma siguió al Dios fuera de la cama.
El baño estaba listo y había al menos una docena de fantasmas listos para atender al Dios, que a pesar de la falta de costumbre se manejo con naturalidad en la habitación.
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Xie Lian On A Cross
FanfictionHoy era un día especial. El día más especial para un creyente como él. El día que un niño desnutrido y sucio, desde que fue salvado de la muerte en brazos de su Dios sabía que llegaría. Hoy era la coronación del nuevo Emperador de los Cielos.