2. Casa del profesor.

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—¡Hola! ¿Quién eres? —preguntó alegre una niña pequeña, se veía como de siete-ocho años.

—Hola —respondió Clarisse, dándole una sonrisa —Soy Clarisse Edevane, ¿Cómo te llamas tú?

—Yo me llamo Lucy, Lucy Pevensie —sonrió muy alegre.

—Hola Lucy, un gusto conocerte ¿Me puedo sentar con ustedes?

—Claro que sí —dijo una joven con unos bonitos ojos azules —Mi nombre es Susan Pevensie, y ellos son mis hermanos, Peter y Edmund Pevensie.

Clarisse le sonrió amable a los tres, se sentó a la par de la pequeña de la familia, Lucy.

—¿También vas donde el Señor Digory? —dijo la pequeña cuando vió su etiqueta.

—Sí ¿Ustedes también van ahí? —miró a los cuatro.

—Sí, también vamos —respondió el rubio.

—¿Tú eres Peter, cierto? —Clarisse miró al rubio.

—Sí, soy y...

Lucy interrumpió a su hermano —¡Es rubio! un poco mandón, pero si llegaran a ser novios tendrían hijos rubios.

—¡Lucy! —la regañó Susan, Clarisse y Peter solo se sonrojaron.

—¿Qué? —Lucy hablaba con tanta inocencia —Es más... ¿No te parece lindo mi hermano?

—Pues... —Clarisse miró a Peter, Peter estaba atento a su respuesta —Sí, es lindo.

Peter intentó ocultar su sonrisa viendo hacia el paisaje, pero su reflejo lo delató.

Los 5 compartieron una gran charla, sorprendiéndose de que el pequeño Edmund se unió a la charla.
Contaron muchas cosas, algunas daban risa, otras eran tristes, y otras eran Lucy y Edmund molestando a los 2 rubios.

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Llegaron a una estación pequeña, era solo una pared con apenas un banco. Lucy escuchó un coche sonar y salió corriendo, haciendo que los otros cuatro salieran corriendo detrás de ella. El carro solamente pasó de largo, tocándole el claxon.

—El profesor sabía que íbamos a venir —dijo Susan.

—Tal vez nos etiquetaron mal —respondió Edmund, viéndose el cartón que colgaba de su cuello.

En ese momento se escuchó el sonido de trote de un caballo, cargaba un tipo "carruaje" que se detuvo delante de nosotros.

—¿Señora Macready? —preguntó Peter.

—Me temo que sí. ¿Esto es todo? ¿No trajeron nada más? —les dio una mirada de desaprobación.

—No señora. Sólo somos nosotros. —respondió Peter.

—Súbanse, rápido por favor.

Se subieron al tipo "carruaje" de la Señora Macready, todos iban admirando el paisaje de llegada a la casa del señor Digory, era bonito. Habían muchos animales que los 5 admiraron.

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Llegaron a la casa del señor Digory, también admirando el tamaño de la casa. Hasta que habló la Señora Macready.

—El profesor Kirke no está acostumbrado a tener niños en esta casa. Por lo tanto, tenemos que seguir ciertas reglas: Es prohibido gritar y correr. No se va a hacer uso indebido del montacargas —Susan estaba a punto de tocar una estatua— ¡No se tocarán las reliquias históricas! —le gritó, asustándola —Y lo más importante de todo: está prohibido molestar al profesor.

Se quedaron todos callados, parecían inocentes pero no engañaban a nadie. Todos subieron y fueron a su habitación. Peter y Edmund dormían juntos, mientras Lucy, Susan y Clarisse dormían en otra habitación.

Aviones alemanes realizaron ataques sobre Gran Bretaña anoche. Las incursiones, que duraron horas estaban esparcidas...

Peter tenía la radio prendida, pero Susan la apagó para que Lucy no siguiera escuchando más sobre la guerra. Peter solo la miró con una cara de ¿Por qué?

—Las sábanas están rasposas —dijo Lucy.

—Las guerras no duran para siempre. Pronto volveremos a casa —respondió Susan.

—Si nuestra casa sigue ahí —dijo Edmund bromeando.

—¿No deberías estar acostado? —preguntó Susan.

—Sí, mamá —dijo Edmund de manera sarcástica.

—¡Ed! —exclamó Peter.

—Lucy, ¿Quieres cambiar de sábana? te doy la mía si quieres —Clarisse quería que Lucy estuviera cómoda.

—No, Clarisse. Se la cambiaré yo, duerman cómodas las 2, bueno, las 3 —dijo Peter, sonriéndoles a las 3.

—Ya viste afuera. Este lugar es enorme. Podemos hacer lo que queramos mañana —hizo una pausa para ver a Lucy— Va a ser excelente, en serio.

Los 5 se fueron a dormir, tranquilos. Lucy durmió feliz por lo que le dijo su hermano mayor. Por otro lado, Clarisse soñaba pesado, sentía que le podía pasar algo malo a su padre...

Loverboy, Peter Pevensie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora