Madelaine Smith, una chica con una vida normal, una adolescente como cualquier otra. Vive en un pueblo pequeño de Indiana, Hawkins, con su abuela, un pueblo en el que supuestamente "no pasa nada".
Créditos: @laudiaries
La historia no es mía, solo ca...
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Me quedé hasta tarde en casa de Mike, tratando de entender todo lo que me habían explicado. Todo lo del Demogorgon, todo lo de Eleven, todo lo de sus poderes. Estaba muy perdida, pero poco a poco iba creyéndolo, más cuando ella me hizo una demostración al elevarme del suelo.
— Cariño, una amiga te llamó — dijo mi abuela nada más entré por la puerta de casa — Preguntaba si la podías ir a buscar —
— Mierda — bufé y me saqué la campera — ¿Quién era? ¿Barb o Nancy? — pregunté y me acerqué al sillón donde ella estaba sentada — ¿Sabés si todavía necesita que la vaya a buscar? —
— No — dijo — Como no estabas me ha dicho que ya iría ella sola a casa — explicó y suspiré — ¿Dónde estabas? — preguntó.
— En casa de Mike — aclaré — Ayudándolo con los deberes que tenía hoy del colegio — dije, sentándome en el sillón mas grande, agotada.
— ¿Y llegas a estas horas? ¿Sabés que mañana hay clase? — dijo y bufé.
— Perdón, abuela. Se nos hizo algo tarde — expliqué, un poco molesta.
— Madelaine, si estás metida en algo raro... tienes que decírmelo — añadió y rodé los ojos. Ella, desde lo que paso con mis padres, estaba paranóica con que salía con amigos a drogarme, de fiesta, a emborracharme. Por eso no le caía bien Steve, porque pensaba que él me llevaba por el mal camino.
— Abuela, no empieces — añadí levantándome del sillón y empezando a subir las escaleras.
— Ya sabes lo que pasó con ellos, no quiero que te pase lo mismo — gritó al verme subir las escaleras sin parar.
Cuando llegué arriba, me dirigí a mi habitación y cerré de un portazo. No tenía ganas de escuchar de nuevo la historia. Me quedé detrás de la puerta unos segundos, hasta que no pude más y me deslicé contra esta para sentarme en el suelo, pegada a la pared. Llorando.
*Flashback*
Navidad de 1982 :
Llegué de estar en la calle con Barbara y Nancy. Era un día muy frío, nevaba y llovía todo el rato, pero aun así, las tres salimos a pasar el rato aquella tarde de Navidad.
Cuando entré por la puerta de casa, me encontré a unos policías, hablando con mi abuela, que lloraba desconsoladamente y maldecía. Ellos le hacían preguntas, y trataban de consolarla. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, era una sensación muy rara, como si tuviera claro lo que estaba pasando.
Uno de los agentes se me acercó y me puso la mano en el hombro diciendo "todo va a estar bien". Entonces, el jefe de policía Jim Hopper se acercó a mi.
