The king of life and death.

00 Digresión.

La guerra estaba casi en su punto más crítico, Harry Potter había muerto, pero sólo uno lloraba la muerte de ese joven, los demás enfrascados en la guerra, algo normal si lo consideras, pero él estaba desconsolado. Nadie era capaz de entender lo mucho que le dolía, pero estaba decidido a algo. Salió de su escondite, donde él prometió recogerlo después.

Y lo vio, el cuerpo inerte de Harry en los brazos del guardabosques. Los seguidores del señor oscuro celebraban la victoria. Él sentía que debía hacer algo, pues en sólo unos cuantos días había perdido muchas cosas. No estaba nada feliz. Al principio quiso creer que era una vil mentira, después de todo "el elegido" no podría caer tan fácilmente.

Tomó su varita, decidió hacer algo, quizá no podría ganar, pero al menos intentará pelear, quizá vengar la muerte de su amado y tal vez, seguirlo al valle de la muerte. Vio a sus padres, suspiró un par de veces y entonces convocó ese hechizo que lo condenaría a salir con vida.

—¡Avada kedavra¡— Lanzó el hechizo que su amado más repudia, el hechizo imperdonable por excelencia, insignia del señor oscuro. No se sorprendió cuando vio como Lord Voldemort logró evitar ese hechizo.

Todo el alumnado quedó sorprendido, ¿porque el mayor rival de Harry Potter atacaba a su señor? ¿Por qué usar esa maldición? Los mortifagos estaban aún más inquietos, todos sabían que el joven Malfoy era inexperto en el uso de ciertos hechizos.

Voldemort observó con suspicacia, ese joven duelista había logrado destacar a muy temprana edad, pero jamás había usado las tres maldiciones imperdonables, se había negado más de una vez, acto que le costó algunos castigos.

—Me quitaron a mi hijo, y ahora a mi pareja.— Draco no dudó en utilizar su varita, mostrando su habilidad como un excelente duelista, no iba contra de la pureza de la sangre, él sabe cosas de su pareja, pero, no soportaba un mundo donde él no existiera. —Lo mataste!!!—

Todos los presentes estaban impresionados por la habilidad de Draco Malfoy, pues nunca había mostrado tales destrezas, siempre tranquilo y en su mayoría se mostraba indiferente, pero ahora había logrado que el señor tenebroso retrocediera varios pasos, cubriéndose de hechizos del mayor, nadie habría imaginado que un Malfoy pudiera hacerle frente al Lord. Voldemort estaba sorprendido, no entendía cómo ese joven prodigio, estaba en su contra, hasta que recordó algo...

—Prometiste no matarlo, prometiste dejarlo vivo, si yo mataba a los que te estorbaban.— Draco estaba herido, sentía que estaba sólo. —Regresame a Harry, ¡tráelo de vuelta!— Lanzaba más hechizos, cada vez aplicando más fuerza y con menor rango de error.

El dolor era palpable en las palabras del menor, Pansy estaba a su lado, Theo también, Crabbe y Goyle atrás de él, y aun así, se sentía sólo.El señor tenebroso se había hartado, así que sin miedo ni remordimiento, lanzó la maldición Cruciatus para debilitar al menor, mismo que se hincó, pero ni así bajó su varita, los jóvenes que cubrían a Draco eran atacados por varios mortifagos, haciendo difícil la protección de su amigo. Sus padres se habían unido a la protección de su hijo, usando su varita con total destreza, demostrando lo hábiles que eran y cómo estaban dispuestos a todo por su hijo.

—Avada Keda...—

—Protego totalum— La magia de un joven desvió el ataque qué acabaría con la vida de Draco. Narcissa y Lucius ya estaban atacando a sus antiguos colegas, sólo por amor a su hijo. —No tocarás a Draco...—

Todos se sorprendieron, Harry. O más bien, el espíritu de Harry había protegido a Draco. Aunque en su mirada no había odio, utilizó el único recurso qué tenía aislado, nadie entendería nada. Pero sería suficiente.

—Me uniré a ti, te ayudaré, siempre y cuando ellos vivan.— Harry no se detuvo al enfrentar a ese hombre.

—Parsell...— La voz de Mcgonagall hizo que todos se sorprendieron..

—Yo también estaré ahí, no te vallas.— Draco entendía la lengua Parsell, Harry le había enseñado. Ésto porque así podrían comunicarse. Sin qué nadie supiera nada.

Voldemort dudó, había una forma de evitar todo lo que se había hecho, pero tendría graves consecuencias. Más porque no había un vínculo sanguíneo, pero si no arriesgan, ninguno ganaba nada.

Harry estaba frente a Draco, su magia es fuerte aun siendo sólo su espíritu, y Tom no pudo evitar compararlos, fuertes, sonrientes, implacables y cada uno representante de un dolor diferente. La venganza y la pérdida.

—Está bien, acepto. Pero quiero algo a cambio.— Tom no cedía, había algo que anhelaba. Pero no sabía cómo pedirlo.

—Dime...— Harry tenía sus dudas, pero en realidad sentía un extraño tirón.

—Aprenderás las artes oscuras.— Dijo firme, si ese mocoso era capaz de hacerle frente siendo bueno en la defensa contra las artes oscuras, sería interesante tenerlo del otro lado.

Harry contempló sus opciones, cuando comenzó a estudiar las artes oscuras, Draco estaba ahí, por eso el decidió enseñarle su defensa, aprendió a hacer el patronum, un hermoso pegaso, majestuoso y fuerte como lo es Draco.

—Acepto.— Harry sentía poca magia a su alrededor, su tiempo estaba a punto de acabar.

—Lasso quod magicam continet, universum mutat et verum percolat. Haec entia coniungunt et ea in rem reficiunt. (Lazo qué contiene la magia, altera el universo y filtra la verdad. Conecta a estos seres y reincorporados a la realidad.)— Voldemort conjuro uno de los hechizos más poderosos y antiguos, utilizando latín pero agregando escritura en Parsel. Siendo un hechizo de la familia Gaunt. Algo poderoso y que no tenía contrahechizos.

Y de esta forma el mundo que conocía Harry, pareció. Todos los que tenían que trasladarse de realidad, cayeron en un profundo sueño, duraría un par de días para que todos recobraran energía, pero solo Harry y Voldemort tendrían la memoria intacta de lo pasó. Los demás olvidaría todo.