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—La imprudencia del General Bakugou nos va a traer mala reputación, ¿Qué no entienden? –Con voz llena de rabia azotó un golpe en la mesa.

—Tiene razón, pero si él no hubiera soltado esas granadas ellos lo hubieran hecho tarde o temprano. –su voz firme salió a flote, un imponente superior de nombre Tenya Iida.

—Le tengo mucho respeto a usted por el prestigio de su familia y, que a pesar de que es joven ha podido comandar de forma excelente su sección militar, pero no puede defender todo el tiempo al General Bakugou. –Su voz se calmó.

—Debo hacerlo, si lo castigan de esa manera perderemos mucho potencial en las batallas y en el cumplimiento de la protección a los ciudadanos. El general Bakugou se encarga de la División militar, es demasiado importante para nosotros ya que solamente hay tres personas nombradas a este cargo, no pueden castigarlo por hacer su trabajo y por como se le dio la orden. –un ademán repetido con su mano derecha apareció conforme hablaba.

—"¿Cómo se le dio la orden?" –preguntó incrédulo.

—"Eliminen o arresten quien sea que invada el territorio militar, si llegan a la base y roban nuestros planes, no se los perdonaré". Esa fue la orden que recibimos todos en el campo de batalla, si es que usted cree que estoy injuriando puede castigarme. Pero hay pruebas y hay testigos de haber recibido la misma orden.

El ambiente se tensó y unos que otros murmuraban sobre lo que acaba de decir el general Iida. Que dijera eso de una manera tan firme y decidida, lo hacía digno de su título como General de cuerpo del ejército.

—No hace falta General Iida, no debes llegar a ese tipo de extremos. Es cierto, fue la orden que se dió desde por parte del Ejército Imperial. Claro que no con las mismas palabras, seguramente la orden fue dada por el General Endeavor, pero el consejo lo decidió y se ejecutó cómo tal lo pidió, por lo mismo, no se debe castigar. –un bostezo cansado de un hombre agotado y con apariencia un poco desalineada hablo– Sin embargo, el exceso de las granadas y objetivos tipo bomba son muy constantes en las batallas, aún si son peleas minúsculas, por eso al General Bakugou solo se le tendrá permitido cinco explosivos en cada batalla. –levantó su taza de café y la llevo a sus labios, dando un gran trago.

—¿En serio solo cinco? –chasqueo la lengua y sus brazos se cruzaron.

—Usted sobrepasaba los treinta explosivos permitidos por sector en el campo de batalla, terminábamos con daños materiales demasiado costosos, muchas muertes y no olvidemos que usted fue causante de herir a soldados y militares. –Lo miro unos segundos en silencio, pensando sobre el castigo– Durante medio año solo tendrá el permiso de cinco explosivos.

—¡¿Medio año?! –se levantó de la mesa abruptamente– Oh no, ni lo piense. –Lo señaló– Para medio año el enemigo tomará ventaja al no contar con la suficiencia de mi ayuda, ¿Realmente se harán responsable? –gruñó

—Nos arriesgaremos. –algunas sonidos de impacto y otros murmullos llenaron la sala. Aizawa al notarlo carraspea haciendo que los demás guarden silencio– No podemos seguir así general Bakugou. Si prefiere no aceptar su castigo, podemos penalizarlo y bajar su cargo a Coronel, ahora siéntese. –lo miró retador pero su voz seguía tranquila y firme.

No dijo nada más, se tragó su orgullo y se sentó agresivamente en su asiento. La junta concluyó minutos después de que Bakugou firmará un acuerdo de su castigo, el mismo que también firmaron presentes del Ejército Imperial.

El país de Japón se enfrentaba a una crisis, países vecinos y potencias mundiales querían adueñarse del país. Japón empezo a ser demasiado eficiente con máquinas avanzadas para guerra y armas más poderosas, su desarrollo tecnológico en total fue codiciado por muchos países. Sin problemas, Japón empezó a comercializar internacionalmente a un precio justo –sobrepasaba los 400 millones de dólares la venta de cada producto–, pero al parecer, las naciones no se conformaron con la tecnología que enviaban, pedían más y al no poder costear los productos a un precio más accesible, enviaron espías y personas que pudieran robar sus planos. Han pasado 10 meses desde que empezaron a proteger con más seguridad a la población, tratando de evitar catástrofes. Protegen a los inventores con más prestigio más que a nada en el mundo, aunque algunos llegan a ser sobornados para trabajar para otros países.

Fuck you, teacher | KiribakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora