El Abril era traído como los efímeros a los Cielos.
Se respiraba el venturoso y bien recibido vientecillo de la alegre primavera.
A leguas veíase el faisán de talante crisolampo, como de la calle el santurrón perro.
Una larga y de rieles hecha y trasladada la máquina lo consagraba al joven: Y su nombre, Makoto Itou, no era motivo de nada.
Tal vez la carencia esa, de especialidad fingida y virtud toda, le invitaba a estar inmerso dentro de la ronda de pensamientos superfluos y en los asuntos incongruentes y peyorativos de un teléfono.
Siquiera un suspiro silente y llano podía escaparse de la boca suya, sellada como la cremallera de su abrigo.
Quizá era tan vago hasta como para incitarse a la búsqueda de un libre asiento.
Considerándolo, la mirada suya vagó por los adentros del vagón, y pudo encontrarse con un imprevisto, y vaya que era fortuito.
Sabría luego que la joven aquella, hermosa y elegante aun con los uniformes escolares, se dirigía hacia el mismo destino que él.
Aun sin cruzar miradas, aunque juraría haber estado cerca antes de que alguno de los dos tuviera que retirarse, hubo enamorado con sólo distinguirla entre tanta monotonía.
«Era tan hermosa... ¿Cómo se llamará? Ha de tener un nombre tierno como su figura».
Sin embargo, Itou debía complacerse más con la imagen a su fondo de pantalla, que al consuelo de su disparada memoria.
Aunque tímido y discreto, sabía risueño que aquel ritual contemporáneo le podría asistir a él en su amorosa e interesada empresa.
Ella toda en torno a esa chica hermosa, una a quien cruzó y hubo de ver en la insólita caverna tecnológica que era el salón del tren.
«Además, esos atributos... No, juraría que cruzamos miradas. ¿Y si vio la foto que le tomé? ¡Argh, pensará que soy un simple pervertido!»."Siguiente Estación. Por favor, si ha de bajarse, baje enseguida".
Lo último que oyó Makoto antes de salir presuroso del tren, y luego de haber visto una última vez su reciente fondo de pantalla.
Estaba seguro de que el Ritual iba a servir.
La Escuela Sakakino prestigiosa y muy solemne daba rienda suelta a las opiniones y a las varias adulaciones de los padres.
Era así lujosa, de un jardín suntuoso y unas entradas pomposas que deleitaban a la vista.
Sin duda alguna, la Escuela emitía una imagen intachable y digna era de ser venerada. Así repartido fue el nombre suyo de boca a boca.
No obstante, también pie daba a que las viejas y las nuevas amistades se perpetuen a las vísperas del comienzo de clases.
Como alguien bueno, Makoto recibió apenado una sorpresiva y enérgica bienvenida de los amigos suyos.
Sin embargo, lo que le había acontecido hoy por la mañana era entero oculto. Nadie más que Makoto lo sabía.
E ideaba que así el asunto se quedaría, y así sólo él lo sabría.
Pero no fue como quedría.
"Al iniciarnos en este poemario, hemos de aclarar que...". Así sonaba aquel insípido profesor en su aburrida charla de la Poesía.
Entretanto, Makoto observaba la foto de su teléfono. Sin percatarse de que su compañera de asiento, quien se presentó a él poco antes con el curioso nombre de "Sekai", estaba observando poco juiciosa el teléfono y su pantalla.
-¿Ah? No me digas que... -expresó Sekai, y Makoto tornóse molesto y de súbito retiró el aparato de la vista de su vecina de asiento.
-¡¿Qué haces mirando, idiota?! -dijo Itou en un arrebato de rabia y vergüenza. Primero, nadie debía ver la foto para que el ritual diera frutos. Y segundo, no quería que aquélla piense ni le moleste con ser un estudiante perverso que guarda fotos de chicas.
Pronto, y antes de que Sekai responda con algo más que su pícaro semblante, el maestro llamó la atención de ambos.
-¡Qué tierno! Guardando las fotos de tu enamorada, yo no creí que Makoto-Kun era de ésos -contestó con algo de picardía y burla amigable. Él, por el contrario, ya estaba sonrosado de la pena y algo molesto.
-¿De qué hablas, Sekai? Ya deja de ser tan chismosa, ella no es nadie y ni te incumben mis asuntos -excusándose, deslizó prudente al móvil a su bolsillo. Vio cómo Sekai se le acercaba con fastidioso interés.
-¡Parece que Makoto-Kun cree en los rituales de ese tipo! -al decirlo, a Makoto se le heló la sangre y expresó asombro y pudor con su nuevo rostro de vergüenza-, por su uniforme, ella tiene que ser de esta misma Escuela. ¿Quién es? ¿Ya le hablaste? Uhm... ¿Tal vez hay algo en lo que yo pueda ayudarte?
Makoto ya no podía fingir algo que la misma Sekai conocía. Al final no era tan idiota como aparentaba. Suspiró con pesadez, y avergonzado miró a la ventana.
-Yo no necesito de tu ayuda, tampoco pienso hablarle. No me molestes, Sekai -decía con cierta melancolía y aflicción. Mas en el fondo sentíase algo entusiasta por la idea de hablar con ella, quizá carecía del valor y la experiencia para hacerlo. Después de todo, él había convivido gran parte de su vida con su otro mejor amigo Taisuke, quien solía hacer honor al poco contacto femenino que ambos podían recibir: Dos vírgenes en desespero, uno más que el otro.
-¡¿Ah?! ¡¿Qué tipo de hombre eres?! -dijo como exaltada por la falta de actitud de Makoto. Éste se asustó leve, y volvió el maestro a retarlos a ambos y tales a pedir disculpas-. Si no tienes el valor de acercarte, yo haré que te acerques. Iré a buscarla en el receso y haré que ambos puedan conocerse. ¡Tómalo como un regalo por nuestra amistad!
«¿Yo siendo amigo de ella?». -Yo n-no es lo que estoy buscando, Sekai. No hagas que piense cualquier tontería de mí -dijo Makoto, como desabrido de la idea.
-Aún tienes que conocerme bastante, Makoto-Kun. Yo suelo hablar muy bien de mis amigos y ayudo a la gente en lo que sea: Éso me hace muy feliz. Déjame ayudarte, ¿quieres? No aguanto tu situación de hombre pobre en espíritu -mencionó burlona, y Makoto respondió con alaridos de confusión y enojo, a lo que fueron retados por una tercera vez.
Quedándose en silencio, vio que su compañera escribía en su propia libreta y le enseñaba lo escrito a él. Decía: "Le hablaré de Itou cuando sea el espacio recreativo, ¡confía en mí!"
A lo que Makoto respondió: "Está bien. Y mantenme al tanto".
Una sonrisa de triunfo fue dedicada de Sekai a Makoto.
Recién ahora comenzaba a arrepentirse éste, ya era muy tarde para hacerlo.
Sólo le quedaba confiar en la vivaz y entrometida Sekai.
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Novela Ligera de School Days.
Teen FictionNovela ficticia e iteraciones a manos de este bien versado escritor.