1. Mirar

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El volumen de la música en mis oídos era alto en comparación al sonido bajo de mis pasos de vuelta al dormitorio. Mis dedos no dejaban de apretar una y otra vez los tirantes de mi bolso mientras pensaba en el examen lleno de rayones rojos y con la horrible calificación que se encontraba arrugado al fondo del bolso. Era una calificación que nunca antes había obtenido, al menos no en Silas. Mis pensamientos vagaban y daban vueltas alrededor de todo ese tiempo perdido encorvada frente a la computadora y los libros de texto.

Sin embargo, no podría pensar en mis horas de estudio sin pensar también en mi bendita compañera de cuarto que se la pasaba revoloteando con tan poca ropa por la habitación mientras yo intentaba estudiar, o teniendo conversaciónes eróticas por teléfono frente a mí de forma intencionada -mientras yo la ignoraba con todas mis fuerzas- a la vez que me recorría el cuerpo con la mirada como si quisiera...

Pero ella no era el punto. Seguramente estará en el dormitorio cuando yo regrese, siempre estaba allí durante el día, pero la ignoraré como siempre lo hago, aun cuando tenga puesta esa blusa que tenía la otra noche, o esas medias que cubrían sus piernas largas, o esos pantalones de cuero... Dios, esos pantalones de cuero... Sacudo la cabeza como para alejar esos pensamientos y abro la puerta:

No tenía puesto los pantalones de cuero, de hecho, ni siquiera tenía puesta ropa interior: estaba tumbada al borde de la cama, tenía la cara sonrojada como nunca antes se la había visto; una de sus manos se deslizaba por debajo de su camiseta sin mangas, y podía ver cómo por debajo del escote la punta de sus dedos se clavaba en uno de sus senos mientras la otra mano estaba... Oh, Dios.

Una cosa de color asomaba entre sus dedos, y su mano vibraba ligeramente mientras lo sujetaba entre sus piernas abiertas; hizo un movimiento de muñeca y, de repente, pude ver más del vibrador y de mi compañera de cuarto de lo que alguna vez habría querido ver; sus talones se hundían profundamente en el borde del colchón, y con cada segundo que pasaba, sus piernas se contraían una y otra vez con un espasmo violento.

De repente me doy cuenta del lugar donde se había posado mi mirada y retiro brúscamente la vista de allí y le miro la cara. Esperaba encontrar la usual sonrisa desdeñosa, esa expresión burlona que siempre ponía cuando me atrapaba mirándola, pero no había ninguna sonrisa esta vez: tenía los ojos cerrados, la cabeza apoyada contra la pared, la piel sonrojada desde las mejillas hasta el pecho que subía y bajaba rápidamente con su respiración; su boca estaba abierta, pero no emitía ningún sonido más allá del de rápidas exhalaciones que casí podía sentir en mi propia piel.

Aún no me había visto. Su tonificado brazo se flexionó muy ligeramente, y debe de haberle hecho sentir algo muy pero muy placentero porque hizo que se le escapara un grito ahogado de sorpresa, alto y agudo; y al escucharlo, sentí que yo misma perdía las fuerzas. Sus ojos se abrieron de golpe, pero su mirada no se clavó en mí sino en el techo mientras su espalda se arqueaba y un sonido entrecortado escapaba de sus labios:

"Laur..." Pero en ese momento la puerta se cerró de un portazo. Ahí me di cuenta de lo sudada que se me había puesto la mano sobre la perilla de la puerta al haber escuchado su grito ahogado. Ella pareció desplomarse sobre la cama cuando me vio, al tiempo que removía sus manos rápidamente y las ponía detrás de su espalda. Sus mejillas sonrojadas tenían un tono distinto ahora, y sus labios se contraían incómodamente. Sus ojos se veían oscuros y temerosos al encontrarse con los míos.

"Yo estaba... tú estabas... No estaba mirando," logré tartamudear. Sentía que estaba como paralizada mientras veía como su cara iba de una expresión a otra tratando de elegir la expresión apropiada frente a mí. Su respiración seguía estando entrecortada cuando su rostro adoptó su sonrisa característica junto con una mirada todavía profunda y llena de deseo. Creo que ella sabía el efecto que esa mirada tenía porque sonrió aún más abiertamente cuando mis rodillas amenazaron con hacerme caer.

"Laura," dijo, su voz todavía tenía un deje de la misma sorpresa que me había llevado yo. "Qué casualidad, justo ahora estaba pensando en ti." Por lo visto, ya no le quedaban rastros de la verguenza que había sentido al principio porque de una vez se levantó y dio un paso hacia la puerta donde yo estaba.

"¿Me... me voy?" Le pregunto totalmente confundida.

"¿Te quieres ir?" Pasó su mano ligeramente por su torso hasta rozar los pezones aún erectos debajo de su blusa. Giré hacia la puerta para abrirla, pero mi mano se resbaló de la perilla al primer intento de abrirla. "Aunque podrías quedarte. Llegaste en la mejor parte."

Me volteé lentamente. Ella se encontraba más cerca ahora, y su mano volvía hacer un recorrido por encima de su blusa. Miré las formas que se hacían por debajo de la blusa, al tiempo que su mano subía y tocaba justo el sitio que, de repente, sentí muchas ganas de tocar también. La miré a los ojos.

El miedo y la duda seguían allí. A pesar de que tenía los labios separados en una sonrisa seductora mientras masajeaba su propio seno, sus ojos no escondían lo que sentía: tenía miedo de mi reacción. La mano de Carmilla se detuvo al tiempo que estudiaba mi rostro cuidadosamente, y su sonrisa comenzó a borrarse lentamente.

"Yo, mm... tengo que irme" le dije. Salí precipitadamente al pasillo y cerré la puerta detrás de mí antes de que pudiera decirme algo. Me tomé un momento para respirar.

"Oh por Dios," dije en voz baja. Sentía un martilleo por todo el cuerpo, y la sangre que hervía bajo mi piel me hacía sonrojar.

"Oh por Dios," escuché amortiguado pero claramente a través de la puerta; oí sus pasos de vuelta a la cama, una pausa, y luego un zumbido bajo. La sensación de martilleo aumentó. Necesitaba encontrar un baño, y rápido.



NOTA DE AUTOR/TRADUCTOR

Espero hayan disfrutado el primer capítulo. Ya estoy traduciendo el segundo, lo publicaré este fin de semana, 25 o 26 de julio. Me he tardado porque entre el trabajo y la tesis, no había tenido tiempo. Espero organizarme mejor y tratar de publicar semanalmente.
Comentarios, dudas, críticas y sugerencias serán bien recibidos así que si tienen alguno, sientanse libres de compartirlos.
Un abrazo.

Carmilla. Tal Vez Podamos CompartirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora