Única parte

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Roier a diario fantaseaba con como Spreen podía llenarlo de placer de una y mil maneras diferentes.

Para Roier era horrible la sensación de tener a Spreen tan cerca y tan lejos a la vez, es cierto que vivía con él y de vez en cuando charlaban, pero no era suficiente para Roier, jamás tendría suficiente de Spreen.

Parte de la rutina de Spreen era salir de paseo, y este día no era la excepción, está vez aviso a Roier que iba a salir, así que Roier sabía que tenía la casa para él solito.

Decidió terminar su partida e ir a su cama, dónde empezó a imaginar cómo Spreen tocaba suavemente su cuerpo. Está vez decidió intentar algo nuevo para él.

Roier montaba lentamente una almohada mientras imaginaba que era Spreen, soltaba pequeños jadeos y su rostro estaba sonrojado. Roier disfrutaba tanto aquello que no se dió cuenta de la presencia de cierta persona.

Spreen había llegado y quería avisarle a Roier que había comprado algo para él, pero se llevó una gran sorpresa al encontrar a Roier montando una almohada, a los ojos del pelinegro se veía tan sexy.

- S-spreen, Spreen- gemía Roier.

- Decime bebé-

Inmediatamente Roier detuvo sus movimientos y lentamente volteo al lugar donde provenía esa voz, al verlo ahí de pie, recargado en el marco de la puerta Roier se congeló e intento dar explicaciones, pero solo salían pequeños balbuceos de su boca.

Spreen sabía lo que podía lograr en Roier, claro que lo sabía.

- ¿Qué pasa? ¿Acaso no podés hablar?- dijo mientras se acercaba a Roier el cuál aún no sabía que hacer.

Spreen tomo el pequeño rostro de Roier en sus manos y lo miró directo a los ojos, haciendo que Roier inmediatamente volteará su mirada hacia otro lado.

- ¿Por qué no me dejás ver tus ojitos?-

- Spreen...yo-

- ¿Vos qué? ¿Acaso pensabas que no sabía lo mucho que me deseas? Escúchame bien, nuestros sentimientos son mutuos, porque no sabes lo mucho que yo también te deseo- Roier solo pudo estremecerse en los brazos de Spreen el cuál comenzó a besar su pequeña boca.

Era un beso lleno de pasión, dónde se podía saber lo mucho que ambos se deseaban.

Las prendas de ambos podían verse tiradas en el suelo. Roier estaba debajo de Spreen gimiendo debido a que este lo estaba preparando para poder penetrarlo, ya había metido tres dedos y Roier estaba desesperado.

- Spreen, s-suficiente, mételo ya-

- ¿Que dijiste? No escuché-

- Maldita sea Spreen, cógeme- dijo cubriendo su rostro con sus pequeñas manos.

- ¿Quién crees que eres para mandarte pequeño?- dijo Spreen en un gruñido.

Spreen sacó sus dedos de la estrecha entrada de Roier, con una mano tomó su linda cadera y con la otra tomó su miembro para alinearlo en la entrada de Roier, iba introduciéndose poco a poco hasta que metió su miembro por completo.

Roier tenía sus ojitos marrones cerrados, Spreen suponía que tenía miedo así que empezó a dejar pequeños besos por toda su carita, haciendo que Roier se relajé y abra sus ojitos.

- No tengas miedo, seguiré cuando estés listo- Roier solo estiró sus brazos y le dió un fuerte abrazo a Spreen mientras decía

- Sigue, estoy listo-

Inmediatamente Spreen se empezó a mover soltando pequeños jadeos. Por otro lado estaba Roier el cuál gemía debido al placer que el pelinegro le causaba.

A los ojos de Spreen Roier se veía tan lindo, con sus ojitos cerrados debido al placer su boca entreabierta dejando salir un pequeño hilo de saliva, sus mejillas color carmín, su vincha y algunos mechones de cabello que estaban pegados en su frente debido al sudor. Tal vez deseo no era lo único que Spreen sentía hacia Roier, sus pensamientos fueron interrumpidos por un hormigueo en su abdomen bajo y las palabras de Roier.

- S-spreen, estoy a punto de... v-venirme-

- Yo también, hagámoslo-

Spreen y Roier se corrieron al mismo tiempo, Roier soltaba un gran y agudo gemido que seguro los vecinos pudieron escuchar.

Spreen se dejó caer en la cama y rodeo con sus brazos el pequeño cuerpo de Roier mientras besaba su frente, sus respiraciones eran agitadas, intentando recuperarse del orgasmo que habían tenido ambos.

- Spreen-

- Decime-

- Creo que te amo- dijo Roier escondiendo su rostro en los brazos de Spreen.

- Creo que yo también te amo- dijo Spreen mientras sacaba el rostro del contrario de sus brazos y le plantaba un beso lleno de cariño.

Fantasía | Sproier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora