"La gente es difícil de entender, siempre lo ha sido", recuerdo escuchar esa frase de una figura difusa, no obstante aquello no le resta razón. En realidad, ni siquiera logro entender a mi persona.
Pensamientos de diferente índole viajaban por mi cabeza mientras el maestro hablaba frente a la multitud de alumnos con miradas indiferentes, algunos incluso ignorando las llamadas de atención o pasando desapercibidos por el mayor, mientras por mi parte no apartaba la vista de las palabras que recién había escrito en el cuaderno. Un pensamiento, una oración que no salía de mi mente desde que apareció por primera vez dos semanas antes:
"Si no lo puedes hacer, suéñalo"
"Suéñalo, créalo"; dos palabras que empecé a murmurar repetidamente hasta que me percaté del maestro mencionando mi nombre una y otra vez para llamar mi atención; los demás ya habían salido del salón.
La mirada del maestro de español denotaba decepción, pero había señales de preocupación en contra del reglamento de docentes, sus ojos se toparon con la tinta impregnada en la página enfrente mío, pareció leerla un par de veces antes de darme una palmada en la espalda -Ve a casa- sin decir nada más, se alejó del aula por el pasillo escolar dejándome en el frío entorno del salón de clases vacío. Honestamente, no me molestaba en lo absoluto.
Tomé las pocas pertenencias que se encontraban fuera de la mochila y salí de las instalaciones sin mucho apuro, "Für Sarah" resonaba en mis oídos gracias a unos pequeños audífonos que mi madre había cedido; la canción era proveniente de un musical alemán llamado "Tanz der Vampire", no hacía mucho que tuve la suerte de encontrar el acto completo en Berlín, 2011, desde que las primeras notas empezaron y el aprendiz salió a la luz entre la niebla del escenario... había quedado fascinada por completo, especialmente por lo insignificante que el chico se sentía al principio de la obra; no obstante eso no fue lo que hizo que algunas de las escenas se reprodujeran aleatoriamente en mi mente.
Eran esos pequeños grandes números los cuales resaltan el lenguaje del cuerpo, resaltan la danza; las coreografías de "Carpe Noctem" cuando el interés amoroso se encuentra en medio del conflicto de dos hombres en una pesadilla o el último número "Der Tanz Der Vampire" cuando los perdidos se rinden ante la luz de nuevo, es simplemente esa belleza con la que logran unir la música con la historia con el simple uso de sus cuerpos. Algo que nunca llegaré a hacer.
Decimos preocuparnos por el mundo, pero la gente camina por el asfalto ajeno al mundo a su alrededor, un choque, dos choques, un muerto... mientras no les afecte a ellos se mostrarán ignorantes a la situación, esa es la hipocresía humana, yo formó parte de esa raza pasando de largo la escena de ambos vehículos aplastando el cuerpo de un motociclista desafortunado.
Llegando a la puerta de mi hogar tomé mis llaves y abrí la puerta mientras guardo los audífonos en mi bolsillo para caminar directamente a mi pieza, no tenía la energía necesaria como para procesar cualquier tipo de palabra de parte de mi familia; dejándome caer en el colchón sostuve el cuaderno de vuelta en mis manos solo para releer mi frase de nuevo, "suéñalo, créalo", yo quería expresarme con mi cuerpo también, "suéñalo, créalo", dí vuelta a la hoja y busqué una pluma en la mesa al costado de la cama.
"Suéñalo, créalo"...
Comencé a hacer líneas difusas en el papel sin pensar demasiado, no tengo control, poco a poco el rostro de aquella figura se vuelve familiar: soy yo, un autorretrato; parecía mover sus brazos y piernas al ritmo de una melodía sorda con un hermoso vestuario adornando sus extremidades. Pero esa persona de ahí... no es posible que sea yo.
Suspirando coloqué el cuaderno bajo mi almohada para poder cerrar mis ojos una vez más, cómo siempre lo he hecho cada noche.
No esperaba que ese fuera el primer paso a mi descenso.