── 🔦 ❪ control! ❫ ִֶָ˚⊹
❛ wizarding world fanfiction ❜
↳ ❛ ¡ 𝐬𝐨 𝐈 knew I couldn't win
without losing 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐨𝐥. ! ❜ 𓂅‧₊˚
✩.*• ──► 𖤐 ⋮ Los secretos que estaban encadenados a Julie la noche de la caída de Voldemort l...
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¿QUÉ SE PUEDE HACERPARA DETENER EL DESTINO? Los más ilusionados y optimistas siempre creen que con esfuerzo y suerte todo acabará bien y el mal será derrotado al final. Bueno, se trata de finales felices, que la mayoría de las veces están destinados a ser felices. Pero la realidad es algo mucho peor que los cuentos para dormir. Algo cruel y despiadado.
James y Lily Potter estaban sentados en la alfombra de la sala de estar de la casa de los Potter. Sus dos hijos: Julie Lily Potter y Harry James Potter, jugaban con sus padres, arrojando objetos en la cara de su padre de vez en cuando, lo que hacía que Lily se riera en la cara de su esposo.
Pero sabían que lo peor estaba por venir. Estaban al tanto de la existencia de la profecía que involucraba a los niños y que el mismísimo Señor Oscuro los estaba buscando. Por un lado, se sentían seguros, ya que el guardián secreto del lugar era un pícaro, Peter Pettigrew.
Sin embargo, su verdadero temor era la otra profecía, la de que ésta no tenía protección ni pensamiento consolador, y el único esperaba que fuera mentira, aunque sabían que no lo era.
Afuera, los pasos tranquilos pero cautelosos de Tom Marvolo Riddle, o como se le teme en todo el mundo mágico, Lord Voldemort. Ya había descubierto dónde estaban los gemelos que quería quitarles la vida. Las gotas de lluvia cayeron sobre su capa. Parecía que el mismo cielo sabía la tragedia que sucedería, y ahora lloraba en forma de lluvia.
Luego se acercó a la casa, y con un hechizo que provocó un estruendo, derribando la puerta, entró a la casa.
—¡Los bebes! —demandó, apuntando su varita a los rostros aterrorizados de James y Lily Potter.
—¡Nunca! —respondió James—. ¡LILY, CORRE!
La pelirroja, con el rostro de asombro, miedo y tristeza, pues sabía que su esposo no saldría con vida de ese enfrentamiento directo. Pero aun así, tomó a los dos niños, que ya lloraban de horror al ver el rostro deformado del Señor, subió las escaleras y cerró la puerta.
