Los trajes los diseñaron ellos mismos.

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El liguero de Bakugou

Es inevitable no pensarlo, esas líneas verdes que bajaban desde su cintura hasta sus muslos, tan gruesos y apetecibles.

Aparentaban rudeza, sí, pero también tenían pendiendo de un hilo la cordura de varios en la U.A. desde profesores hasta estudiantes, ese carácter hostil solo les hacía preguntarse ¿Quien sería el valiente para domar a esa bestia?

La respuesta llegó un día en otoño... Kaminari (cómo siempre sin temer a una muerte prematura) junto con Mineta (en iguales condiciones) decidieron gastar una pesada broma al de carácter explosivo.

El asunto era simple, fueron a entrenar y al meterse en las duchas solo se les ocurrió.

Dejarían al rubio solo con algunas prendas. Robaron sus granadas, los guantes y ... Sus pantalones.

Al darse cuenta, el rubio no tuvo más opción que ponerse lo que tenía a la mano, dejando sus muslos al desnudo, adornados por las cintas que sujetaban su cinturón pegado a su cintura y piernas solo cubiertas por los boxers, estaba furioso. Pero al salir a la sala algo lo descolocó...

Deku estaba en medio de todos riendo de alguna estupidez de Mineta cuando lo vió, algo en la mirada del peliverde cambio, solo quedó serio.

- ¡¡¡ Malditos, quien robó mi ropa!!!

Todos al verlo comenzaron a reír, bueno casi todos... Midoriya estaba más serio de lo usual, su risa se desvaneció, siendo suplantada por un semblante serio.

Mientras Mineta y Kaminari explicaban que robaron su ropa, Midoriya discretamente se retiró, no sin antes darle sus pantalones, los cuales estaban escondidos en un rincón.

Katsuki no entendió al momento la actitud de su amigo de la infancia, pero lo dejo pasar.

A la mañana siguiente Mineta no asistió a clases, alegando un malestar estomacal muy intenso, nadie le dió importancia, el enano siempre inventaba excusas para faltar a clases.

Katsuki se extraño al oir a Aisawa decirlo ya que escucho una leve y disimulada risa detrás de el, lo vió de reojo, Deku sonreía de una forma sádica, expresión que nunca vio antes en ese bello rostro.

No quiso pensar más en eso... hasta dos días después.

Kaminari tenía una pierna rota, consecuencia de una estrepitosa caída.

Al parecer al bajar por la escalera (ya que el ascensor estaba misteriosamente descompuesto) tropezó con unos guantes negros y acabo de cabeza al final de las mismas.

Todos preocupados llegaron a auxiliarlo, todo parecía normal, con excepcion a la ligera sonrisa de Midoriya.

Katsuki no era tonto y lo conocía a la perfección, casi o más que a si mismo.

Esa sonrisa no era normal, así que decidió tentar a la suerte.

Miércoles...

Era un día algo frío y con amenaza de lluvia, él a propósito no llevo su confiable paraguas y solo espero a alguno de sus autoproclamados amigos para qué llegarán a auxiliarlo, cosa que el desafortunado de cero llegó a hacer.

Al llegar a los dormitorios no se percataron de que un sombrío peliverde iba tras ellos junto a un paraguas sin abrir, llegó totalmente empapado pero no parecía importarle.

Al día siguiente un "acidente" en el laboratorio de química dejo en su epicentro al pelinegro, impositivilizandolo a usar sus cintas por al menos unas tres semanas.

Katsuki quiso llegar más lejos y su conejillo de indias sería... kirishima.

El rubio no fue tan cruel como para no explicarle al "pelos de mierda" el peligro al que quedaba expuesto.

Lo Divertido De Los TrajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora