Michael solo quería aplausos.
Cada vez que tocaba su imaginario lo envolvía en otra realidad. En un escenario revalsado de personas cantando a su compaz algún tema suyo. Personas intentado subirse aunque esté prohibido para tenerlo cerca y tocarlo como una especie de dios. Las miles de palmas golpeándose entre ellas validandolo. Escuchar que es uno de los mejores shows de todos los tiempos.Pero cuando terminaba un tema comenzaba la verdad: un garaje de mala muerte, unos compañeros que tal vez ese día no se habían bañado y de público alguna novia que se olvidaba de aplaudir por estar con el celular.
La banda no sonaba mal, hacían lo que podían y tocaban dónde se prestaba el momento, siendo totalmente emergentes pero absolutamente nadie.Comienza otra cancion a ensayar por ende el escenario imaginario. La batería resuena, el bajista desliza los dedos por el instumento. El vocalista se prepara. Michael cierra los ojos y se encienden las luces y la ovacion.
La verdad es que le ponían entusiasmo, sobre todo el, que no tenía facilidad para los instrumentos, más específico la guitarra la cual ocupaba en el grupo. Pero a duras penas se desvivia por el conocimiento impulsado por su único deseo y fantasía recurrente: la fama.El mounstro de la fama. Tan tangible es aquello en el chico, que no se percata que la música se ha detenido ya que ha pisado un cable y ha cortado la mayoría de instrumentos del amplificador. Sus compañeros lo miran mal, la novia del vocalista levanta la cabeza y el otra vez se ha topado con la torpeza de principiantes.
—Perdón.. no lo ví.
—Te la pasas mucho en tu mundo. No nos puede pasar esto en vivo. En fin, terminamos por hoy
"—¿En vivo? Que estupidez. Si tocamos en un bar frente a seis borrachos y las meseras" Lo piensa, aprentando la mandibula. Daba igual que pasara eso, ¿A quien le importaría?¿A quien le importan? Pero se reserva el comentario que refleja su cara agria y se dispone a juntar los instrumentos como los demás.
Guarda la guitarra, cierra el estuche, enrolla los cables que atraviesan la sala y ayuda a desmontar la batería hasta que Juniper, la voz de la banda, le toca el hombro para llamar su atención.—Michael, a cualquiera de nosotros nos puede pasar. Pero es siempre. Tienes que practicar más, si no será difícil que sigamos juntos.
Este arruga aun más la nariz, entiende la insinuación con cortesía al "despido". Lo cual lo enoja todavía más, todo lo con lo que se estrella es con la frustración.
—Se lo que estás pensando.— vocifera su compañero al ver su cara de perdicion apuntando a la nada. — No lo tomes como un despido, más bien como una oportunidad para crecer ambas partes, a vos te falta tiempo y no está mal, pero no detengas a los demás en eso. Piénsalo y sigue practicando—le vuelve a tocar el hombro con compasión y con una media sonrisa, terminando su discurso para salir por la puerta a sus espaldas con la mirada de Michael siguiéndolo.***
La sensación de fracaso se siente cada vez que apreta el acelerador. Con la postura tensa en el volante, mientras las luces de los negocios color neón se reflejan en el vidrio del parabrisas y resuena en el stereo algún tema ochetonso. Su cabeza está enmarañada de pensamientos. No hay nada peor que sentir que vuelves a casa sin lograr nada.
Las noches son largas, monótonas y llenas de arte tomando la oscuridad como musa. Michael siente que lo que hace no le importa a nadie. Pero no está en sus planes desistir, produce y produce mientras que imagina que su obra es la destacada del siglo. Lo cual termina siendo el motor tóxico que lo mantiene en el círculo vicioso.
No es que no ame hacer arte, siente que sin ello no tendría sentido de vivir, no sé imagina haciendo otra cosa en y para su vida, cómo si no quedará nada más. Pero ese es el problema, este padece del defecto de la ambición y el narcisismo que le es un arma de doble filo: Se siente un idiota por su condición de humano, pero es lo mejor que le sucedió al planeta tierra.
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Camino de Seda
FantasyMichael es un don nadie en el mundo del espectáculo, hasta que una noche se le aparece el diablo para cambiar eso, mostrándole el camino oscuro de seda de la fama.