Prólogo

8 1 0
                                    

Más allá de las estrellas hay un sitio donde se encuentran las respuestas a todas nuestras preguntas y se cumplen nuestras fantasías, en ese lugar estelar los cuentos de hadas son una realidad y no cualquiera puede habitar aquel reino tan vasto de nombre Elaryum.

En Elaryum convivían humanos bendecidos por la dicha de hacer realidad los sueños fantásticos, en esta tierra mágica también hay hermosos elfos, temidos orcos, lindas hadas, imponentes dragones, flores y animales mágicos totalmente increíbles. Todo marchó en paz desde la creación del tiempo y los dioses se maravillaban ante su bella creación, pero todo tiene un final. Hace muchos siglos atrás, de algún lugar olvidado del reino llegó una enfermedad, una maldición. El mundo calló en tinieblas y todos codiciaron el oro que antes era tan insignificante, el odio se apoderó de Elaryum y los humanos esclavizaron a los seres mágicos, en específico a los elfos a quienes consideraron inferiores, las hadas no volvieron a salir del bosque, los dragones se refugiaron bajo tierra y la flora mágica de Elaryum pereció ante la mano del humano. La primera guerra se desató, la tecnología y magia se destinaron para dañar, conquistar y exterminar. No existía ningún propósito para hacer el mal, solo el placer de ver sufrir a los que se consideraban extraños.

Por mucho tiempo la oscuridad reinaba, décadas pasaron y la esperanza de un nuevo amanecer en paz se perdía, fue hasta que el Dios Spes, el sanador, extrañado por tanto caos decidió ponerle fin a esa cruel maldición y para ello descendió de su constelación y utilizó toda la magia que tenía a su alcance. Los dioses antiguos no se involucraban en los problemas de la tierra sideral, pero aquel ser místico decidió ser misericordioso y terminar con el sufrimiento causado por una maldición tan extraña.

En una noche de abril, a orillas del mar, el ser mágico de apariencia indescriptible entonó una bella melodía, la cual era en realidad un conjuro de sanación para eliminar todo el mal del mundo, para devolver a su creación la paz que tanto la distinguía. Por todos los bosques se pudo escuchar la sonata definitiva que terminaría con todo mal. Días pasaron y la melodía se seguía escuchando desde el pico de la montaña más alta, hasta las profundas minas de Elaryum. Spes había ganado. La liberación de los seres mágicos sería recordada hasta los últimos días de la creación, fue entonces que la Primera Guerra terminó y los humanos se redimieron de sus actos ruines, pagando un precio muy alto, la mortalidad.

La partitura de tan hermosa canción fue entregada a una de las últimas familia de sabios elfos y junto a ella se les otorgó un poderoso don, el don del silencio y el dios les dio un nuevo nombre, los Sine'voir. Aquellos seres, ahora sin voz se convirtieron en los guardianes de la paz del reino de Elaryum y decidieron rendirle culto al omnipotente sanador, levantando templos en su honor. Todo volvería a la normalidad y así nadie más volvería a obrar mal ni a dañar a los habitantes del mundo más allá de las estrellas.

La paz reinó nuevamente dando comienzo a una era prospera para Elaryum, los humanos habían sido perdonados por sus horrores y nunca más se mencionó algo sobre la enfermedad de la codicia, a nadie le importó saber su origen o quien la había provocado, pero siempre habrá quienes se interesen en las antiguas leyendas de un reino fantástico, la curiosidad puede apoderar a cualquiera y quien logró ser cautivado por la historia de su pueblo fue el príncipe Damnator, un hermoso Sine'voir de cabellos estelares y ojos con el brillo de mil soles. El elfo, hambriento de sabiduría comenzó a indagar más y más en la mitología de su hogar, era adicto a escuchar a lo juglares contar las grandes aventuras de los héroes que formaron lo que hoy es Elaruym, leía libros y buscaba pergaminos que pudieran saciar su sed de conocimiento y así encontrar el origen de la maldición que había provocado la primera devastación, su necesidad de sabiduría y su capacidad de habla lograron que el pueblo rechazara al príncipe, prefiriendo así como sucesora a su hermana, la princesa Elodya. Ella era todo lo contrario a él, ella era la elfo ejemplar, la portadora del don del silencio quien sería la encargada de mantener la armonía de su tierra por muchos siglos más, así como lo habían hecho los antiguos reyes Sine'voir.

Damnator, en su locura y soledad comenzó a realizar conjuros mágicos sin saber que no podía realizar magia pura, él experimentó con la poca flora ancestral que quedaban en los bosques de Elaryum y con ayuda del grimorio de su hermana logró dotar de conciencia y sabiduría a plantas, semillas y otros vegetales. Su única intención era poder hablar con ellos de lo sucedido siglos atrás, obtener más conocimiento y poder ver el mundo con los ojos de otros seres a los que consideraría sus únicos amigos, lamentablemente el príncipe desconocía que con ello desencadenaría una nueva maldición. Su magia corrupta se expandió por cada rincón, cosas que no deberían de andar en el mundo comenzaron a apoderarse del reino, seres que jamás deberían de conocer la conciencia se levantaron y destruyeron todo a su paso, los humanos fueron los primeros en no resistir las consecuencias del hechizo corrupto del príncipe, llegando así al fin de una era, seres mágicos y humanos no volverían a convivir nunca más.

Un príncipe que jugó a ser un dios cambió por completo lo que se conocía del Reino Estelar y aquel príncipe caído fue afectado por su propia creación, perdió lo único que lo hacía diferente a cualquier Sine'voir. Deprimido y atormentado por sus errores decidió terminar con el encantamiento entregándose a la corte, permitiendo que los hechiceros encerraran su voz para siempre en una misteriosa reliquia que se perdería en la inmensidad de Elaryum, al redimirse logró ponerle fin a su hechizo maldito y a su vida. Las últimas palabras del príncipe caído serán recordadas para todas las eras venideras del mundo sideral.

Solo en las estrellas encontraré el amor que tanto deseo,

la noche cobija mi tristeza y arropa mis sueños.

En la magia de la muerte buscaré al amigo que tanto anhelo.

La nueva era se formó gracias al sufrimiento y curiosidad de alguien a quien apodan el maldito y los seres que reanimó Damnator en su mayoría perecieron, quienes conservaron vida decidieron seguir el camino de paz y se pusieron al servicio de Elodya, jurando lealtad eterna y ayudando a la reconstrucción de un nuevo mundo.

La historia del reino fundado en las estrellas se ha perdido con el tiempo, la paz de aquel sitio será reconstruida por las nuevas razas y esperan que nadie más perturbe la alegría y felicidad de Elaryum, un sitio donde cualquier fantasía se hace realidad, un lugar con tanta magia e historias que harían feliz a cualquier apasionado de los cuentos de seres feéricos.

Crónicas nocturnas: Amanecer de una esperanza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora