Puesta de sol

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"A mayo 15 del 1418.

Hace días, y a través de los pocos dragones que han sobrevivido al nuevo siglo; HeeSun me ha informado que nuestro padre el Rey ha muerto. Me ha pedido que yo, como el último hijo varón que el Rey Jeon Seung ha dejado, regrese al reino y asuma el lugar que me corresponde. La corte ha estado de acuerdo de remover mi autoproclamado exilio, con tal de mantener la monarquía; aunque sé bien que tan solo lo hacen para mantener su estatus dentro del reino. Puedo recordar los malos comentarios y blasfemias que decían (y seguro aún dicen) de mi amado.

HeeSun ha escrito que la iglesia también está de acuerdo con que regrese y asuma mi lugar. Según mi querida hermana, ignorarán el pecado que he cometido y el estilo de vida que he llevado hasta el día de hoy. Y siendo sincero en estas, mis memorias, me he reído por varios minutos, incluso llamando la atención de algunos dragones que mal me han mirado.

¿Qué pecado he cometido? Amar no es un pecado, fue un placer amarlo en ese momento. El estilo de vida que decidí llevar desde ese desastroso día, es más de lo que deseaba, y es más de lo que merecía por toda la sangre que manchan mis manos. Por todas las lágrimas que le hice derramar.

Ah, recordarlo. Recordar a TaeHyung es un placer. Recordar aquel día, donde el olor a sangre y el fuego envolvieron el reino, no lo es.

Pero, ya han pasado más de 20 años desde aquel día. Durante estas dos últimas décadas he querido ignorar el dolor que me dejó esa época, el vacío y la cicatriz en mi pecho. Desde que he comenzado a escribir estas memorias hace meses, no he querido plasmar aquel día aunque lo recuerdo constantemente. Aquello que fue, lo que debía ser, y lo que es actualmente.

Con la mirada fija en la puesta de sol, con sus colores amarillos, azules y anaranjados; puedo recordar.

Amarillo, rubio, como su cabello. Aquel azul, que pronto se tornará más oscuro, es como sus ojos. Y aquel anaranjado, que tan cálido y nostálgico hace sentir a mi pecho; es el color con el que mi piel y su piel se pintaban cuando sobre el lomo del dragón, o juntos y solos al borde de un acantilado, veíamos el día acabar.

Pero ya, he divagado bastante. Aquel efecto de idiotez que tenía TaeHyung sobre mí desde esa lejana juventud aún no se ha ido. Aún me pierdo en mi propio mundo al pensar en él.

No puedo evitar sonreír al recordar sus burlas.

¿Cómo debería comenzar esta parte de mis memorias? Ah, por supuesto.

Era casi una leyenda. Un niño criado por dragones, salvaje e ignorante, incivilizado y sin saber quién era. Día a día preguntándose porqué era tan diferente de aquellos que lo criaron. Hasta cuando cumplió 17 años, y al fin vio a un ser igual a él; el príncipe Jeon JungKook."

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