Change soul REIKAZU//OMEGAVERSE

Two Shot (1)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Suwa Rei es el líder de una de las organizaciones mas importantes del bajo mundo. 

Dentro del circulo de la organización más temida residen los más peligrosos y despiadados agentes que fueron obligados a entrenar a muerte por el "jefe", no importa si fuera niño o niña, adulto o anciano, para los Suwa todo humano era un bien que podría serle un bien valioso si cumplía con una única misión:

Matar.

Para los Suwa no existía otra cosa más importante que cumplir con su deber de acabar con todo rastro de luz, acabar con la vida de una persona no tenia relevancia si así se cumplía la función por la que fueron creados, la sangre noble corría por sus venas y eso pasaría de generación a generación hasta que el nombre de los Suwa cause terror tan solo con mencionarlo.

O eso pensaba Suwa Rei...

Repentinamente el anterior jefe, Shigeki, murió por una fuerte herida de bala que él mismo se planto, nadie sabia el porque ni tampoco cuestionaron nada, a fin de cuentas había un plan de respaldo por si eso llegaba a pasar. 

El arma secreta de los Suwa había heredado lo que le correspondía por derecho de nacimiento, Rei fue sacado de su retiro de 3 años y obligado a hacerse cargo del imperio de su familia. 

Lo obligaron a salir de su departamento, a botar sus preciados juegos  y a ponerse trajes molestosos como ropa diaria en vez de sus cómodos pantalones (aunque parecía que todo su maldito día se trataba de trabajo) pero a pesar de todo como siempre superaba las expectativas de sus nuevos subordinados, hizo lo que se le pidió y cumplió su deber como su padre le había enseñado, demostrando lo calificado que estaba para el cargo. 

Aunque por alguna razón, por cada día que pasaba sentía espinas enrollándose en sus tobillos como si algo quisiera jalarlo nuevamente a su pasado, su corazón dolía y mantenía un  constante dolor de cabeza que le provocaba mantener el ceño fruncido y la mente funcionando las veinticuatro horas del día. 

Todos los días eran una tortura, su mente estaba en la oficina designando y viendo que objetivos le traerían más beneficio, pero si alma parecía perdida tratando de encontrar algo extraviado. 

-Jefe, encontramos al objetivo como lo ordeno, Kurusu Kazuki se hizo cargo de recolectar la información suficiente para derivarlo a los demás sicarios. 

-Entiendo, díganle a Kyuutaro que siga el plan y le de su paga, los demás se encargaran de ejecutar el plan, si algo sale mal saben que les espera a todos-. Dijo mirando con una filosa mirada a su subordinado, a su lado tenia una carpeta de fotos y papeles de familiares o amantes importantes de todos sus empleados, sus puntos débiles, tenia a cada uno estudiado, desde el más inútil hasta el más competente. 

Si el plan de Kurusu fallaba los únicos responsables iban a ser solo los asesinos dándole el castigo de traidores, el informante idiota solo se iba a llevar una sorpresa cuando Ogino le haga una visita a la hermana de su ex esposa, se la iba a poner fácil. 

-. Tonterias-. Murmuro despidiendo al hombre asustado-. Amarrarse a una mujer solo por amor. El amor solo te hace débil. 

Es lo que diría su padre, es lo que diría un digno jefe de los Suwa. 

Clavo un pequeño cuchillo en la cara de Izumi Karin, era lo ultimo que ataba a Kurusu Kazuki a su esposa, si desaparecía su vida le pertenecería a la organización. 

Rei siguió trabajando. Papel tras papel, idiotas llegando pidiendo piedad por alguna misión fallida, lo común en un día normal, poco a poco el cansancio empezaba a afectarle, sus manos empezaron a volverse más lentas y balanceaba su cabeza por la falta de tres días de sueño. Decidiendo que era su tope máximo estaba a punto de retirarse, de no ser porque un idiota entro corriendo.