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Todas las personas volvieron a sus supuestos lugares, guardaron comida, acomodaron sus ropas y evitaron a toda costa pasar por la puerta.

El jefe hacía acto de presencia, un hombre bajo con bastante carácter, demasiado.

Guillermo esperando al jefe en su oficina, terminó de arreglar su traje. Ni bien vió al hombre pisar el lugar, tomó el café y estiró su mano al joven. Esté lo agarró sin decir nada, ni se atrevió a  mirarlo.

— Buen día, jefe, tiene una conferencia en treinta minutos.

— Sí, sobre los libros de primavera, ya sé. - Contestó sentadose en su lugar y guardando el teléfono.

— Reunión de empleados a las nueve.

— ¿Llamaste a...? ¿cómo se llama?, la de las manos feas. - Con su mano desocupada intentó imitarla.

Guillermo le acerco unos libros.

— Sí, janet. La llamé y le dije que si no tengo su manuscrito a tiempo, no hay lanzamiento. - Lionel comenzó a leer los libros. — Oye, llamó tu abogado de inmigración. Dijo que es imperativo...

— Sí, sí, sí, sí. Cancela la conferencia. - Respondió antes de que terminará de hablar. — Pásala para mañana y que espere el abogado. Ah, y llama a relaciones públicas para que hagan un comunicado, cris va a estar con oprah.

Magaña lo miró expectante.

— Guau, excelente. - Murmuró alejándose de allí, tenía tantas cosas que hacer.

— Si quiero que seas un chupa medias, te lo voy a pedir. - Observo su café y notó algo extraño, giró su silla hacia la computadora. — Pará, - Guillermo detuvo su paso y lo miro. — ¿Quién es karen? ¿y por qué quiere que la llame? ‐ Interrogó.

Magaña observaba con vergüenza aquella nota que había dejado la muchacha de la cafetería, con su número escrito, en el café que sostenía lionel.

— Bueno, la verdad ese era mi café.

— Y voy a tomar el tuyo porque... - Habló aún mirando al café, esperando una respuesta.

— Porque derramé tu café. - Confesó honesto.

Lionel asintió y probó el café.

— ¿Tomas café con leche light, con canela, y sin azúcar?

— Sí, claro. - Movió su cabeza lentamente. — Es la navidad en un vaso.

— ¿Es una coincidencia?

— Increíblemente lo es, bueno, la verdad... - El teléfono comenzó a sonar, guillermo camino lento para contestar. — No sería posible beber el mismo café que el tuyo solo por si acaso se derrama el tuyo. Eso sería patético. - Agarró el teléfono. — Buenos días, oficina de messi. - Intentó no mirar la sonrisa burlesca que hacía el castaño. — Hola, emi. - Lionel le hizo señas que logró comprender de inmediato. — De hecho, vamos a tu oficina ahora, sí.

— ¿Para qué vamos a su oficina? - Pregunta luego de colgar.

Lionel giró en su silla y sonrió, dedicándose a leer algunas cartas que estaban en su escritorio. Guillermo entendió, así que sin más se dirigió hacia su escritorio para teclear rápidamente un mensaje para todos en la oficina.

"El enano tiene su pico y está por minar!"

— ¿Terminaste el manuscrito que te mandé? - Preguntó ansioso.

— Leí unas páginas, no me impresionó lo suficiente.

Seguían caminando.

— ¿Quieres escucharme?

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⏰ Última actualización: Apr 14, 2023 ⏰

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