Extra

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Todo era oscuridad, sus ojos estaban cubiertos, sus manos atadas, se sentía humillado de esa forma, de rodillas y sin una sola prenda encima. Sin embargo, la humillación no era nada cuando la oscuridad comenzaba a causarle pánico conforme pasaban los minutos.

Su corazón latía con fuerza, podía escucharlo retumbar en sus odios, su respiración era pesada, estaba alerta, tanto que la ansiedad con sus sentidos hipersensibles estaba comiéndolo. Quería quitarse la venda de los ojos, sabía que no corría peligro, pero el sentirse indefenso era suficiente para llevarlo al borde.

Escuchó la puerta abrirse, el aire trajo hasta él un perfume que reconocería en cualquier lugar, pasó del miedo a la oscuridad a la excitación, apretó sus piernas casi queriendo ocultar lo que pronto sería evidente.

—Tan necesitado...

La voz era suave, podía escuchar la burla, no podía enojarse por ello, le gustaba la forma en que el otro lo despreciaba, al menos en situaciones como esta.

Sintió algo frio en su pierna, podía intuir que era la suela de un zapato, se metió entre sus piernas y un ligero movimiento fue suficiente para entender lo que deseaba. Con algo de vergüenza abrió las piernas dejando toda su intimidad a la vista del otro, podía sentir el calor aumentar y seguro que su rostro estaba ruborizado.

Escuchó un tarareo suave, complacido, le hizo feliz, pero le hubiera encantado ver la expresión del otro hombre.

—Casi no puedo creer que seas el mismo que me robo nuestro primer beso —canturreo rodeando al rubio, colocándose a sus espaldas, inclinándose para correr el pelo que cubría su cuello, intencionalmente acariciando este mismo. —¿Lo recuerdas? Estabas tan molesto por que no te bese cuando me salvaste de los Lee, así que cuando estaba por marcharme me atrapaste contra la pared y me besaste, tan desesperado, tan mal educado...

La piel de Hyunjin se erizó, dejo salir un gemido bajo al sentir la respiración del otro en su cuello, cerca de su oído, sus labios estaban tan cerca, habían rozado su piel y era una tortura no poder sentirlos como era debido.

Quería rogar por que lo besara de una vez, que lo tocara, pero sabía que debía mantener el silencio.

—Dime Hyunjin ¿lo recuerdas? —preguntó con un tono más demandante, casi sonando enojado y cuando el rubio no contestó de inmediato, dio un tirón a su cabello.

Hyunjin asintió rápidamente, su voz débil ahogándose en un leve quejido. Sintió al otro moverse para quedar frente a él, su mano se posó en su mejilla, instintivamente se inclinó para sentir más aquel toque, pero no duró mucho... aquella mano se deslizó hasta tomar su barbilla y levantar su rostro. Aun en la oscuridad podía dibujar con su imaginación la figura de aquel hombre que adoraba, podía ver sus ojos mirándolo de una forma que le había costado años lograr que lo hiciera.

—Eres tan malo Hyunjin, tienes una venda y aun puedo ver como suplicas con esos ojos tuyos ¿Cuándo te volviste tan patético?

No pudo evitar el gemido lastimero que salió de sus labios ante aquellas palabras, realmente era alguien débil.

—Jisung... —pronunció apenas, sonaba tan extraño.

El dedo que sostenía su barbilla se elevó para presionar sus labios y poco después fue retirado solo para recibir una nueva presión en el mismo lugar, su corazón bombeo con rapidez tan pronto se percató de que se trataba de los labios de Jisung, lo beso con suavidad, podría decir que hasta con dulzura, aunque apenas pudo saborear aquello cuando este se volvió más desordenado y demandante, el más joven mordió su labio sin delicadeza, tan fuerte que no tardó en probar el sabor de su sangre.

Chiaroscuro || HyunsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora