𝙈𝘼𝙁𝙄𝙊𝙎𝘼 - 𝙔𝙤𝙪𝙣𝙜 𝙈𝙞𝙠𝙤

Cap. 1

En ese club privado estaban los artistas más conocidos, y gente de alto nivel...

Allí había un pequeño escenario para que los artistas invitados canten, al fondo se encontraban los barman, y sofás de cuerina para mayor comodidad. En ese club, no entraba cualquier persona, por eso era tan poco conocido por la gente. De hecho, la gente "común" no sabía de este club.

—Balen...

—Escucho, ¿Qué pasa? —dijo la mujer luego de beber su copa de champagne.

—Sé que hoy es su día de descanso... De relajación, para usted...

—Pero...

—Pero, tuve que viajar hasta acá porque surgió una desgracia.

La mujer lo observó con una ceja levantada, y sin decir nada espero a que terminara de hablar.

—Mataron a uno de los nuestros... Mataron a Fabricio Núñez.

—No te preocupes, hombre... Ese hijo de puta lo mandé a dormir yo. Era un espía, ¿Qué pretendía ese hijo de mil putas... Que no me iba a dar cuenta? —contestó mientras levantaba ambas cejas con una sonrisa burlona. —Desde el primer día que llegó la intuición que tuve fue... Esplendida, acerté, y no es la primera vez que pasa.

—Disculpe, ¿Cómo dice?

—Andaba con la policía... Por eso seguía en prueba, ya estaba jugado... Se le daba información falsa, porque sabía. Haga lo que haga, era inútil. —contestó para luego ver el escenario donde uno de los artistas cantaba. —Vení, tomate una copa conmigo, mira que hermosa gente se presentó hoy.

—Balen, yo tengo que seguir trabajando.

—Ya sé, ya sé... Pero te estoy ordenando. Quédate. —dijo seriamente, para luego desviar su mirada con el fin de tomaba con su mano otra copa de cristal con licor, y después sonreír como si nada, y ofrecerle al que era su hermano menor.

Pasaron las horas, y el club aún continuaba lleno de gente... Bailando, cantando, tomando, y observando. Balen sin decir nada, se acercó al escenario para ver mejor a los artistas, el que le seguía ahora era una mujer; está tenía el cabello largo y rubio, ojos celestes y buen cuerpo, a Balen le gustó; se sentó en los sofás y observó, todo con una sonrisa coqueta plasmada en su rostro, aquello tan característico de esa mujer, esa sonrisa y esa mirada penetrante.

La mujer del escenario se percató de su mirada, a lo que le sonrió y cantó. Sin embargo, ella no la conocía, y no sabía lo que le esperaba, luego de aquella madrugada en el club de la ciudad más conocida del país.