Caught🍓Cow

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El clima había comenzado a cambiar, fuertes vientos comenzaron a soplar, haciendo que algunas de partes de la casa chirriaran, a la vez que el
sonido de las ramas moviéndose hacía eco en la habitación donde Vegetta se encontraba bien dormido y aferrado a los brazos de Rubius.
El alfa comenzó a despertarse, quedándose por largos segundos admirando el rostro relajado del azabache. Lentamente, con uno de sus dedos le quito algo del cabello que este tenía pegado a la frente, pasando luego su mano por sus orejitas, sintiendo otra vez la suavidad estas.
Pero en esas circunstancias, Rubius sabía que el deber lo llamaba. Antes de que la tormenta llegara, tenía que ir a ver si todos sus animales se encontraban en sus respectivos lugares. Así que con cuidado de no despertar a Vegetta, se salió de su agarre y rápidamente se colocó la ropa junto con los zapatos. Le dio una última mirada al azabache, para luego salir de su casa.

El clima cada vez estaba peor, así que apresurado se dirigió hacia el granero en donde verifico que tanto los cerditos, vacas y su caballo estuvieran en sus respectivos lugares. Por suerte se encontraban allí y no parecían querer escaparse.
Rubius soltó un suspiro agradeciendo su suerte. Por primera vez parecía que todo estaría en calma y podría regresar a dormir con aquel omega que hacía que su corazón latiera con emoción por tan solo ver aquellos ojos morados.
Comenzó a caminar hacia su casa, pensando que quizás debería de hacer algún refrigerio por si Vegetta despertaba. Así que al entrar fue hasta la cocina y preparo algo sencillo mientras calentaba un poco de chocolate y sacaba una caja de donas que el azabache devoraba con emoción cada vez que las veía.
Abrió la nevera en busca de fruta, notando que aún quedaba algo de la leche que le había sacado a Vegetta, así que sin pensarlo dos veces se lo tomo toda desde la jarra.

-Es esto o dejar que se eche a perder-se dijo así mismo tratando de autoconvencerse que era por ese motivo y no por el simple hecho de que amaba el sabor que tenía aquella leche.

El fuerte estruendo de un trueno, había sonado tan fuerte que Rubius pudo escuchar como el azabache se despertaba. Pero justo cuando estaba por ir hacia el segundo piso, un ruido diferente llamo su atención.
El alfa se asomó por la ventana viendo como a lo lejos una caravana se estacionaba frente a su casa y de ella salian varios hombres encapuchados. Pero el que más llamó su atención fue uno en particular, quien tenía el cabello largo cubriendo uno de sus ojos y un fino traje negro.
Rubius no tardo en entender lo que sucedía, así que corrió hacia sus cajones y saco su arma, para luego correr hacia Vegetta.

-Vegetta rápido. Tienes que esconderte-le alerto y el azabache le observo adormilado aun sin comprender.

-Por qué? Qué sucede?-le pregunto confundido viendo como el semblante del alfa denotaba preocupación y como este trataba de colocarle la ropa, con manos temblorosas.

En ese instante se escucharon unos golpes justo en la puerta principal, a la vez que la voz firme de Luzio hizo su aparición, provocando que las pupilas del azabache se dilataran del miedo.

-Señor Doblas, usted tiene algo que me pertenece!-Luzio al no oír que le respondieran hizo un gesto a sus secuaces para que fueran por la puerta trasera-Entréguelo mientras se lo pido amablemente!

Rubius tomó la mano del azabache entre las suyas e intentaron avanzar hacia la salida trasera, pero en ese momento ambas puertas fueron derribadas y los secuaces de Luzio, se abalanzaron sobre el azabache, empujando a Rubius y haciéndolo a un lado.

-Lo tenemos señor!

-Déjenlo hijos de puta!!-gritó Rubius golpeando a uno de los encapuchados que apresaban a Vegetta, pero fue reducido por cuatro secuaces más-Suéltenlo ahora mismo!

Luzio se acercó viendo fijamente a un asustado Vegetta, para luego tomar su rostro con fuerza con su mano. El omega estaba congelado del miedo, sintiendo como las lágrimas amenazaban con salir.

-Te dije que no podrías huir de mí-murmuro Luzio viendo satisfecho como el azabache le veía con terror en su ojos-Llévenlo de vuelta.

-Rubius, no dejes que me lleven!-grito el azabache siendo arrastrado por los secuaces de Luzio a la fuerza.

-Sueltenlo!-exclamo Rubius logrando liberarse y sacando su revolver para apuntarle a Luzio con el-Suéltalo o disparo!

El Alfa le observo fijamente de arriba a abajo y sonrió ladinamente.

-Tu no eres oponente para mi-se burló y Rubius apretó el revolver con sus manos, viéndo fijamente-No me digas que... Te enamoraste de el?-Soltó una fuerte carcajada-Que patético.

En ese momento, Rubius jalo el gatillo del arma, viendo con asombro como nada sucedía. Entre todo el revuelo, había olvidado colocarle las balas al revolver. Luzio dio unos pasos y de su fino traje saco un arma, con la que disparo a Rubius sin dudar, viendo como este caía de rodillas sobre el suelo.

-No! Rubius!-grito Vegetta intentando soltarse de sus captores, pero Luzio le golpeó en la cabeza, dejándole inconsciente en un charco de sangre.

-Hijo... De pu... Ta-Rubius intento con las pocas fuerzas que le quedaban ir por el, pero en su lugar Luzio se acercó hacia él, dándole una patada en el rostro y viéndole de manera superficial.

-Eres tan patético para ser un alfa. Un último consejo para tu próxima vida-dijo agachándose y viéndole fijamente a los ojos-Cuando tengas que disparar, solo hazlo.

Rubius le escupió algo de la sangre que brotaba de su boca, viendo como Luzio se la limpiaba asqueado con su manga, para luego y darle un puñetazo, dejándolo inconsciente.

-Vámonos, ya no tenemos nada más que hacer aquí.

Strawberry Milk 🍓Rubegetta AU🍓 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora