La pelinegra con manos temblorosas dió rápidamente con el colgante en el cual estaban sujetadas las llaves del departamento de Yang Jungwon, el 229.
— Riki, aquí tienes —se las entregó al menor.— Cuídalas ya que en realidad no tengo permiso de dártelas y, dado el caso, debes avisarme en cuanto encuentres a Jungwon, si está bien y todo eso —ella era simplemente la recepcionista del complejo, más aún mantenía una amistad concurrente con el peli castaño al que solía ver cada mañana.
— Si, ya lo sé, Chae, gracias y adiós
Pero Nishimura no podía hacerse esperar más tiempo en escuchar a la chica que quedó también algo preocupada y se apuró en subir en el ascensor. Casi marcando mal el piso y saliendo diparado ni bien las puertas se abrieron lo suficiente para que su delgado cuerpo logre pasar.
Antes de saberlo, ya estaba parado en la puerta de su mayor, dudando entre si tocar, hacer sonar el timbre o solo usar las llaves y entre que su desesperación le ganaba, fue por la tercera.
Cuando ingresó al blanco y ameno espacio de la sala-comedor, Riki examinó absolutamente cada esquina en busca de su hyung, pero ni revisando los rincones más remotos de la cocina o el baño de invitados dió con él. Sólo le quedaban las habitaciones así que ni bien estuvo enfrente de la característica puerta de madera decorada con stickers de sanrio, giró la perilla suavemente y entró.
Dentro se encontraba completamente oscuro, los rayos de luz casi que eran borrados en su totalidad por la gruesa cortina, aunque de los bordes se escapaban algunos retazos. Al menos los suficientes como para distinguir un bulto de mantas sobre la "cama" que en realidad era un solo un colchón en la esquina de la habitación.
Riki no pensó más de una vez en acercarse y meterse dentro de la montaña, a sabiendas de que ni bien lo haga su corazón dejaría de latir erráticamente o bueno, eso esperaba. Porque ni con el triple de telas confundiría la presencia de Yang Jungwon allí.
Su alivio fue grande al sentir la calidez de ese cuerpo que conocía hasta mejor que el propio, y se dejó hacer entre los brazos y la respiración tranquila que daba el castaño pegado a él.
Jungwon dormía tan profundamente que no movía casi ni un músculo a parte de los que delataban su respiración, y a pesar de no poder verlo, Riki supo que se veía más que hermoso en ese estado de sueño, no existía calmante más efectivo que sentir en la cercanía a su adormilado cuerpecito para él.
Suspirando ante su inminente cansancio luego de una sufrida e intensa busqueda con las peores preocupaciones atormentando su cabeza, espontáneamente escondió su rostro entre la unión del cuello y hombro de Yang, rozando su nariz con su piel y deleitándose con el exquisito aroma a coco fresco.
No bastó mucho más para que el rubio de igual manera caiga rendido en esa posición, tan cómodo y sintiéndose seguro por completo. Morfeo lo recibió con una barbaridad de sueños alucitantes que, cómo no, tenían de protagonista siempre al mismo castañito.
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ai ai gasa ; wonki
Short Story(mini fanfic) riki no sabe qué hacer tras recibir una confesión inesperada del chico que le gusta. y jungwon, preocupado por su amigo que no trajo paraguas, decide prestarle el suyo.