Q u i n c e ( e s p e c i a l )

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29 de agosto del 2009

Helen había faltado todos estos días, se sentía culpable, muy, muy culpable, este tiempo estaba con pensamientos fatalistas y hasta suicidas, solo había estado llorando y tumbado en su cama, se veía a sí mismo incapaz de hacer cualquier cosa de lo cansado que se sentía, las lágrimas salían cada pocas horas sin esfuerzo alguno, los recuerdos cruzaban su mente junto con sentimientos de culpa y tristeza y pensamientos pesimistas y fatalistas de manera involuntaria a cada rato.

Aunque lo intentó, ni siquiera en sus dibujos podía encontrar una distracción, sin que se diera cuenta terminaba dibujando algo relacionado a lo ocurrido de una u otra manera.

De pronto, un pensamiento cruzó su cabeza:

"no, no he hecho nada malo, Tom merecía morir por lo que hizo... y ya es hora de que todos los demás también paguen el precio de sus acciones"

Sonrió de una manera que fácilmente puede ser considerada una sonrisa de un loco, para luego soltar una risa de carcajadas un poco maníaca, cuando terminó de reírse jadeó para recuperar el aire.

Cody ya se empezaba a preocupar, de que SU Helen hubiera estado faltando todo este tiempo y temía que se hubiera lastimado voluntariamente, o aún peor, que hubiera decidido abandonar este mundo por el mismo, así que ese día en la noche se dispuso a ir a la casa de su amado.

Eran cerca de las tres de la mañana, decidió ir a esa hora para evitar obstáculos.

Cuando se las arregló para subir hasta la ventana de su amado y para su buena suerte, estaba un poco abierta, lo suficiente para poder abrirla desde fuera.

Entro sigilosamente y lo vio, un bulto entre las sábanas de la cama, en dónde la almohada reposaba una cabecita que miraba a la pared, solo dejando a la vista una hermosa cabellera negra azabache que resplandecía con la luz lunar que entraba por la ventana.

Se alivió al asegurarse de que el chico respiraba bien, solo estaba dormido.

Podía parecer algo extremo meterse a la casa de alguien ajeno sin invitación previa, pero con Helen no era la primera vez que lo hacía, ni la última seguramente.

Se sentó en la cama con cuidado de no hacer tanto ruido y procedió a acariciar el cabello azabache, la respiración tranquila del de ojos azules lo calmó un poco de sus preocupaciones.

Después de un rato tomó un trozo de papel y escribió una nota en él, para luego pegarlo con cinta en la ventana de Helen antes de irse.

Volvió a su casa más tranquilo.

»𝕃𝕚𝕥𝕥𝕝𝕖 ℕ𝕠𝕥𝕖𝕤« 𝕏-𝕧𝕚𝕣𝕦𝕤×𝔹𝕝𝕠𝕠𝕕𝕪 𝕡𝕒𝕚𝕟𝕥𝕖𝕣(𝔹𝕠𝕠𝕜 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora