Capitulo 2: "Peligro de muerte"

13 0 0
                                    

Apenas escuché el primer disparo, salté disparado a tirar a Maru al suelo, junto conmigo. No es el momento para recalcarlo pero tenia un perfume tan lindo que casi olvidé que estábamos a punto de vivir una experiencia sumamente traumática. Al estar tirado tan cerca de ella, podía sentir su corazón latir mas rápido que el de un conejo y su respiración tan agitada como un fumador después de caminar 2 cuadras, esta segunda definición se refiere a mi, que podría haber matado a alguno de esos ladrones por un simple cigarrillo. 

— Tranquila, vamos a estar bien ¿Si? — Dije tratando de tranquilizarla.

— ¿Cómo vamos a estar bien? — 

Me quede callado un par de segundos y dije — Bueno, en realidad no tengo idea, pero algo se me va a ocurrir, tranquila. — 

 Entonces el "Jefe" de los ladrones por así decirlo ya que era el único sin pasamontañas y vestido de traje, comenzó a hablar. 

 —Hoy va a ser un día que no van a olvidar...— Comenzó a relatar con una voz totalmente serena — Seguramente estén pensando "¡Que hijos de puta estos ladrones!", y tiene sentido. Pero, quiero que sepan que las razones por las que estamos hoy haciendo esto, no se deben al dinero primordialmente, si no a como este país, donde la gran mayoría de su población no tiene la capacidad de acceder a un sueldo mínimo para poder siquiera dar de comer a sus hijos. Y aquellos que no trabajan, que se entregan a la vida del veguerío y los vicios terminan teniendo mas que aquel que trabaja sin parar... —

 — Se a donde quiere ir, pero no creo que la forma de solucionar eso sea robando un banco. — Susurré al oído de Maru. 

— ¿Que?, no lo estaba escuchando estoy muy asustada. — Respondió

— ¿A donde quiero ir con esto? — Continuó — La gente que maneja este país le quita la posibilidad a tantos, para dársela a tantos vagos. Entonces, ¿Qué voy a hacer yo? Quitarle al país, para darle a unos cuantos de esos que son condenados a vivir en la miseria por mas que trabajen sin parar. Comenzando por mi y mis compañeros, hombres trabajadores que nos cansamos de este sistema y llegamos acá para romperlo. — Cesó orgulloso.

 En eso, un hombre común como todos los que estábamos allí, se levanta. — ¡Por que no se va a su casa y se deja de pelotudeces! ¡Con este discursito de ladrón de pelic— Antes de que pueda decir una palabra mas, el Jefe apuntó con su pistola a la cabeza del hombre y gatilló, dejando caer su cuerpo sin vida a pocos metros de Maru y yo. 

 Tape sus ojos rápidamente, no quería que vea esa escena, pero yo al verla me llené de tristeza, al pensar que ese pobre hombre probablemente tenia una familia esperándolo, una familia que mañana va a tener que velarlo. En ese momento también sentí ira, no conocía al hombre, pero quitarle la vida así por así, solo por no estar de acuerdo con el, sentí tantos deseos de levantarme e irme contra el... Pero sabia que correría el mismo destino que el hombre tendido en el suelo junto a mi, cuya sangre se derramaba cada vez mas cerca mío. 

— No veas, respira hondo, vos tranquila, vamos a salir de acá sanos y salvos. — Continúe susurrando a Maru que comenzaba a hiperventilarse. 

 Nunca antes me vi en una situación así, no termino de entender como pude mantener la calma, pero lo hice. 

— Voy a comenzar a contar cuantos rehenes tengo, mientras mis hombres intentan entrar a la bóveda del banco. — Dijo y señaló con el dedo hacia donde estaba la misma, casi instantáneamente los 9 hombres junto a el comenzaron a desplegarse hacia esa zona — A ver, tengo alrededor de 10 en la zona trasera —

— Maru, el de traje se está yendo para atrás, voy a ver si encuentro alguna forma de escaparnos. — Susurré mientras me levantaba lentamente, pero, ella me tomo del brazo con fuerza y me gritó susurrando.
— ¡No! Te va a matar... — 

 Cuando me tomo del brazo baje silenciosa pero rápidamente, moviendo así la alfombra sobre la que estábamos. Al moverse pude notar una forma rara en el suelo en una esquina, moví la alfombra con cautela y pude notar que era una escotilla casi totalmente camuflada en el piso de madera.

 — ¡Maru, ahí! — Le señalé mientras tomado de su brazo comenzaba a reptar poco a poco mientras el Jefe de traje seguía contando en la parte de atrás.

 Ya estábamos cerca, pero el movimiento cesó cuando hasta el ultimo cimiento del lugar tembló debido a una explosión subterránea.

 — ¡¿Que mierda pasó?! — Gritó enojado el trajeado, mientras otro de sus empleados aparecía detrás de una puerta, con su ropaje negro totalmente emblanquecido por el polvo. 

— Perdone Víctor — Dijo disculpándose y antes de que diga otra palabra, él le dio un culatazo en la frente con la pistola. 

— ¿Sos tan estúpido para decir mi nombre en frente de toda esta gente? — Resopló — Que duro es trabajar con estos ineptos. — 
 Se giró hacia nosotros y continuó — Así es, mi nombre es Víctor y si, trabajo con incompetentes. Alguna vez tuve un verdadero escuadrón de profesionales, pero, hoy por hoy tengo que conformarme con estos tarados. —

 — ¿No había dicho que el y sus hombres eran simples trabajadores que se cansaron? — Susurré a Maru.

— Acá hay algo raro... — Respondió, agradablemente cerca de mi. Digo que fue agradable ya que en toda esta situación en la que estábamos metidos, pude respirar el perfume de su aliento, que de morir ahí mismo me hubiese encantado que mi ultimo recuerdo sea ese aroma, pero, no era momento para romantizaciones. 

 Víctor volvió a girarse, a lo que aproveché para seguir reptando, llegué a la escotilla y la abrí lo mas lento posible para no hacer ningún ruido. Estaba tan emocionado que no me podía contener, pero si, la abrí y miré deprisa. Había una escalera de madera que bajaba hacia una especie de subsuelo metálico, muy parecido a lo que uno llamaría, una bóveda. 

  Pero, mi racha de suerte se cortó. 
—¡VICTOR!— Gritó el del culatazo, señalándome a mi. Que me encontraba cuerpo a tierra, con Maru a mi derecha, y la escotilla abierta frente a mi. 

 Tomé a Maru lo mas rápido que un humano puede y prácticamente la tiré por la escotilla, asegurándome que se sujete de la escalera, entonces yo me tire de cabeza pero confiando ciegamente en que mi mano sujetase el cerrojo de la misma, gracias a dios funcionó. Cerré el puño asegurándome de tener sujeto el pestillo y me tiré, un disparo rozó mi pantalón cortándolo y revotando en la escotilla para estacionarse en el piso ahora de un metal helado, para después finalmente terminar colgado del pestillo, con el brazo casi arrancado por la fuerza del lanzamiento. Solté el mismo y caí unos dos metros al verdaderamente helado metal.

 —¡¿Estas bien?! — Gritó Maru bajando de la escalera y agachándose junto a mi.

— Si... Creo. — Dije adolorido, levantándome. 

 Entonces una explosión se escuchó en el fondo, arriba hombres intentando abrir la escotilla y un montón de disparos por todas partes.

 — ¿Ahora que? — Me preguntó preocupada.

La mire a los ojos completamente desconcertado, —No tengo idea.—

Un Robo Y Un DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora