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Los días fluyeron como el agua de un rio, Felix cada día parecía tener mas vitalidad que el anterior y todo gracias a Jisung quien no le dio tiempo de deprimirse o de que recordara el simple hecho de que era su esposo era un patán de lo peor que n...

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Los días fluyeron como el agua de un rio, Felix cada día parecía tener mas vitalidad que el anterior y todo gracias a Jisung quien no le dio tiempo de deprimirse o de que recordara el simple hecho de que era su esposo era un patán de lo peor que no le importaba desaparecerse por mas de 15 días y no enviar ningún mensaje de que seguía con vida.

Habían pasado casi tres semanas de las cuales Jisung se apodero del tiempo completo del pecoso quien tuvo que pedir las vacaciones que tanto su jefe había insistido que tuviera, por lo que el trabajo no fue un impedimento entre ambos, visitaron la playa, ferias, museos, acuarios, tiendas de postres, cafeterías, todo lo que se les ocurriera, cada día era una aventura nueva entre ambos amigos.

La cada de Felix (O así la había nombrado Jisung ya que parecía que el pecoso vivía únicamente ahí), tuvo un tremendo glow up, ya que un fin de semana Jisung se le ocurrió cambiar todo lo que tenía la pareja de casados. Por supuesto con la aprobación de su mejor amigo, su pequeña casa de pronto se convirtió en el departamento que siempre habían soñado, con el piso enteramente de alfombra ya que ambos amaban andar descalzos o solamente con calcetines, los sofás más pachoncitos y fluffys posibles, sus colores favoritos se plasmaron en las paredes e inclusive cambiaron de vajilla.

En cierta parte el plan de Jisung fue que a Felix no le siguieran afectando aquellos recuerdos de soledad, quería que se sintiera acompañado y lo estaba consiguiendo, inclusive el pecoso tuvo la iniciativa de vender todo lo que habían intercambiado.

"GRAN VENTA DE GARANGE

Si necesitas algo en buen estado y de excelente gusto esta es tu oportunidad para darle un buen hogar y uso a las cosas que esperan por ti.

Nos ubicamos en la Colonia XXXXXXX, Calle XXXXXXXXX, Numero XXXX

Date prisa o se podrían llevar al amor de tu vida"

Era lo que se podía leer en los panfletos que ambos chicos se encargaron de repartir por el vecindario y sus alrededores, el pecoso ese día decidió abandonar sus trajes, por primera vez después de tanto tiempo decidió utilizar un overol que le quedaba grande y lo hacía ver mas pequeño de lo que es, una blusa que tenía bordada una margarita en el centro, pero lo más importante es que ni siquiera quiso ocupar zapatos, sino que unas pantuflas para andar mas cómodo.

Jisung se sentía dichoso de regresar a la vida a su pequeño pecoso, ya que odiaba verlo no ser él, que hubiera perdido su brillo y uno de los causantes fuera él.

—      Vamos Lixie, la gente debe de estar a punto de llegar — Jisung tomo la mano del pecoso quien asintió con una enorme sonrisa.

—      Esto me recuerda cuando vendimos las cosas de nuestros padres — El pecoso sonrió mientras negaba con la cabeza — Todo porque queríamos esos juguetitos de recuerdo

—      ¡Oh!, si es cierto, nos llevamos el regaño de nuestra vida, pero mira que vendimos todo y a mayor precio — Jisung aun los recuerda sacando todo lo que veían que no tenía un uso o fueran lo suficientemente utilizables para vender.

—      Al final nos quitaron el dinero, pero... Dios, debimos ser vendedores, nos hubiera ido bien.

Al llegar a la casa Felix abrió el portón de su cochera para que las personas que llegaran dieran un vistazo a lo que tenía, la primera pareja que llego fue una de abuelitos quienes terminaron llevándose su vajilla, el juego de copas incompleto y las lámparas de estudio.

Ese fue solo el inicio de la recaudación del dinero, al finalizar el día ambos quedaron completamente exhaustos, pero vendieron hasta las flores de plástico que decoraban los jarrones, Felix se recostó en el sofá junto a Jisung quien tenía el aire acondicionado lo más frio posible.

El pecoso termino de contar los billetes que tenía y separo una cantidad para colocársela a Jisung enfrente.

—      ¿Humm? — Jisung muy apenas abrió los ojos para ver los billetes.

—      Para ti — El pecoso tomo la suave mano de Jisung para colocarle la paga de ese día — Gracias por ayudarme este día Sung... Por no dejarme solo —

—      Tonto... Esto es para ti cariño — Jisung volvió a ponerle el dinero en su mano y antes de que replicara el chico lo abrazo — Suficiente estás haciendo con mantenerme en tu casa cariño, además guarda ese dinero que cuando estes divorciado nos vamos a ir de viaje.

—      ¿En serio a dónde? — El chico de mejillas regordetas no lo podía ver, pero los ojos de Felix volvieron a destellar.

—      A donde quieras, si quieres hasta el fin del mundo entonces hasta allá vamos a ir cariño...

—      Entonces vamos a Italia, siempre he querido conocer Venecia

—      Venecia será — El sonido del gruñido de Jisung hizo reír a Felix.

—      Bien sino quieres aceptar el dinero por lo menos acepta mi cena como pago

—      Trato hecho, pero yo te ayudo

Ambos comenzaron se dirigieron a la cocina donde ambos comenzaron a cocinar, mientras Jisung pelaba las verduras, Felix las cortaba y cocinaba, todo parecía ser glorioso, lleno de risas, la música que estaban escuchando no dejo escuchar el sonido de la puerta sonar.

Minho ingreso exhausto a la casa deshaciéndose de la corbata, pero lo primero que noto fue que el piso había cambiado, después las paredes y de pronto sintió la sensación de que no estaba en su casa, tuvo que salir nuevamente para corroborar que había entrado a la casa correcta.

Pero cuando nuevamente ingreso pudo escuchar las risas tan conocidas que hacía tanto tiempo había olvidado, Minho camino lentamente por la alfombra de pelo corto, llegó hasta la cocina donde se escuchaba el ruido pensó en encontrar a su esposo nuevamente viendo videos o hablando con alguien por teléfono, pero la escena que vio lo dejo completamente paralizado.

Enfrente de él estaba la persona de la que más temía y no porque lo golpeara, sino porque le robara el corazón de su esposo, ¿Qué era ese dolor que podía sentir en su pecho?

Pronto se dio cuenta del cambio de Felix, se veía tan hermoso como ese día que lo conoció, tan adorable y lleno de energía que parecía haber regresado en el tiempo.

Aunque los celos llegaron tan pronto al verlos bailar y reír, por un momento pensó que el era un simple espectador de un libro donde sus protagonistas triunfaron en el amor y se acababan de casar.

Sus ojos se posaron en las manos de Jisung que estaban en la cintura abrazándolo y dándole varias vueltas, haciéndolo feliz...

—      He llegado —

—      He llegado —

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Como si fuera la primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora