TW: Ninguno
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La joven llevaba al menos una hora mirando a la nada, como si buscara una respuesta en la suciedad del suelo de la sala, una sala iluminada por los restos de sol que quedaban en el cielo y traspasaban las cortinas. Cuando percibí los primeros vestigios de frustración en su rostro, dejé mi lápiz y cuaderno, y le hablé por primera vez desde el almuerzo.
-¿Qué haces? -pregunté, a riesgo de sonar obvia y ridícula.
-Pienso.
-¿En qué?
-Ideas.
-¿Y has encontrado alguna? -La respuesta era obvia.
-No
-Dudo que encuentres respuestas en el piso, querida. -Me levanté de mi asiento, dándome cuenta del dolor de espalda por primera vez, y me paré junto a ella-. Mira ese árbol de allí.-Obediente, alzó la cabeza y lo miró por casi un minuto-. Bien, ahora mira a ese gato junto al árbol. -Lo miró-. Y a esa señora buscando al gato. -Y de nuevo, miró.
Yo me retiré a preparar un café mientras ella alternaba su atención en aquellos tres personajes. En sus ojos se veían las ideas maquinando, pero de nuevo, paso casi otra hora de solo mirar a la ventana y al cuaderno. Ya el sol se había ocultado, el gato se había ido y la señora ya no estaba.
-¿No se te ocurrió nada? -Ella asintió, confirmando que sí que había ideas. Sin forma, pero ideas al fin-. Se nos está haciendo tarde.
-No sé de qué escribir.
-¿Tienes ideas? -Asintió de nuevo-. Eso es suficiente.
-Pero no tengo un plan. ¿Cómo sabré lo que debo hacer?
-Escribiendo -contesté-. La única forma de saber qué escribir, es escribiendo.
Y entonces, por primera vez en el día, la muchacha tomó su pluma, y finalmente, cómo por arte de magia, llevada por algún poder divino, comenzó a escribir. Y nunca más se detuvo.
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Eso que escribo cuando no sé qué escribir - Antología de cuentos
Short StoryEste es un libro sin orden ni contexto, solo pequeñas historias de cómo experimento la agridulce experiencia de estar viva. Siéntete libre de explorar este libro como mejor te parezca. Aquí no hay reglas. - - - Se sugiere revisar los Trigger Warning...