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Las elecciones habían terminado, los papeles de colores que volaban por el aire iban de maravilla con la música de la banda local del pueblo que sonaba al compás de los gritos de "¡Hurra!" de los aldeanos que habían presenciado tan acalorado debate, y por fin, después de que las lágrimas dejaran de empañar su vista, Quackity logró divisar con gran sentimiento el luminoso cartel que brillaba sobre ella

|Quackity| 

|Nueva alcaldesa de Karmaland|


Lo había logrado

Después de meses de preparación, noches en vela y mucho pero mucho soborno, la híbrida al fin podía decir que había cumplido con su muy ambiciosa meta, ser la alcaldesa del gran pueblo de Karmaland. Limpiando levemente sus ojos acuosos, paso al lado de Cerdus Gil enseñándole el dedo del medio en burla, antes de bajar del escenario para reunirse con sus compañeros que reían y festejaban al ritmo de la música con furor, mientras caminaba llevó ambas manos a la banda que ahora lucia admirando el grabado de "ALCALDE" con grandes letras blancas, la hacía lucir más imponente de lo que ya se veía con aquel traje lila que resaltaba sus ojos bicolores estilizado con un bonito corsé de un morado más oscuro que se ceñía a su cintura y sacaba suspiros a más de uno, incluso se podía escuchar el pequeño golpeteo de sus tacos negros al bajar de la plataforma meneando las caderas al ritmo de su caminar

La ahora alcaldesa deslumbraba pura felicidad y satisfacción con una sonrisa triunfante plasmada en su rostro mientras saludaba a los ciudadanos que habían asistido, desbordando elegancia y grandeza con su simple andar

Una vez llegó con los demás, el hibrido de oso o, mejor dicho, el primer caballero de la alcaldesa, se aferró a su cuello en un abrazo cálido en modo de felicitación por su victoria, y un pequeño recordatorio del trato pendiente que había quedado entre ellos dos, viéndose reflejados sus más oscuros y malvados planes en los ojos del otro. Rubius no tardo en soltarse, para esta vez pasar uno de sus brazos alrededor del cuello de su compañera y empezar a gritar vítores, entre todo el bullicio se pudo escuchar un claro "¡Fiesta en casa de Vegetta!"

Solo pudo reír divertida viendo al resto de héroes gritar en acuerdo casi al unisonó, viendo al pobre amante de la simetría solo agachar la cabeza con una sonrisa de resignación, antes de que volviera su ánimo anterior y continuara haciendo todo un revuelo. El cielo estaba lleno de serpentinas, globos e incluso algunos fuegos artificiales, cortesía de Willy

Su pecho se sentía cálido, rodeada de gente que se preocupaba por ella, cumpliendo una meta más después de todo el sacrificio, podía decir que su sueño se había vuelto realidad, y como Miss Q siempre solía decir

"Yo nunca pierdo"


Entonces, ¿Por qué?

¿Por qué no podía disfrutar del todo su merecida victoria? ¿Qué era aquel sentimiento? Aquel que le revolvía el estómago y se enterraba como una pequeña espina en su pecho, tan pequeña e insignificante, pero molesta. Tan molesta que la hacía querer detener toda la celebración y mandar a todo el pueblo al diablo.

¿Por qué?

Podía ver como su día especial pasaba en cámara lenta, cuando debería estar estallando de emociones, haciendo travesuras aquí y allá, embriagándose con sus colegas a pesar de ser un martes por la mañana, después de todo es de la gran Quackity de la que estamos hablando, el inicio de semana nunca la había detenido. Pronto el tiempo se volvió demasiado lento y el dolor en su pecho más molesto

El sonido de los alaridos y la música, pronto se convirtió en un ruido de fondo en su cabeza, con una sonrisa todavía pintada, pero un dejo de preocupación vislumbrando en el doble color de su mirada trataba de disimular su incomodidad

"Ordenes de la Alcaldesa"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora