(O de como mintió entre dientes)
Rei no tiene corazón.
Un día, le dispara en la cabeza a su objetivo y el pensamiento pasa tan rápido que casi ni lo nota.
No tiene corazón.
Era un hombre de porcelana, hermoso por fuera y vacio por dentro.
Su mundo se define en matar, matar y matar.
Se lava la sangre de las personas que mata en sus manos y parpadea sin sentir su corazón palpitar. Frunce el ceño, su mano fría en su pecho y aunque hay un pequeño latido ahí, es algo muy débil.
Su corazón es diminuto. Se dice entonces. Tan pequeño que no lo puede sentir.
Y siente que esa idea es razonable. Mira el cadáver frío a sus pies, no siente nada.
Hace mucho que dejó de sentirlo.
(O de como mintió entre dientes)
La niña, Miri, se recuerda, es una molestia.
Ella toma sus manos frías y le entrega un poco de su calidez, Rei no se aleja del contacto aún cuando eso le incómoda.
Principalmente porque la calidez no es algo a lo que esta acostumbrado, pero es algo que no le disgusta.
Piensa en como Miri le entrega calidez con olores vagos, con sonrisas brillantes y ojos relucientes.
Se vuelve adicto a este afecto creado con mentiras. Miri confía en algo que no existe y Rei, quién nunca sintió la confianza de otros, se aferra a la expectativa por primera vez.
Y poco a poco, Miri llena su mundo con su presencia. Y quiere hacer cosas que antes nunca haría y quiere cuidarla y darle las mentiras como si fuesen realidades.
Pero no sabe como, nunca nadie le enseño como.
Y el tiempo deja de ser suficiente, y cada día llega más tarde y finalmente un día despierta con Miri ardiendo en sus brazos.
Rei la olfatea sintiendo la enfermedad y la incomodidad de la niña en sus brazos. Miri es pequeña, muy pequeña.
Rei nunca había cuidado de niños y tampoco sabe satisfacer las necesidades básicas de un ser humano normal.
La toma en brazos y corre por su apartamento en pánico buscando cualquier cosa que pueda hacer de Miri algo bien.
Pero las medicinas no son para niños, afuera está lloviendo y no sabe dónde queda el hospital.
Miri alza su suave mano, llamándolo con un quejido y un tono dependiente.
—Papá Rei...
La determinación de Rei crece y rápidamente la abraza mientras corre al único lugar donde puede conseguir ayuda.
—Kyūtarō-san, ayúdame...
Ah, Miri ya no puede ser su pequeña calidez.
Ya no puede ser su pequeño secreto.
(O de como mintió entre dientes)
Rei ahora fuma cigarrillos en el balcón, Miri lo regaño diciendo que no puede fumar enfrente de los niños y que es dañino para el cuerpo.
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Y érase una vez, un egoísta.
RomanceRei toma a Miri en sus brazos y decide aferrarse a ella. Y luego está Kazuki. Kazuki quién también busca a qué aferrarse. Eso es todo. Advertencias; Buddy Daddies NO me pertenece, yo solo escribo historias tristes, pero con final feliz(? Ooc, AU, Om...