La tinaja

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A lo largo de la historia de la humanidad, el hombre, se ha valido de su propio ingenio para crear objetos y poder utilizarlos a fin de poder facilitar su vida. Aunque la mayoría de estos objetos han sido creaciones simples con un uso vulgar, si que es cierto que algunos de ellos han cobrado ciertas características especiales que han perdurado a lo largo de los milenios. Atesorados por su incalculable valor han servido a los fines humanos de muchas diferentes y útiles maneras.

Uno de estos objetos especiales, es el que hoy trataremos aquí, la tinaja, un instrumento fruto de la perversión humana capaz de aislar y sacar a relucir lo peor de cada infortunado individuo que caiga presa de su embrujo, poniendo el ser en un estado inanimado permitiendo que transcurra el tiempo de forma lenta e inagotable pero sin que las tribulaciones de la propia vida mellen en el cuerpo físico.

Este instrumento de tortura ha sido utilizado en incontables ocasiones en la historia, como una forma de poder permitir a distintas sociedades poder redimir a sus mas molestos individuos, mientras que, en otras ocasiones, ha sido utilizado habilmente por personas religiosas para poder combatir el paso del tiempo que degrada poco a poco los frágiles cuerpos humanos.

Su funcionamiento es sencillo, se introduce a la persona en su interior, dejándolo aislado del resto para que pueda reflexionar sobre sus propios actos. El sujeto en cuestión permanecerá en un estado entre la vigilia y el sueño, incapaz de mover ninguna de sus propias articulaciones, incapaz de ver, sentir o hablar. En cambio, sí será posible que escuche los sucesos de su alrededor. El penitente en el interior de la tinaja deberá soportar las mofas y discrepancia del resto de sus congéneres hasta ser liberado de la misma. He aquí donde reside su poder redentor, un poder ha hecho quebrar a los más estoicos hombres, reduciendolos a mansos corderos que pueden ser manejados a voluntad.

Para liberar al cautivo de la tinaja bastará con verter 4 litros de agua en su interior. No se preocupe estimado lector, esto no ahogará al penitente albergado en el receptáculo. Una vez introducida dicha cantidad de agua, simplemente la persona resbalará hacia el exterior de la tinaja realizando un amortiguado sonido similar a destapar una botella de vino añeja.

En cuanto su uso para alargar la existencia con fines espurios, cabe el riesgo de que la persona, una vez introducida, sea olvidada dentro de la tinaja por una cantidad de años indefinida, permitiendo sólo su evacuación cuando, por motivos naturales, se cumpla el requisito de introducir 4 litros de agua en su interior.

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