Ojos negros y brillantes,
una estrella inalcanzable
con una aura deslumbrante,
joven apasionante.
Cálido como el atardecer,
teñido de fabulosas tonalidades
naranja, dorado
afrontando las adversidades.
Sonrisa de niño,
mirada inocente,
de corazón blando,
y voz susurrante.
Acogedor como un hogar,
con él me siento en paz,
aunque no tengamos nada de que hablar,
me sobra y me basta a su lado estar.
Mágico, peculiar, extraordinario.
No encuentro palabras para explicarlo.
No tengo forma de mostrar,
como mi mundo de pies a cabeza logró voltear.
Enseñándome varios universos,
hermosas constelaciones,
distintos planetas,
y bellas canciones.
Libre como las aves,
de espíritu aventurero,
como quisiera con él
llegar a conocer el mundo entero.
Aprender de sus silencios,
de las letras de los poemas,
al igual que la enigmática belleza de las esculturas,
tanto como los escritos que alguna vez me cuenta.
A su vez regalarle lo que aprecio,
lo encantador de las flores,
lo maravilloso que es sentir el mar frío a tus pies
y sus diversos colores.
Le quiero.
Es por ello que deseo su felicidad,
y que su futuro sea brillante
tanto como él, que es una estrella fugaz.