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Abro los ojos primero parpadeando varias veces para adaptarme a la luz del sol que entra por las ventanas, observo a mí al rededor un par de minutos y seguido de esto mi reflejo en el espejo deja en evidencia lo que ha sido de mí los últimos dos días. No me han dejado salir después de la noticia... temen a que escape, tampoco he comido ya que era yo la que traía la poca comida que había en la casa y evidentemente mi madre le da lo poco que ella logra conseguir a Orson, sumándole los golpes propiciados por Orson en respuesta por haberlo dejado inconsciente, supongo que dejó de hacerlo después del primer día ya que a su majestad no le gustara una concubina repleta de moretones....y claro que si no me acepta no les darán la paga reunida por los habitantes del pueblo para aquella familia valiente que acepte enviar a la jovencita tributo al infierno. Diría que sería mi escapatoria, pero no es así, en caso de que no me acepte no solo los animales que viven conmigo pierden, a mi me decapitaran en ese mismo lugar donde me rechace su real majestad, como una basura que simplemente no sirve.. eso es todo, dependo del vil gusto de un hombre del que solo he escuchado atrocidades.

Empaco mis pocas pertenencias en un bolso que me han traído, solo me permiten llevar mi ropa y identificación. Parece mentira que tenga que partir de esta manera, sola, ni siquiera pude dar aviso a Alice y Samuel, ¿no los volveré a ver?... El mero pensamiento me hace llorar. Trato de hacer lo mejor que puedo con mi apariencia, peino mi largo cabello negro y afortunadamente se deja moldear, le doy forma agregando volumen con las manos y el cepillo, de por sí se le hacen hondas en las puntas  punto positivo para mi supongo, me pongo el vestido que me han elegido para hoy el cual es celeste largo, se ajusta a mi figura pero no a mí altura obviamente, mido 1:56 no llego ni siquiera a la altura promedio considerada atractiva del reino- voy a morir - Noto que tiene cierto bordado dorado esparcido por el pecho que lo hace resaltar, también en su parte inferior que cae en una cascada brillante dorada, acentúa bien mis caderas, trasero y resalta el azul claro de mis ojos. Me miró y trago saliva, aprieto los dientes para no llorar de la impotencia, soy como un puto objeto en una subasta esperando a ver si le gusto al comprador o si me manda a la mierda que en este caso significa mi cabeza rondando.
Estoy cansada de preguntarme porque mi destino tiene que estar en las manos de todo el mundo a excepción de en las mías- me siento tan miserable...

El toque de la puerta me saca de mis pensamientos- llego la hora- Siendo sincera no hay mucho que pueda hacer ya que no cuento con maquillaje así que solo me pongo los zapatos, pongo un poco de tinta roja mezclada con agua en mis labios y salgo.

Encuentro a la mujer que me dio a luz y vendió 19 años despues, en frente de la puerta con un oficial muy alto de uniforme blanco con un estampado rojo sangre sutil, ligeras líneas negras y doradas en hombros y pecho.

-Han llegado por ti querida- Dice con una amable sonrisa como si el oficial le fuera a dar por ello la insignia a la madre del puto año.

Sigo mi camino sin mirarla, camino hacia la puerta, cuando estoy subiendo al carruaje, cierran la puerta de este, alzó la vista  en dirección a la puerta de lo que llamaba casa y  la imagen me provoca nauseas. En esta visualizo a Orson y Rutila, aquella que antes rogué que se comportará como una madre, abrazados alzando sus manos en despedida como los padres amorosos que nunca fueron ni llegarán a ser, la rabia me corroe y apenas arranca el vehículo saco mi mano por la ventana del carruaje y les dedico mi dedo del medio con la mejor sonrisa que tengo mientras voy camino a lo que probablemente sea mi muerte.

El camino es largo, pero a diferencia de otros pueblos no es para tanto supongo. El recorrido fue de 6 horas, me preguntaba el porqué me hicieron vestirme tan elegante solo para el viaje y al pasar por el muro que da ingreso a la capital lo supe... éramos un desfile, había una fila larga de carruajes del inicio de la capital hasta el castillo que se visualizaba desde el punto de inicio lo cual era demasiado lejos, todo era tan increíble y organizado. Éramos los últimos en la fila, cada carruaje tenía el emblema grande del reino "un dragón negro abriendo su boca dejando ver sus colmillos, delineada su silueta con unas líneas ligeras de color  dorado y rojo", pero también llevaban el pequeño emblema en una pequeña bandera sobre los carruajes que representaba cada pueblo, el mío era un trébol, vi hachas, espadas. Siendo sincera no se mucho de geografía pero es que tampoco es que estuviera en mi cronograma acercarme a la famosa capital  Aetherium que tiene entre cejas a mi pueblo.

La espina en la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora