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_____________ se detuvo con sorpresa al ver a Miriam salir de la iglesia justo por la puerta principal. Para nadie era un secreto  que la mujer no fuese precisamente devota, de hecho, su reputación se debía más que nada a otras cosas.

¿Qué podría haberla llevado a visitar la iglesia tan temprano?

Miriam se volvió y vio a ____________  con cara de sorpresa. Un sonrojo se extendió por sus mejillas entonces.

—Vaya, conque eres tú—  saludó precipitadamente, dejando boquiabierta a la castaña por el comportamiento tan dócil que presentaba —Solo... solo estaba dando las gracias al padre Arón— expresó colocando uno de sus mechones de cabello detrás de su oreja.

La chica frunció el ceño, extrañada. ¿Dar las gracias al padre Arón? ¿Y por qué? Algo no cuadraba.

—¿Estás bien, Miriam? Pareces nerviosa— se atrevió a preguntar, lista para ser atacada verbalmente por la aludida.

Increíblemente no fue así.

—¡Oh, estoy bien, perfectamente!— exclamó con una risa forzada —Bueno, me voy. Hasta luego—

Se despidió apresuradamente y se alejó a grandes zancadas, casi trotando. ______________ la siguió con la mirada, más desconcertada que nunca.

Sintiéndose cada vez más nerviosa ante la perspectiva de encontrar al padre Arón, tomó valor de entrar en la casa de dios.

Ya dentro, se vió envuelta en una ola de terror al encontrarse a Arón leyendo un libro. El hombre desvió su atención del contenido y  centrándose en ella, sonrió con esa misma sonrisa forzada.

—Buenos días ___________ ¿qué te trae por aquí tan temprano? la iglesia aún permanece cerrada— saludó poniéndose de pié para así comenzar a avanzar hacia donde estaba.

El sonido de sus botas sobre el suelo, se extendía como eco por todo el salón.

La chica tragó saliva, queriendo irse lo antes posible de allí.

—Ah...buenos días. Lamento llegar así, yo solo venía por un libro que había olvidado ayer...¿cree que podría ir por él?— se excusó y por unos instantes, pudo jurar que aquel hombre dudó de sus palabras.

—Por supuesto que sí. Adelante, te acompañaré. Tengo la llave justo aquí— su tono era aparentemente encantador, pero los ojos de Arón la observaban con una mirada casi  perversa.

Inmediatamente la femenina se exaltó, queriendo evitar a toda costa que ese hombre la acompañara.

—Es muy amable, pero conozco el camino. Solo me tomará unos minutos— con el corazón acelerado, trató de sonar convincente, pero nada de lo que dijo dió resultados.

—Tonterías, además necesito guardar este libro en su lugar—

—¿Has visto a __________?— la expresión de molestia que adornaba su rostro, le hizo entender a Belfegor que el azabache exigía una respuesta inmediata.

El demonio de la pereza bostezó en el sofá, rascando su nuca mientras trataba de despertar su mente adormecida por fruto del sueño. Recordaba haberla asustado en sueños, algo que realmente disfrutaba, pero después de eso, no supo más de ella en lo que fue del  día siguiente.

—Si te refieres a tu pequeño bocadillo, no— se posicionó boca abajo, dispuesto a continuar con su plácido sueño. En cambio, la  furibunda mirada que el Señor de las Moscas todavía le arrojaba, le prohibió disfrutar de su actividad favorita —¿y ahora qué?— abrió uno de sus ojos, ya extenuado por todo lo sucedido.

ʙᴇᴇʟᴢᴇʙᴜʙ《ꜱɴᴠ》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora