Jardín Interior

4 1 0
                                    

Hay un viejo dicho, que no es necesario mencionar pero en caso de hacerlo, traerá consigo pensamientos que remiten a esas lagunas en la mente y en el tiempo.

Cuando el día está soleado y el cielo está despejado no hay porque pensar que habrán tiempos tumultuosos, ¿Por qué hacerlo si se vive tan bien en el ahora? Si se tiene todo a manos llenas no hay necesidad de cuestionar los tiempos pacíficos que traen consigo prosperidad.

En la comodidad de una habitación hay una televisión encendida, dando su espectáculo para sí misma, pues sus espectadores tienen una interesante degustación de sabores que explotan en los labios del otro. Manos serpenteando por la curvatura de la columna que conecta con sus omoplatos y da paso a la extensión con su cuello. Una deliciosa danza que ambos comparten y su melodía se compone de choques húmedos y gemidos que confirman lo placentera que les resulta adecuada para un momento íntimo como ese.

Cuando Minho coloca sus manos sobre el par de masas que conforman el trasero de Jisung, las caricias desaceleran y sus labios toman una distancia considerable. Luego suena un celular a unos cuantos metros de la pareja en el sofá, una alarma.

–No pasará nada si llegamos tarde.

–Si, pasara que Chan entrara en su papel de mamá del grupo y se encargará de que no tengamos momentos como este.–Dice Jisung levantándose para desactivar el molesto timbre. –De todos modos solo estaremos ahí una hora y después podemos regresar.

— Bueno, si Chan no se entera no creo que haya problema.– Murmura Minho con toda la intención de ser escuchado por Jisung.

En las afueras del pueblo existen bodegas abandonadas que a veces toman los jóvenes para realizar sus fiestas clandestinas, donde hay música extravagante y métodos de diversión que escandalizaron a cualquier padre de familia.

Estaban por cruzar al otro lado de la cera cuando se percataron de otra pareja, pero con la diferencia de que la noche les repelía de esa atmósfera de secretismo romántica que para los amantes resultaba una aliada bien recibida, era más bien una entidad propia que los envolvía como una nube oscura a punto de desatar una tormenta.

–¿No crees que Sana y Chan llevan mucho tiempo peleando?

–Para el tiempo que tienen siendo novios no debería ser un gran problema para ellos.– Dice Minho.– Siempre encuentran la forma de solucionar las cosas.

–Tal vez eso es lo que nos quieren hacer creer.

–¡Hyung!– Minho siente el sape por parte de Jisung justo en su nuca, no puede evitar quejarse porque el golpe fue lo suficientemente fuerte.– Por tu culpa el ambiente se ha puesto todo extraño.

–Perdón Hannie.

–¡Chicos! –La chica los saluda desde el otro extremo de la calle, arrastrando consigo a Chan. Con una cara de que externaba su falta de sueño, las ojeras y la apariencia descuidada era la confirmación de ello, contrario a Sana que se veía fresca como el rocío de la primavera. –¿Vamos juntos?

–Claro, todavía estamos a tiempo.– Sana y Minho rápidamente comenzaron a conversar sobre cosas que a Jisung no le presto atención, la mirada perdida de Chan en las personas que van caminando en la calle, en los callejones oscuros, con la esperanza de que tal vez de ella surja ese buen amigo.

–No estás durmiendo bien.

–Solo fue una mala noche. Estoy bien.

–Todos estamos preocupados por Seungmin y estoy seguro de vamos a encontrarlo

–Te aprecio Han pero no lo digas, Sana se ha encargado de repetirlo cada día que pasa.

–Pero una buena siesta y un buen almuerzo pueden hacer la diferencia. ¿Sabes quien me enseñó eso?– Chan no dice nada, pero sabe que lo está recriminando. Después de todo, su sentido de la autopreservación se averiaba cuando se trata de esos chicos.–Me niego a dejarlos atrás, lo sabes.

HabitacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora