Un mal día

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Un movimiento bruzco al cerrar la valla asustó a las ovejas que Auron criaba. Algunas de ellas hicieron un ruido bastante desagradable y salieron corriendo de allí, sin mirar atrás. Mientras Auron, desesperado, cierra bien la valla y ve a sus animales irse. Molesto, se aleja de allí, en cuanto ve una piedra la patea con todas sus fuerzas. Ya no sabía cómo afrontar la situación, había tenido uno de los peores días de toda su vida, y el estrés estaba a punto de convertirse en llanto.

No sabía por qué, pero los últimos días había estado muy sensible. Respecto a todo. Entonces que el día le haya ido mal, le había afectado más de lo que le hubiera gustado. Al Auron de antes no le hubiera importado, pensó. Y en cierto modo tenía razón. El Auron de antes le hubiera valido tres hectáreas de verga y seguiría con la vida.

Cruzó la puerta de su casa y cerró de un portaso. Reborn, quien estaba sentado en el sofá grande frente a la mesita arreglando un artefacto, pegó un brinco al sentir tal estruendo. Miró a su amigo, entre preocupado por la actitud de Auron y molesto por el susto que le había dado. El de mechón dorado se sienta junto a él, colocando sus manos a cada costado de su cabeza, como si intentara evitar escuchar el ruido externo a él y siente un nudo crecer en su garganta. Por otro lado, el de abrigo azul, le mira sin saber cómo reaccionar. Deja el artefacto sobre la mesa y da un suspiro.

—¿Todo en orden? —pregunta dudoso, sabiendo la respuesta.

Auron le mira e intenta asentir con la cabeza, pero al instante sus ojos se llenan de lágrimas y niega con la cabeza, comenzando a llorar. Pasa sus manos por sus ojos, intentando detener las lágrimas.
El menor alza una mano con cautela y la posiciona en el hombro del mayor, comenzando a dar palmadas de consuelo.

—¿Necesitas algo, hablarlo?

Se le hacía muy extraño ver a Auron llorar, ya que la mayor parte del tiempo siempre es muy alegre y gasta bromas. Hasta ahora, no sabía cuanto odiaba verlo así de mal. Y que su sonrisa parecía verse mucho mejor en su rostro que lágrimas cayendo por sus mejillas. Estaba haciendo lo posible por apoyarle, pero la realidad es que no era para nada bueno cuando se trataba de consolar a alguien más.

—¿P-puedo abrazarte? —habló con dificiltad.

Esa simple pregunta colocó nervioso a Reborn. No por nada. Hace unos días se había dado cuenta que le atraía su amigo y aún no aceptaba del todo esos sentimientos. También, no era un gran fan de los abrazos, le incomodaban hasta cierto punto. En especial los largos. Y este tenía pinta de ser uno de esos abrazos que llevaban minutos. Ahora, abrazar al chico que le gusta por varios minutos... Tenía muy buenas razones para estar nervioso.

—Yo... —le miró unos segundos, peleando consigo mismo en su cabeza, mientras veía cómo Auron le miraba con esos ojos tristes— E-es que... —su tartamudeo comenzaba a dejarlo en evidencia, por lo que se resignó— ¡V-vale!

Al segundo, tenía a Auron rodeándolo por la cintura, bien aferrado y con su rostro escondido en su pecho, llorando a mares. Se echó un poco para atrás, quedando apoyado en el sofá por el peso del contrario.
Desvió su mirada hacia otro lado, sintiendo su corazón acelerarse cada vez más. Estaba enojado. Odiaba sentirse así, pero odiaba más ver a su amigo triste.
Tardó unos segundos en devolverle el abrazo. Cruzó uno de sus brazos por su espalda, y esperó a que su amigo dejara de llorar.

El mayor sentía los látidos de Reborn y lo rápido que iban, pero no sabía exactamente la razón de estos. Simplemente siguió llorando hasta que llegó a un punto en el que ya no le quedaban lágrimas. Se sentía mejor. Recordaba solo una vez en que el de abrigo azul le había abrazado, y fue uno muy corto en forma de felicitación por su cumpleaños número 25. Ahora ya tenía 29. Y el hecho de que se dejara abrazar por él le hacía sentir realmente feliz, porque sabía que no le gustaban los abrazos y demostraba el cariño que le tenía.

—Gracias —dijo Auron, más relajado— Sé que no te gustan los abrazos, ¿pero te importa si nos quedamos así un rato más?

—N-no... —traga saliva. Le estaba costando mantener su respiración normal.

—La verdad, es que no tuve un buen día. Las cosas me estuvieron saliendo mal. Mi pan al desayuno se quemó, en la mañana se acabó el gas así que tuve que bañarme con agua fría, por el caminó tropezé y me caí unas cuantas veces, en una de esas caí al lago y tuve que venir a cambiarme de ropa, y lo último es que se escaparon algunas de mis ovejas. Lo único bueno en el día es este momento, en el que me abrazas —se sincera. Pasa una de sus manos por su ojo, secando una última lágrima que se había asomado para salir.

—L-lamento que hayas tenido que pasar por todo eso.

Auron sonríe por eso. Se sentía mejor. Aun así, sentía la necesidad de quedarse así con Reborn, le hacía sentir seguro y cómodo.

—¿Tú qué hiciste durante el día?

—No mucho... E-estuve arreglando esto de aquí, aunque no sé qué es, t-todavía...

—Es interesante —una leve sonrisa está puesta en su rostro ahora— Oye, ¿por qué derepente tartamudeas tanto, eh?

Le agradaba que estuviera volviendo a ser el mismo, pero pensaba que estaba siendo el peor momento para gastar una broma. Sintió sus mejillas arder de la vergüenza. Conocía perfectamente la razón, pero no quería mencionarla en voz alta.
El mayor sintió cómo la respiración y los látidos de su amigo de volvían irregulares.
Reborn no estaba soportando la situación.
Gilipollas, pensó, insultándose a sí mismo. Y Auron se separó del abrazo, quedando sorprendido por lo que estaba viendo. Jamás en su vida había visto así a Reborn, por lo que no sabía si preocuparse o no.

—¿Estás bien? —preguntó lentamente.

No hacía contacto visual, y una de sus manos cubría la mitad inferior de su rostro. Sintió que retiraba su brazo restante de su espalda. El menor volvió a tragar saliva, sentía su garganta bastante seca.

—Perdón, creo que necesito agua.

Se levantó y al dar pocos pasos, es tomado de la mano, deteniendo su andar.

—¿Te incomodé mucho? Puedes decirmelo si fue así.

—N-no, no fue tu culpa... —Fue mía.

Soltó el agarré y entró en la cocina, llenándo un vaso de agua, para luego beberlo. Dió un largo suspiro para relajarse, de a poco se iba disminuyendo este.
Se sentía culpable por tener esos sentimientos hacia Auron, a pesar de que sabía que eso no lo controlaba él. Aún así, no ponía evitar odiarse por querer arruinar la amistad que habían formado por años.

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Hola! Honestamente, no quería quedarme con las ganas de crear mi historia Rebornplay. Aunque estos sean one shots jeje

Cada capítulo será una historia distinta, narrando un momento distinto de ellos dos
Espero que los disfruten!

Flower xx.

One Shots - Reborn x AuronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora