prólogo.

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—¡¿Te puedes apurar?! Le prometí a Nick que esta vez llegaríamos temprano al ensayo Jorge y adivina que, ¡vamos tarde! ¡otra vez!— la castaña se encontraba sumamente alterada mientras trataba de terminar su desayuno lo más rápido posible.

—Pues todo esto no estaría pasando si no te hubieras tardado una hora y media bañandote esta mañana. Si nos sancionan va a ser tu culpa.— atacó el rizado mientras terminaba de guardar sus cosas en su mochila.

—Me está llamando Nick ¡¿qué hago?! ¿qué le digo? ¡nos va a matar!— la chica, que ya estaba casi lista para salir del departamento, entró en panico.

—¡Contéstale y deja de paniquearte!

La chica tomó una bocanada de aire y con voz mas tranquila, repondio.

—¿Si? [...] estamos en camino, lo sé, no volverá a pasar [...] nos vemos ahi.

La llamada culminó y los dos amigos se miraron sin saber que hacer.

—Hay que correr.— anunció el rizado tomando todo lo que tuviera a su alcance. Llaves, mochila, botellas de agua, sudaderas, todo.

Tenían la intención (o la ilusión) de poder tomar un taxi y llegar a tiempo para el ensayo general de la primera obra importante para la que ambos habían conseguido papeles ¡qué ilusos habian sido! era más fácil y rápido ir caminando a paso de tortuga que conseguir un taxi en las calles de Nueva York un lunes por la mañana y cuando por fin se las habían arreglado para llegar al lugar en donde se llevaría a cabo el ensayo, se sintió desde la puerta de la sala una voz imponente. Sólo se escuchaba la voz de esa persona en toda la habitación y parecía ser que estaba un poco enojada.

—No voy a tolerar que nadie más llegue ni un minuto tarde, aquí venimos a trabajar, esta obra es un proyecto muy importante y si ustedes no se lo toman enserio ahi tienen la puerta, son libres de irse.

Wow, vaya que esa persona, sea quien sea, estaba bastante enojada.

A todo esto, el par de amigos que habían llegado recientemente al lugar, se debatían entre quién sería el primer valiente en poner un pie dentro y pedirle disculpas al que parecía ser el nuevo jefe por haber llegado tan tarde.

—Tienes que decirselo tú, tiene cara de que a mi me va a mandar de patitas a México otra vez.— objetó la muchacha.

—¿Yo por qué? llegamos tarde por tu culpa, además, no sabemos quien es, no le debemos ninguna disculpa.— habló el rizado en un tono despreocupado.

—¿Van a seguir peleando e interrumpiendo el ensayo? Les pido por favor que se retiren. Ah y soy Diego, el nuevo productor a cargo de esta obra y ustedes dos ya no forman parte de éste proyecto. Buen día.— ninguno de los dos jóvenes se habían dado cuenta de lo fuerte que estaban hablando y menos habían notado la presencia del castaño quien, después de haberlos prácticamente corrido, cerró la puerta del salón de ensayos en sus caras.

Fallin' for ya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora