Capítulo 5

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Actual y literalmente son desconocidos.

Eso es lo que más lo lastima.

Kuroo solo quiere una oportunidad.

La noche está helada. El invierno es lo peor del año, aunque acepta la época porque puede derretir su garganta tomando café y es lindo quedarse acostado viendo películas, pero le gustaría que hiciera calor para no estar tan abrigado.

Sentado en el borde de la calle, pierde su mirada en el parque de enfrente mientras le da una calada a su cigarillo. No suele fumar muy seguido, solo lo hace para desestresarse. Y el estrés que siente ahora mismo es por culpa de Kenma. El chico es la razón de sus dolores de cabeza últimamente, justo como en preparatoria.

Aún así, dejando de lado la frustración por la simple existencia de Kenma, quiere tomarse un tiempo para recordar lo lindo que es. Su belleza bajo cualquiera hora del día que siempre acelera su corazón al recordarla. Kenma es realmente hermoso y despiadado. Esa hermosura que lo hace pensar en que los ángeles sí pueden tocar la tierra.

Siente alguien sentarse a su lado, asustándolo. Rápidamente mira a la persona y le gustaría no sorprenderse al ver el perfil tan bonito de Kenma. El mundo se detiene una vez más, robándole su último aliento. Hace dos años no lo veía pero se sintió como una eternidad.

—Te vas a quemar.

Kenma dice en voz baja, estirando su brazo para quitarle el cigarrillo. Kuroo lo sigue mirando perplejo, incluso sorprendiéndose al ver que también le da una calada.

—¿Ahora fumas?

Se encogió vagamente de hombros.

—La vida es difícil.

Kuroo traga con fuerza y regresa la vista a la calle. El sonido de los autos pasando en la lejanía y las cigarras cantando. Se siente muy nervioso pero intenta verse lo más tranquilo posible, perdiendo su mirada otra vez en la oscuridad del parque plagado de árboles.

—Hace mucho no te veía, Kuro.

Dice mirándolo directamente. Esa soberbia que Kuroo siempre detestó; una de las cosas que jamás contempló de Kenma.

—¿Por qué actúas como si nada?

Pregunta sin comprender realmente la situación, clavando sus ojos sobre los pedantes de Kenma.

—¿Cómo quieres que actúe...?

Le acerca el cigarrillo para tomarlo, pero Kuroo ni siquiera le presta atención a eso. Su mirada baila confundida sobre el chico frente a él y piensa en matarlo, porque lo desespera demasiado.

—Rompiste mi corazón.

Dice incrédulo, sintiendo su corazón apretarse al igual que sus puños. Kenma le dedica una mirada y le da otra calada al cigarro.

—¿Reclamas o me culpas?

Eso colma su paciencia. Kuroo se levanta molesto y piensa en irse, olvidándose de preguntarle qué hace ahí porque está indignado, pero Kenma lo detiene una vez más de seguir con su vida.

—Vine aquí porque me cansé de cruzar miradas contigo.

Suena tan desinteresado que cada vez lo enoja más. Kuroo no se sorprende por la facilidad de Kenma para analizar la situación y especialmente analizarlo a él. Otra cosa que siempre odió de él y aún así, sigue amándolo. Se siente tan idiota en este momento.

Kenma, como cualquier persona, tiene su lado lindo y su lado malo. Kuroo también observó este último, dándose cuenta de la arrogancia con la que caminaba y decía algo. Y cuando pensó que era el único que creía eso de Kenma; muchos de sus amigos y compañeros de escuela en ese momento le dijeron lo mismo. No era una persona que generara confianza con ese aspecto y forma de ser.

La soberbia y la arrogancia probablemente son cosas que lo llevaron a la ruina. A quedarse solo.

—Lamento mirarte, si es lo que quieres escuchar.

Escupe con el ceño fruncido. Kenma da otra calada y lo mira.

—Quiero escuchar por qué estás molesto conmigo.

Tiene que ser una broma. Entre el frío invierno invadiendo las calles de Tokio, Kuroo Tetsuro está parado en la acera, observando al causante de su sufrimiento fumar de su propio cigarillo. Llega a odiarlo.

—Digo —Kenma continúa de manera filosa—, si nunca fuimos amigos, ¿por qué estás molesto con este desconocido?

Kuroo siente como si alfileres con forma de palabras se clavaran en su cuerpo lentamente. Sabe que Kenma es rencoroso y por eso mismo le dijo eso; Durante su gran pelea, Tetsuro le gritó que nunca fueron amigos porque él nunca demostró interés (O así lo sintió el pelinegro), Kenma se sintió ofendido. Algunos dicen que herido.

Quiere mandarlo a la mierda en este momento. Sus miradas se sostienen la una a la otra: La tranquilidad arrogante de un rompe corazones y la furia en alguien impulsivo. Eso sucede en una calle cualquiera de Tokio en pleno invierno.

—Si vamos a seguir cruzándonos, como mínimo, podríamos saludarnos.

Suena despectivo. Kuroo respira hondo.

—¿Siquiera te importaría si te saludo?

Kenma desvía la mirada hacia la calle y da la última calada al cigarrillo. Kuroo desea que le dé una respuesta para quedarse ahí, le ruega al universo y a todo eso en lo que no cree, pero lo que espera nunca llega. Y eso es señal de que debería irse porque es inútil quedarse ahí.

Se da vuelta y simplemente comienza a caminar rápidamente, apretando sus labios y sus puños adentro de sus bolsillos. Está enojado y solo puede sacar todo llorando.

Por eso, cuando llega a su habitación, Kuroo se tira a su cama y se deshace en lágrimas, sintiéndose otra vez el chico de diecisiete años con el corazón hecho pedazos por la misma persona de siempre. Y ni siquiera le pedirá consuelo a sus amigos, porque sabe que estos están cansados de siempre la misma historia.

¡Y lo entiende! Realmente sabe que es algo cansador, pero no puede evitar sentir tanto amor y odio por el mismo ser humano. Es masoquista, ya lo sabe, pero no puede detenerse. Una parte de él quiere regresar para seguir hablando con Kenma y otra le pide entre gritos que deje ir al teñido que tanto año le hace. Incluso cuando no estaba en su vida, él ya sufría. ¿Por qué intentar seguir al lado de una persona tan cruel con él?

Kuroo no lo entiende. Y por eso mismo, no se entiende a sí mismo.











































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Buenas!!!

Espero les hayan gustado estos últimos tres caps actualizados recientemente!

Lamento la tardanza :(

Nos vemos!

tkm tkm tkm

Second Chance | KurokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora