El breve comienzo.

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Momo era nueva en el barrio. Sus padres habían decidido mudarse allí debido a la tranquilidad del lugar, y porque podían hacer sentir a su hija en un cuento de hadas.

A sus cortos 15 años la menor de los Yaoyorozu era muy perceptiva. Sabía que sus padres casi nunca podían estar ahí por el trabajo, pero eso realmente no le molestaba... Sabía que sus trabajos eran demandantes, y que cuando podían pasaban tiempo con ella.

—¡Momo, cariño!— llamó su madre desde el primer piso, terminó de guardar la última prenda en el gran clóset, y bajó rápidamente, deslizándose por el pasamanos de la escalera. Fue a la cocina, en donde se encontraba su madre, que estaba preparando comida. El olor era delicioso.

—Dime, madre.— responde ella, vestida de formal, y con su cabello suelto. Una sonrisa se forma en sus labios, y se acerca a su progenitora quién la recibe con sus brazos abiertos.

La belleza de Momo sin duda era obra de su madre, que a pesar de tener 40 años, seguía conservándose joven y bien cuidada. —Cariño... Sé que te gusta mucho leer libros y escuchar música... Pero, ¿Por qué no sales un momento? Los vecinos están curiosos por conocernos, yo terminaré de cocinar, y saldré.

—Oh...— eso tomó por sorpresa a la azabache, no era muy buena interactuando con los demás. Al menos no desde el instituto anterior.

Pero no quería defraudar a su madre, quién siempre ponía todas sus esperanzas en ella. Se forzó a sonreír, y asintió suavemente. Abrazó a su madre con fuerza, y esta le devolvió el abrazo, acariciando sus cabellos. La señora Yaoyorozu sabía del miedo que acomplejaba a su hija, pero no quería verla sola. —Quién sabe, mi pequeña obsidiana. Quizás hasta conozcas a un chico.

Su madre guiñó un ojo, y Momo sin poder evitarlo estalló en risas, a diferencia de su padre, que era más reservado y callado, su madre siempre soltaba alguna broma, sin antes llamarla "pequeña obsidiana".

Eso logró hacer que Momo recuperase aunque sea un poco de confianza en sí misma, se despidió de su madre con un beso en la mejilla, y guardó su celular en el bolsillo de su chaqueta, colocándose sus audífonos.

Cerró la puerta tras ella, y llegó hasta su patio delantero. Apretó los puños e inhaló hondo. "Vamos, Momo, tienes esto bajo control".

Levantó la mirada, y exhaló todo el aire guardado. ¿Por dónde debería empezar?

Caminó por el barrio, pero al parecer nadie estaba en casa. Eso solo la hizo suspirar con resignación, fue una mala idea... Pero al menos el parque estaba cerca, así que fue a uno de los columpios a sentarse, y a subir la música a todo volumen. Después le inventaría una excusa a su madre.

La paz y tranquilidad no duró mucho, pues sintió un toque en su hombro y un animado saludo. Lo cual hizo que se quitara los audífonos, mirando hacia la derecha se encontró con un chico de cabello verde, quién la estaba saludando con la mano.

Al parecer no tendría que mentirle a su madre.

Una sincera sonrisa se formó en su rostro, saludando calmadamente de vuelta. En su campo de visión también se asomó un joven de cabellos y ojos bicolores.

—¡Hola! Es un placer.— comenzó la azabache. —Mi nombre es Yaoyorozu Momo.

El chico peliverde sonrió aún más, respondiendo. —Izuku Midoriya, es un placer. Y ese de atrás es Todoroki-kun, pero no es muy hablador que digamos, jaja.

El mencionado saludó con la mano, se le notaba algo nervioso, pero Momo solo le dedicó una de sus mejores sonrisas para intentar alivianar esos nervios.

Dirigió su mirada a Izuku, manteniendo aquella sonrisa. —Soy nueva aquí...

—Lo notamos, jaja. No habíamos visto caras nuevas hace un buen tiempo.

Izuku era sin duda muy animado, eso lograba sobresaltar a Momo, no acostumbraba a lidiar con personas con tanta energía, pero eso no le molestaba.

La charla siguió su curso, Todoroki casi no hablaba, solo añadía uno que otro comentario, pero Momo e Izuku charlaban cómo si se hubieran conocido de toda una vida.

Entonces Momo pudo ver a un chico rubio de cabello desordenado acercándose a paso fuerte a la escena, sólo pudo observarlo sin decir nada. Este inmediatamente fue donde el peliverde, tomándolo de los hombros. —¡Maldición, Deku! ¿En dónde demonios te habías metido? ¡Uraraka no dejó de joderme todo el día preguntando por ti y-!... ¿Eh?

El rubio miró a la azabache, quién a pesar de tener una sonrisa, se notaba claramente confundida y nerviosa. Momo sólo atinó a saludar con la mano desviando la mirada.

—Katsuki, no asustes a...— pero no fue capaz de terminar, porque el mencionado ahora la había agarrado con Todoroki, tomándolo de los hombros, con claras intenciones de golpearlo.

—¡No me llames por mi nombre, desgraciado! ¡No tenemos ese nivel de confianza!

Momo estaba claramente confundida, sin tener idea de qué hacer exactamente, pero su cuerpo reaccionó por inercia, acercándose a al bicolor y al rubio, en un vano intento por calmar las cosas.

—Por favor, calmese.— más que una súplica, parece una orden por parte de la azabache. Katsuki no puede evitar mirarla de pies a cabeza, analizandola, entonces suelta a Todoroki con brusquedad, y se acerca más a ella.

—¿Quién eres tú, hah?

A pesar de lo agresivo que se ve, Yaoyorozu no logra verlo de forma amenazante. —Soy Yaoyorozu Momo, soy nueva aquí. ¡Un placer!

Eso al parecer logró calmar a la bestia, que se cruzó de brazos, y observó a Momo con el ceño fruncido. —Bakugo Katsuki.— responde el.

Momo sonríe amablemente. —¡Es un placer, Bakugo-san!

Y en ese momento, al parecer las mentes de los tres se conectaron solo para pensar "Es linda...".

Midoriya fue el primero en tomar la palabra. —¿Puedo llamarte Yaomomo?

Los ojos de Momo brillaron con emoción, y un suave sonrojo adornó su piel de porcelana,  ¿Era un apodo? ¿Para ella?... Sonaba muy lindo. —C-Claro que si, Izuku-kun.

Y Yaomomo no lo notó, pero Bakugo y Todoroki miraron feo a Deku por unos breves instantes.

Todoroki iba a tomar la palabra, pero Bakugo se le adelantó. —Oye, Yaomomo, hoy mis padres harán una fiesta, estás invitada.

Pero más que sonar cómo una invitación, sonaba cómo una orden, cosa que causó unas risitas en Momo. —Será un placer estar ahí, Bakugo-san.

Todoroki solo observaba la escena, hasta que por fin hubo un silencio dónde pudo hablar. —Yaoyorozu-san, ¿Gustas que te pase a buscar para la fiesta?

Momo lo observó sonriendo, estaba realmente emocionada por todo lo que estaba ocurriendo. ¡Finalmente tenía amigos! —¡S-Será un placer, Todoroki-kun!

Y sin poder evitarlo, hizo una reverencia, cosa que llenó de ternura el corazón del bicolor. Yaomomo era sin duda demasiado adorable.

Iban a seguir hablando, pero el teléfono de Momo comenzó a sonar, era su madre. Ya era hora de que volviera a casa, seguramente el almuerzo ya estaba listo.

Explicó la situación, y se despidió con la mano. Los tres aceptaron, y se ofrecieron a escoltarla, pero Momo educadamente rechazó la propuesta, debía volver rápido y recibiría un regaño. Aunque le dejó su número a Todoroki para que le hablara antes de ir a buscarla.

¡Las cosas estaban saliendo bien!

𝕯evil's 𝓭ollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora