12.

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Yo no pude llorar, pero dejé de vivir.

Iba a la universidad y hacía todo lo que tenía que hacer como autómata, nada me interesa. Me pasaba el tiempo maldiciendo a la vida.

Mis padres, quienes vivían en Jeju, comenzaron a visitarme con bastante regularidad, eso que en cualquier otro momento me hubiera hecho feliz, en esos momentos no me importaba.

Los odiaba a ellos, odiaba a mis tíos, odiaba al mundo.

¿Por qué nadie me avisó que el amor de mi vida se iría y no volvería jamás?

𝗨𝗡𝗡𝗢𝗧𝗜𝗖𝗘𝗗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora