Capítulo 33: Darse cuenta

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STRANGER THINGS

SEASON 4

Madelaine

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Madelaine

— Nancy! — seguía llamándola pero no respondía, cada vez me ponía más nerviosa.

Llevaba ya unos minutos sin reaccionar, y ninguno de los que había en el otro lado me pasaba música para ponérsela. Notaba como cada vez mi respiración se iba acelerando más, y como mis ojos se inundaban de agua.

— Vamos, Nancy — añadí y la miré — Si me escuchas o algo seguí mi voz... — comenté pero ella no podía hacer nada — ¡Vamos! — exclamé.

De repente, abrió los ojos y empezó a caer. Yo, como acto reflejo, le agarré la cabeza para que no se hiciera nada y me agaché con ella, que estaba temblando. La miré y ella hizo lo mismo. Su cara era de terror, mucho terror.

— Soy yo — añadí tratando de sonar calmada — Estoy con vos, soy yo — dije y me abrazó desesperada — Soy yo, tranquila —

Después de que ella se calmara y dejara de temblar, salimos las dos y volvimos al verdadero Hawkins, aquel que no daba miedo, más o menos.

Fuimos todos a nuestra caravana, a la mía y de Max, y ahí cada uno se sentó donde pudo. Robin y yo junto a Nancy.

— ¿Querés... hablar? — susurré mirando a Nancy y ella asintió.

— Fue él — añadió y todos la miraron de repente — Vecna — aclaró en un suspiro — Él me mostró cosas que aún no pasaron — hablaba con voz temblorosa, así que le agarré la mano en forma de apoyo — Cosas horribles. Vi una nube negra que cubría Hawkins. El centro estaba en llamas. Había soldados muertos. Y una criatura gigantesca con la boca abierta. Y no era la única. Había muchos monstruos. Un ejército. Y llegaban a Hawkins, a nuestros barrios, a nuestras casas — explicó sin levantar la mirada del suelo — Y entonces me mostró a mi madre, y a Holly, a Mike. Y... — se le quebró la voz — Todos estaban... —

— Bueno, pero, solo quiere asustarte, Nance — añadí y los miré — ¿Verdad? No es real —

— Todavía — dijo Nancy y me miró, a lo que yo bufé — Pero eso no es todo — habló — Me mostró portales. Cuatro portales — aclaró y tragué saliva — Se extendían por Hawkins. Y esos portales, se parecían al de la caravana de Eddie, pero crecían sin parar. Y no era el Hawkins del Upside Down. Era nuestro Hawkins, nuestra casa — explicó y nos quedamos sin palabras, asustados. Tal cono lo expresaba Nancy, parecía el fin del pueblo.

Eso me asustaba. Acá había crecido, había pasado los peores y los mejores años de mi vida. Había encontrado a amigos, a una familia, me había enamorado, había reído, llorado, gritado. Todo acá y, aunque siempre había querido irme, la idea de que Hawkins fuera a ser destrozado no me agradaba nada.

— Suena cuatro veces — añadió Max rompiendo con el silencio — El reloj de Vecna — habló y bajé la mirada, tenía razón, yo también lo había escuchado — Siempre suena cuatro veces, exactamente. Nos estuvo contando su plan —

𝐒𝐓𝐑𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑 𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆𝐒/ 𝐒𝐓𝐄𝐕𝐄 𝐇𝐀𝐑𝐑𝐈𝐍𝐆𝐓𝐎𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora