Entre una serpiente y un dragón

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Camino hacia la salida del bar y el tal Rocco no deja de perseguirme con la mirada ni por un segundo. Sus retorcidos ojos grises están clavados en mí y comienzan a asustarme. Entonces aligero el paso para poder escapar de ahí lo antes posible. He caminado hasta dejar atrás la figura Hefestos y la de ese hombre intimidante. Me he quedado sola entre medio de una multitud de gente extraña y drogada. Aún con los nervios a mil, intento concertarme en el teléfono para pedir un transporte pero el servicio es muy malo. Así que termino saliendo afuera hacia un callejón oscuro y estrecho.

Vuelvo a intentar conectarme en alguna aplicación de transporte pero unos pasos me desconcentran. Parece que alguien se está acercando y el miedo comienza a hacerme su prisionera. Intento esconderme entre unos contenedores de basura pero lo único que consigo es adentrarme más hacia un callejón sin salida. En la lejanía puedo ver como dos sombras en movimiento se acercan cada vez más. Al principio pienso en salir corriendo pero resulta ser en vano porque aquellas dos figuras logran divisarme y cada vez están más cerca de mí, tanto que ya puedo distinguir sus rostros. Dos hombres altos vestidos de negro y con tatuajes en el cuerpo se me acercan. Uno de ellos tiene una serpiente en la mitad de su cabeza sin pelo y el otro un dragón en su brazo izquierdo. También ambos tienen el mismo tatuaje de una llama de fuego en su cuello como si fueran pertenecientes a una banda de crimen organizado. Ambos me rodean y yo comienzo a sentirme intimidada. Sin tener hacia donde ir me hecho hacia atrás temblorosa. —¿Qué quieren?—pregunto con una voz queda y temerosa.

—A ti—responde sin titubear el del tatuaje del dragón. Ambos me rodean con una mirada siniestra y uno de ellos, el más alto me agarra del brazo con fuerza.

—A nuestro jefe le pareciste muy encantadora, es por eso que vamos a llevarte con él—acaricia con sus dedos uno de mis mechones de cabello el hombre del tatuaje de serpiente en la
cabeza.

—¡Suéltenme! Yo no quiero ir a ningún lado con ustedes—intento zafarme en vano.

—Eso no lo decides tú chiquilla, no te resistas porque aunque no quieras ya eres nuestra—me aprieta con violencia el hombre del tatuaje de serpiente y luego me acorrala en una pared.—Que deliciosa estás chiquilla, me pregunto si te verás mejor cuando te quite toda la ropa—me mira con ojos lujuriosos el del tatuaje de serpiente y toca con sus dedos uno de los botones de mi camisa.

—No creo que sea buena idea hacer eso, sabes que al jefe le gusta ser el primero. Cuando él la use entonces podrás jugar con ella todo lo que quieras—le advierte el del tatuaje de dragón y mi corazón se paraliza. Tan solo pensar en lo que harán conmigo todos esos hombre hace que mi piel se estremezca.

—Tranquilo Feid, solo quiero mirarla un poco. Te prometo que solo voy a acariciarle las tetas un poco—sonríe con lujuria desnudándome con la mirada el del tatuaje de serpiente. Cierro los ojos resignada y acepto con angustia mi horrible destino mientras las lágrimas se me desbordan de los ojos al saber que voy a ser ultrajada. En mi cabeza no dejo de maldecir a Hefestos por dejarme ir sola y por haberme pedido que lo acompañara. Si hubiese sabido que mi vida iba a terminar de este modo nunca hubiese aceptado su propuesta.—Así me gusta, quietecita y cooperando—aprieta mis mejillas con sus dedos. —Voy a quitarte la ropa y tú lo disfrutarás, así que deja de llorar—agarra el cuello de mi camisa de botones e intenta desabrocharlos.

Cuando está a punto de quitarme el segundo botón se escucha el sonido de un motor. El chico con el tatuaje de serpiente se pone en guardia y deja mi blusa. —Ya suéltala imbecil— ordena una voz familiar en la oscuridad.

—¿Quien eres tú para darme ordenes?—se voltea el hombre del tatuaje de serpiente para mirar al dueño de la voz.

—Ese no es tu problema, solo suéltala. No me hagas repetirlo—le advierte la voz.

El pecado de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora