[𝑲𝒂𝒄𝒄𝒉𝒂𝒌𝒐] 𝑶𝒏𝒆 𝒔𝒉𝒐𝒕'𝒔

𝟷.- 𝙵𝚛𝚊𝚌𝚝𝚞𝚛𝚊

Esa noche había sido interminablemente aburrida. Al parecer, los ladrones esperaron por ella y la habían hecho correr demasiado, se sentía sucia. La verdad, solo tenia ganas de llegar a su casa, bañarse y dormir. Quizás, solo quizás, podía pedir que su cama estuviera calida esa mañana.

Tomó su bolso para cerrar su “locker” y marcharse, sin embargo, un nombre conocido fue nombrado en la televisión del recepcionista, haciéndola detener sus pasos. Se acercó a él y preguntó con curiosidad por lo que decían las noticias.

—Dynamight, fue alcanzado por un escombro en el rescate de unas jóvenes. Creo que... —dijo aquel hombre, observando cómo la castaña corría hacia la salida —. “Seguramente son amigos” —pensó, antes de voltear su mirada al televisor.

Escuchar eso, la hizo olvidarse del sueño y el cansancio que traía, entonces, mientras corría por las calles, recordó que «ella» se encontraba de visita, así que la llamó para saber cómo estaba.

—Hola... —sonó del otro lado de la línea —Cariño, estamos en el Hospital general de Jaku.

—Espere ahí, llegó en un instante. —contestó, dando la vuelta en una esquina —Digame... ¿Él, está bien?

—Aun no me han dicho nada... —lo siguió un silencio.

—Estoy afuera. —aviso ella, antes de finalizar la llamada.

Al llegar al establecimiento, pudo ver todas las miradas sobre ella, pero debía apresurarse así que su primer obstáculo era la recepción.

—Uravity-san...

—Eh, si... Hola... —confirmó con una pequeña reverencia, a la amable chica que la miraba con admiración —¿Buscó a Bakugo Katsuki?, Podría ayudarme.

—Por supuesto, Uravity-san... —respondió la joven, buscando en la pantalla de su computador — Él se encuentra en el 4to piso, aún está en cirugía, pero su familia y amigos están en el área de visitas.

—Muchas gracias. —dijo ella, distraída mientras buscaba los ascensores con la mirada.

Al encontrarlos marco el número 4 y pensó, en lo duró que era tener que pensar en la vida y la muerte cada día de sus vidas. Amaba su trabajo, así como él lo hacía, sin embargo, estos momentos la hacían considerar lo mucho que tenían por perder. La puerta se abrió y ella, lo agradeció; Ya que, no era momento de ser pesimista.

Los ojos de algunos héroes se posaron en ella, intimidandola por sentirse fuera de lugar. La verdad era que el momento había llegado y, no estaba segura de si podía darse esa libertad de mencionar algo. Pero estaba tan preocupada que no podía solo dejarlo ahí.

Cuando creyó que debía irse, llegó la mujer que había hablado con ella y que compartía la misma preocupación por ese chico explosivo que se encontraba en ese momento en un pabellón. Era tan parecida a su chico que no podía evitar observarla cada vez que tenían la oportunidad de reunirse. Le parecía maravilloso encontrar todas las similitudes que ambos compartían.