Y el reflejo no se a quién me muestra, ya apenas me reconozco.¿Cómo y cuando han pasado tantos años?
Recuerdo la efervescencia propia de la juventud, las ganas de comerme el mundo a bocados, el "no tengo miedo", un "si" saliendo por mi boca sin apenas pensar.
Y ahora me enfrento a mi propio yo. Hacía tiempo que no nos hablábamos de tu a tu, y no se sí estoy preparada para escuchar mis propias respuestas.
Se dice que los ojos son el espejo del alma, y los míos están gritando en todos los idiomas que conocen, tanto que temo lo que veo en ellos.
La pena me empieza a invadir.
El torrente sanguíneo lleno de nostalgia.
Las sinapsis se disparan como fuegos artificiales, atravesándome en cuestión de nanosegundos, y pronto empiezan a brotar a raudales los manantiales salados que habitan en los dos pozos oscuros que me miran sin piedad.
Puños apretados.
El bombeo incesante de la rabia que encuentra finalmente salida a través de un alarido que llega a quemar la garganta. El mismo cuya vibración rompe en mil pedazos ese reflejo, y por fin me reconcilio con mi yo.