El lirio de mi jardín

Amar

Hace mucho tiempo atrás, un joven huérfano, llamado Theolirio, trabajaba como ayudante de uno de los mejores jardineros. Amaba su trabajo, cuando iba a cuidar de las flores, lo hacía de manera delicada y minuciosa, debido a que creía que las almas de las personas fallecidas se convertían en flores de cualquier tipo, dejaba en claro su intención de no lastimarla. Todo iba bien, cada día que pasaba aprendía nuevas técnicas de cuidado, de corte de las flores y plantas. Hasta que su superior le informa que van a trabajar en el gran jardín de la esposa de un reconocido guerrero.

En los día que estaban trabajando, el joven se encuentra con el segundo hijo del guerrero, su nombre es Alcander, que significa fuerte en griego. Se da cuenta que es de su misma edad y por ello, los dos se vuelven amigos. Cada día que pasaba, Theolirio trataba de encontrar la forma de conversar serenamente con su amigo Alcander. Aunque no siempre era posible, el hijo del guerrero podía entender y no se molestaba con Theo. Al pasar un par de semanas, se volvieron inseparables, compartieron historias y experiencias, Alcander ayudaba a Theo con el jardín, aunque no era su deber hacerlo, lo hacía.

Durante los recesos de Theolirio le llevaba comida, en sus platicas siempre le recordaba que la belleza que poseía no era tal como una belleza de cualquier chica. Lo esplendido que se veía siempre, su presencia no se compara con las flores. Su fragancia tan embriagadora que supera el aroma de una rosa. Tan adictiva que lo provoca. Este le contestaba con palabras cortas pero similares porque era muy tímido cuando lo halagaban.

A los pocos meses Theo y Alca, ya se conocían a la perfección, eran muy unidos.  Descubrieron que sus gustos eran similares, les apasionaba ayudar a los demás, eran leales y serviciales. Habían momentos en que se encerraban en una burbuja imaginaria, la cuál los alejaba del mundo exterior para solo ser ellos mismos, les fascinaba la presencia del otro, sentían que uno era su lugar seguro del otro y viceversa.

Existía una gran conexión entre ellos dos, una conexión más allá que una amistad, pues en momentos sobrepasaban aquella línea que separaba amistad y amor.

Dos años después. El ayudante del jardinero ya no trabajaba con su superior en aquel jardín. Ya habían terminado su trabajo. Eso entristeció a Alcaner pero no dejo que se quebrara su relación con Theo.

Cuando llegó el cumpleaños de Theolirio, el hijo del guerrero lo llevó a un lugar muy bonito, poco conocido, era del mismo jardín, un lugar secreto, era el lugar favorito y especial de Alcaner. En aquel lugar, se dieron su primer beso, al parecer los sentimientos eran recíprocos, sentían lo mismo. Alcaner, fue el primero en confesar sus emociones por Theolirio y este último, lo demostró con otro beso lleno de pasión y amor. Todo esto pasó bajo los ojos de Afrodita quién justamente estaba pasando por ahí. Ella se enterneció por aquel momento de amor juvenil, un amor inocente y puro. Se prometió así misma protegerlos de los demás que intenten separarlos.

Pero no todo era color de rosa, Alcaner no podía estar con Theolirio porque este no era alguien importante, según su familia, debía estar con personas superiores. Esto entristeció mucho a los chicos, no obstante no dejaron que impidiera permanecer juntos.

Su primer encuentro, según Theolirio,  fue como si viajaran por todas las constelaciones, tocando las estrellas y los cosmos, sintiendo ese revoloteo de las mariposas en su vientre, los suaves toques y besos de Alcaner provocando la extasis en su sistema. Ambos estaban felices y enamorados.

Cada minuto que pasaba se enamoraban más. Por obvias razones solo se veían en su lugar secreto para que los demás no los vean y separen. Compartían risas, besos y miradas que llenaban de su corazón una melodía armoniosa llamada amor.

Theolirio, tenía la costumbre de regalarle una flor, ya sea cualquiera, a Alcaner cuando se veían. Así demostraba que su amor solo era para él. Las flores eran cuidadas personalmente por Theo, en su pequeño hogar.

Un día de encuentro entre ellos dos, el hermano mayor de Alcaner, los descubrió. Estaban en su lugar secreto del jardín. Fue hasta su padre y le informó de lo sucedido. Este con el enojo cegando sus pensamientos, tomó una espada, fue donde ellos estaban, con un semblante terrorífico miró a los dos jóvenes. Luego empuño la espada y atravesó el pecho de Theolirio en tan solos segundos, no por nada es uno de los mejores guerreros de la ciudad. 

Theolirio, no pudo hacer nada más que recordar los momentos con el hijo del guerrero. Con su pocas fuerzas se despidió con un susurro que sonaba un te amo.

Anonadado, Alcaner demoró en reaccionar, con sus ojos llenos de lagrimas fue a intentar ayudar a su amado. Estaba furioso y dolido, estaba perdiendo a su persona especial, él única que lo podía entender y alegrar sus días.

Su padre, solo le recriminó por ser pareja de un don nadie para luego irse y dejarlo en su sufrimiento.

Afrodita, llegó demasiado tarde, no pudo protegerlos ni cuidarlos como lo prometió. Podía escuchar el llanto desgarrador del joven, sintiendo empatía por el chico, otorgó una bendición a Theolirio

Hizo que de la sangre derramada por Theolirio, se crearan hermosas flores que en la actualidad se las conoce como Lirios. Estas flores se regaron por todo el espacio de aquel lugar. Llenas del aroma de él, y su color tan hermoso como la combinación del color de ojos y cabello de Theo.

Alcaner, al observar el suceso, solo pudo sentir que a pesar de todo, su amado no lo va a dejar hasta poder reencontrarse en otra vida con él, en una vida que puedan estar juntos sin necesidad de ocultarse ni resguardarse en un campo de flores que con su fragancia arrullaban sus preocupaciones.

Así, los hermosos lirios fueron el inicio de espera del reencuentro de dos amantes que profesaban su amor con flores y poemas.