Eres lo único bueno que he hecho en mi vida

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Cuando el desvergonzado de mi esposo apareció de pronto detrás de mí mientras me estaba mirando al espejo, pegué un grito.

—¡Loki! ¡No hagas eso! ¡Ya te dije que no hagas eso! —mi voz salió dos octavas más altas de lo normal, y él se rió.

Nunca se tomaba nada en serio. Yo estaba en la última semana de embarazo y él seguía creyendo que todo era un juego. Yo no quería un padre así para mi hija. ¿Cómo iba a educarla correctamente si él mismo ya era un insolente con cara bonita? Sí, era seductor, sí, era súper guapo, sí, sabía cómo hablarle a una mujer, sí, me daba todo lo que le pedía... pero no era una buena persona. Pobre de mí, qué inocente había sido al pensar que casándome con él iba a lograr cambiarlo. Nada cambiaba a Loki, y ahora yo tenía miedo por mi bebé. No quería que él tomara a nuestra hija en sus brazos y le enseñara a ser cómo él. No quería una niña así. Y ahora mi esposo seguía dándome sobresaltos a pesar de mi condición delicada.

Pensando en todo eso, se me salieron las lágrimas.

—Hey, hey, querida, ¿qué sucede? —susurró Loki, atrayéndome hacia sus brazos y dándome un beso en el cabello. Había momentos en que casi parecía una buena persona.

Ni siquiera le respondí. Nada de lo que yo le decía mellaba su carácter, sólo se reía y prometía portarse bien y luego incumplía su promesa.

Dejé un beso en su mejilla y me separé de él. Pude ver la insatisfacción en su rostro, pero era la misma expresión que yo mostraba siempre cuando él hacía algo mal. Estaba probando su propia medicina.

Volví a mirarme al espejo. Él seguía detrás de mí, con los ojos clavados en mi reflejo. Mi vientre abultado cambiaba mi figura, y con un poco de pena, me pregunté si quizás aquel cambio había sido el desencadenante de que últimamente Loki estuviera más... aburrido de mí... de lo normal. Ni siquiera me di cuenta de que lo estaba diciendo en voz alta hasta que terminé la frase.

—Sólo te importaba mi belleza.

Abrió la boca, probablemente para desmentir esa acusación, pero su rostro de presa acorralada me daba la respuesta. Intenté sonreír despreciativamente, aunque sentía un nudo cada vez más grande en la garganta.

Y entonces sentí la primera contracción. Mis rodillas temblaron y me apoyé en el espejo. Mi mano dejó una huella en el vidrio.

Loki ni siquiera sabía qué me estaba pasando, hasta que se lo dije con la respiración entrecortada.

—Ya viene el bebé.

Nada de automóviles, nada de acelerar para llegar al hospital. Sólo me dio tiempo de coger el bolso con las cosas del bebé antes de rodearme con un brazo y esfumarse conmigo en el aire. Había veces que amaba que mi esposo fuera un dios.

Aparecimos en medio del pasillo, cerca de la sala de partos. Logré sonreír en medio de otra contracción para explicarle a Loki que primero tendríamos que presentarnos en la recepción del hospital, o no nos aceptarían en la sala de dilatación. Lucía tan confundido con el funcionamiento del hospital que casi perdí todo mi enojo contra él.

Una vez que aclaramos el malentendido y llevamos a cabo los trámites para que yo fuera admitida, tuve que decidir si quería o no que mi esposo se quedara a mi lado durante el parto.

En un movimiento instintivo, llevé las manos a mi vientre. Loki me miraba, con la cabeza ligeramente ladeada y esa expresión de inocencia que le quedaba tan bonita y que combinaba tan poco con su manera de ser real. Yo quería decir que no, que esperara afuera, y recordaba que hasta hacía quince minutos lo quería lo más lejos posible de nuestra hija. Pero cuando lo miré a esos ojos de un verde tan profundo que parecían hechos de esmeraldas, y pensé en los primeros tiempos, cuando me había enamorado de él, cuando él no parecía tan malo, cuando dije "Acepto"...

Eres lo único bueno que he hecho en mi vida ✵ Loki & OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora