El Distrito Nueve era algo así como el lugar de ensueño para las almas algo rebeldes como la suya.
Todo en ese lugar desafiaba la norma de lo usual, de lo normativo y Hyunjin no podía evitar sentirse como en casa; incluso, cuando apenas llevaba una semana de haberse mudado a su nuevo apartamento.
¿Y qué tenía de especial podrían preguntarse?
Bastante simple.
Era algo así como la ciudad fantástica por excelencia; al menos, si tomaba en cuenta la clasificación que los humanos solían utilizar para encasillar los libros y películas inspiradas en las criaturas como él y las que vivían en el Distrito Nueve. En ese lugar, los habitantes estaban conformados por criaturas de todas las razas que buscaban vivir pacíficamente y bajo sus propias reglas.
Había de todo; desde hechiceros, cambia formas de toda clase, vampiros, hombres lobo, duendes, fantasmas, maestros del vudú e incluso, demonios. Los humanos llegaban en oleadas, atraídos por las historias de terror que eran parte de la reputación de la ciudad, por lo que el turismo y los servicios eran las mayores fuentes de la economía de Distrito Nueve. Obviamente, también había quienes eran amantes de la oscuridad y el peligro, por lo que buscaban aventuras que solo allí podrían experimentar.
Hwang Hyunjin era un joven cambia formas de tigre con una reputación establecida que dedicaba sus días a resolver crímenes relacionados a cualquier clase de criatura sobrenatural; la versión de su gente de lo que sería un detective para los humanos. Innegablemente, esto incluía que de vez en cuando debía deshacerse de algún idiota que había cabreado a la criatura equivocada, pero nada que pudiera complicar su tranquila existencia.
Al menos no tanto, como el hecho de que se había mudado a un edificio habitado en su mayoría por vampiros y un pequeño humano de aspecto adorable. Había otros cambia formas como él, claro que si, seis más para ser exactos; sus amigos para más señas.
Había visto al chico en pocas ocasiones, siempre rodeado por el numeroso grupo de vampiros y si no fuera porque Hyunjin era consciente de que los vampiros no podían reproducirse sexualmente y que sus transformaciones solían tomar bastante tiempo y esfuerzo, él fácilmente pensaría que los malditos se multiplicaban día sí y día no.
Hasta ahora había contado alrededor de 23, pero Hyunjin sabía que eran más y él en serio empezaba a preocuparse de que un solo humano estuviera sirviendo de banco de sangre para alimentar a tantos de ellos. Cosa que explicaría la piel pálida del chico, su contextura delgada y que aprovechara cada segundo que tuviera disponible para dormir.
Esa mañana en particular estaba siendo bastante tranquila, Hyunjin no tenía ningún trabajo para ese día, por lo que sus planes se reducían a ver dramas en la televisión y pasar el rato en el apartamento de alguno de sus amigos.
O eso habría hecho, si no fuera porque una conmoción en el pasillo fuera de su departamento le llamó la atención.
— ¡Le he dicho tres veces en lo que va de la mañana que ya le pague la maldita renta! — al asomarse, Hyunjin se encontró con su adorable vecino de mejillas pecosas siendo acompañado por siete de los vampiros que no hacían más que observar el intercambio entre el chico y el dueño del edificio con ojos precavidos.
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Every Beast Finds a Mate (Hyunlix)
Short Story"El Distrito Nueve era algo así como el lugar de ensueño para las almas algo rebeldes como la suya..." Three-Shot Hyunlix 2022 Chaotic Halloween Special Romance | Smut Advertencias: descripción de violencia, palabras soeces, escenas explicitas +1...