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   Los bailarines y Hoseok ya estaban en la sala de ensayo, como de costumbre

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   Los bailarines y Hoseok ya estaban en la sala de ensayo, como de costumbre. Algunos estaban estirando en el suelo y otros practicaban los pasos de las coreografías anteriores.

   —Llegas justo a tiempo —Hoseok se acercó prestándole atención a su reloj de muñeca.
   —Te sorprenderá ver cuán responsable puedo ser, incluso luego de una noche de copas —me enderecé frente a él. Ladeo una sonrisa.
   —A ensayar.

☆☆☆

 
   Luego de dos horas de ensayo, aprendiendo dos de las tres coreografías, dejé caer mi cuerpo en un rincón.
   — ¿Cansada?
   —No —mentí.
   —Vamos, nos queda una más.
   —Creo que ha sido suficiente por hoy, J-hope.
   —No. Nunca es suficiente. Ven —extendió su mano para ayudarme. El suave tacto de su piel con la mía provocó un escalofrió. Aparté mi mano en cuanto estuve de pie.

   Las canciones para el show solían ser estilo pop, mucho baile, mucho espectáculo visual. Pero me agotaba tener que bailar más de lo que estaba acostumbrada.

☆☆☆

 
   Media hora más pasó, todos parecían estar en excelente estado, excepto yo.
   
   —Creo que ha sido mucho por hoy —me detuve.
   —Aún nos falta —Hoseok me miró a través del espejo.
   —No puedo cantar y bailar al mismo tiempo. Es agotador.
   —Si tienes una buena técnica, puedes. Lo he hecho por años.
   —He dicho que es suficiente por hoy. No puedo seguir —me alejé para buscar mi bolso.
   —No puedes cancelar un ensayo cuando se te dé la gana —se acercó rápidamente.
   —Sí, sí puedo. La artista aquí soy yo y he dicho que no seguiré por hoy.

☆☆☆

 
   Lancé el bolso una vez que estuve dentro de la habitación del hotel. Ignoré las llamadas perdidas de Marcus y los mensajes de Elena.

   Cerré los ojos una vez que me recosté en la cama. El dolor de cabeza en una punzada constante. Intenté calmar la ira, respirar calmadamente. Era imposible cada vez que el rostro de Hoseok se venía a mi mente. No entendía como Marcus aun no lo había despedido.

   El timbre de mi habitación sonó. Me quejé cuando tuve que ponerme de pie para ver quién era. Del otro lado se había puesto insistente en tocar repetidamente.
   — ¿Qué sucede? —abrí la puerta y me encontré a Hoseok con su semblante serio.
   —Ten —me entregó otro pendrive.
   — ¿Qué es eso?
   —Las coreografías de hoy.
   —No las necesito.
   — ¿Siempre eres tan terca? —noté el enojo en el tono de su voz.
   — ¿Y tú siempre eres tan entrometido?
   —Intento ayudarte.
   —No necesito de tu ayuda. Estoy bien así.
   —No, no lo estas. Conozco a las de tu tipo.
   — ¿A las de mi tipo? ¿Qué quieres decir con eso?
   —Caprichosas, egocéntricas, escazas de mentalidad.
   — ¿En serio te atreves a decirme eso? ¿Quién mierda te crees?
   —Algún día te darás cuenta y espero que no sea tarde.
   —Claro —evité mirarlo.
   —Yo era como tú pero luego me di cuenta que era inútil creer que podía llevarme el mundo por delante por tener fama y dinero. Sobre todo creer que lo tienes todo y por dentro sentirte vacío y solo —clave mi mirada en la suya. Fingí que sus palabras no me habían dolido y no había visto mi reflejo en sus ojos—. Ten —me entregó el pendrive—. Devuélvemelos cuando termines, son los únicos que tengo. Adiós.

   Fui consciente de cuanto había tensado los músculos de mi mandíbula y el ardor en mis ojos. Dejé escapar las lágrimas. No sabía si era por ira, dolor o ambas.

   Había terminado de cenar, pero las palabras de Hoseok seguían dando vuelta en mi cabeza. Todo lo que había dicho el día de hoy era extraño.
   Tomé mi laptop para buscar información de él. Su rostro me parecía familiar, pero jamás me había interesado en buscar de dónde provenía.

   Sin embargo frases como "lo he hecho por años", "yo era como tú" y el trato de algunos bailarines con él, me llamaba la atención.
   Me asombré al descubrir que había pertenecido a una banda legendaria llamada BTS. La cuál había sido nominada a grandes premios de la música, participado en diferentes eventos importantes, haber ganado premios importantes como los grammys y tener mucho más reconocimientos que no cualquiera podría tener.

   La banda se deshizo hace algunos años y cada uno tomó un camino distinto. Nunca más se supo de ellos como banda, fue un cierre inesperado y esperado al mismo tiempo.
   Sin embargo lo que más llamó mi atención fueron algunas notas sobre Hoseok y su comportamiento en los últimos años de su carrera. Algunos pequeños problemas con reporteros y maltratos por su carácter.

  Noté que las horas habían avanzado cuando terminé de ver el show de J-Hope en el Lollapalooza. Había sido impresionante.
  Observé los pendrive sobre la mesa de luz. Descargué los videos y conecté la laptop a la televisión.

   En los videos salía él. Bailaba cada coreografía a un ritmo normal, luego lento, explicando cada detalle y cada paso.
   Me puse de pie para intentar seguirlo. Seguir su voz al ritmo de la música, dejándome llevar por lo poco que había logrado aprender, pero que ahora podría hacerlo mejor.

Al ritmo de tu corazón (J-Hope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora