—¡Ya déjalo! —gritaban un par de alumnos, no todos llegaban a ver el espectáculo que sucedía en medio del patio.
Había una docena de ellos formando un círculo, rodeando a esos que estaban peleando. Aunque uno no se estaba defendiendo con muchas ganas. Un castaño golpeaba con mano firme a un pelinegro, estaba sobre él, propiciándole golpes con ambos puños. Uno tras otro, tras otro, tras otro, gritándole cosas que solo él entendía, hasta que hubo sangre y ahí fue cuando lo tomaron de la camiseta, sacándolo de ahí.
—¡Suéltalo, ya pasó! —Un amigo suyo apareció en la escena. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de si, logró sostener sus brazos con fuerza y detenerlo de acercársele otra vez.
El joven apresado atinó a patear al otro muchacho en el estómago apenas un par de veces hasta que fue alejado en tu totalidad. Lo miraba con furia, lo único que había en sus ojos era rabia pura. Escupió cerca del chico y todo se calmó.
—Hijo de puta —susurró, con sangre en su mejilla. Sangre que no era de él. Se zafó del agarre de su amigo con bronca para irse de allí—. Puedo irme solo, gracias.
El pelinegro tenía sangre saliendo de su nariz y boca, la mejilla cortada al igual que la ceja y no podía abrir el ojo izquierdo completamente, todo aquello producto de los golpes del castaño. Lo vio irse con confusión, con su pecho comprimiéndose del dolor y lágrimas saliendo de sus ojos.
—¿Te encuentras bien? ¿No tienes nada roto?
Aquel chico que se acercó a él ya había estado al lado suyo cuando la pelea empezó. Más bien, la emboscada, pues el muchacho castaño se había acercado sin aviso y había comenzado a golpearlo sin explicación aparente. Eso pensaba.
—Yo... no. No tengo nada... solo iré a la enfermería. —Uno de ellos intentó convencerlo de que fuera hasta la dirección a denunciar lo sucedido, pero no lo pudo conseguir—. Voy a estar bien. Dije que no es nada.
Su cerebro le repetía incontables veces que eso había sido su culpa pero por alguna razón, no lograba descifrar porqué. Volvió a su casa sin avisarle a nadie y gracias al Cielo que ninguno de sus padres estaba en casa, solo su hermano mayor, quien lo miró de mala gana. Él ya sabía que eso iba a pasar y ni una ayuda quiso ofrecerle.
Trató de mandarle algún texto a su amigo en cuanto se acostó a su cama, sin embargo fue imposible. No le llegaban, tampoco las llamadas, ni mensajes por otras plataformas.
Se arropó a sí mismo, cerrando sus ojos y sintiendo como las lágrimas tibias salían y mojaban su rostro. Dolía mucho.
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𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐒, 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄𝐒 𝐀𝐍𝐃 𝐁𝐀𝐒𝐓𝐀𝐑𝐃𝐒 | Chansung/Jeongho
Ficción GeneralA Jisung y Minho les cae mal Yang Jeongin, cada uno por distintas razones, pero principalmente porque era insoportable y la peor persona que se habían cruzado. Lastimosamente, era novio del mejor amigo de Jisung y «amigo» de Minho. Estaba harto de e...