Una amarga bienvenida
Nada estaba bien. Jisung estaba nervioso, y Minho lo sabía, pero ahí estaban, frente a la puerta de aquella casa, sus dos novios a un lado de él, esperando que les abrieran la puerta.
Estaba seguro de que más de uno, más que nada sus tías, les querrían decir algo. Minho acomodó la camiseta de Jisung y el moño de Mina y tocó.
Cuando se fue (lo echaron) de la casa, cambiaron la cerradura, y, a pesar de que los visitaba cada mes, jamás le habían ofrecido una copia de la puerta principal. Visitar a tus padres espontáneamente estaba sobrevalorado, de todos modos.
Su madre abrió la puerta.
—Buenos días, Minho, Jisung, ¿Y esta señorita quién es?
—Myoui Mina, madre, un gusto —dijo la muchacha, extendiendo su mano para que la estrechara, cosa que no pasó. Los dejó pasar y no dijo nada más.
—Lo lamento —le susurró Minho—. Debí advertir de lo grosera que puede llegar a ser. Vayan a sentarse y tomar algo, estarán bien.
Echaron un vistazo a la sala, la familia completa aún no había llegado, eso significaba que era su turno de preparar la comida. Algo curioso de la familia Lee, por más mal que se llevaran con él, era que se forzaban a hacer cosas «de familia», como preparar la cena todos juntos antes de la reunión.
Otra cosa curiosa para Minho era que querían que le llamaran específicamente «cena» aunque fueran las once de la mañana y tal vez empezaran a comer a la una de la tarde. Las manos le temblaban, rezaba por que todo saliera bien, o al menos decente, y que Mina pudiera llevarse una no tan mala impresión de su familia. Muy en el fondo sabía que eso era casi imposible, pero no costaba nada tener fe.
Entró a la cocina justo después de su madre, se lavó las manos y se dispuso a cortar vegetales cuando la escuchó tomar aire. La cosa más cuestionable iba a salir de la boca de Lee Seryeong en los siguientes segundos, él solo esperaba que fuera algo ligero y fácil de digerir.
—No hacía falta traer a una prostituta para hacernos creer que eres heterosexual, hijo.
Minho respiró hondo, lo más hondo posible, esperando que el aire nuevo purifique todos aquellos pensamientos peligrosos acerca de gritarle, insultarla directamente o empezar una discusión que llevaría a que Minho y sus acompañantes volvieran al departamento apenas habiendo entrado en la residencia Lee. Aún no habían ni probado el kimchi de su tía, Dios santo.
—Eso fue demasiado —dijo finalmente, después de haber considerado susurrar «hija de puta», porque quería volver vivo y sano a su casa—. Mina y yo salimos hace dos años y un par de meses, y aun si saliera con una prostituta, no estoy «jugando a ser hetero», te lo expliqué miles de veces. ¿Es tan difícil entender que me pueden gustar hombres y mujeres? No todo es blanco y negro, ma. Además, no les voy a dar el lujo de poder decirme «al fin te decidiste a sentar cabeza », no iba a traerla solo a ella cuando la presentara.
Su madre no siguió la conversación y puso a Minho a cortar las cebollas.
En la sala, Jisung y Mina trataban de entablar una conversación, no sabía de qué hablar, y no quería verse grosero, aunque le gustara estar en silencio, así que comenzó con algo fácil.
—Gracias por el libro.
—Gracias a ti por la tarjeta de regalo —dijo ella, sonriendo—. Fue muy lindo de tu parte, Minho y yo fuimos ese día que me la entregó.
—Me alegra que te gustara, temía que la devolvieras...
Genial, ahora no tenía más tema de conversación. Comenzó a mover la pierna, no tenía idea de porqué estaba tan nervioso, conocía a Mina desde hacía poco más de un año y diez meses, todo estaba bien, ¿Qué le sucedía?

ESTÁS LEYENDO
𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌𝐒, 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄𝐒 𝐀𝐍𝐃 𝐁𝐀𝐒𝐓𝐀𝐑𝐃𝐒 | #1
FanfictionMinho y Jisung como pareja comparten muchas cosas, una de ellas es un desprecio grande hacia Yang Jeongin. Jisung no lo soporta porque le hace pasar malos ratos a su amigo, mientras que Minho lo detesta y resiente desde la secundaria. La relación d...