La gran esperada gala había llegado al fin. Los nobles más importantes de la región y de otras partes del país se reunirían en el majestuoso Castillo de Windsor, lugar que sería el epicentro del evento más importante de la temporada.
En la casa de los duques de Devonshire, los preparativos estaban en pleno apogeo. Los sirvientes se afanaban en ayudar a los miembros de la familia a vestirse para la ocasión. El duque, de porte erguido e imponente, lucía un elegante traje negro con detalles dorados en las solapas, que realzaban su perfil aristocrático y su imponente estatura. Su cabello oscuro y recortado en un estilo clásico acentuaba su aire de autoridad y confianza. Mientras que la duquesa, de tez pálida y esbelta figura, estaba ataviada en un vestido de seda color crema, adornado con encajes dorados que resaltaban sus delicadas facciones y su larga cabellera rubia recogida en un elegante peinado. La tensión se palpaba en el ambiente mientras los duques se preparaban para enfrentar la noche más importante del año. La duquesa estaba sumida en un mar de preocupaciones, temiendo que su hijo no lograra controlar sus episodios en medio de la multitud y que la gente pudiera notar algo extraño en él. El duque, por su parte, se mantenía firme y seguro, pero en el fondo sentía una gran carga en sus hombros al tener que llevar adelante los asuntos de su ducado y proteger a su familia al mismo tiempo.
Mientras tanto, su hijo Henry, de semblante fatigado y ojeras marcadas, vestía un traje de etiqueta oscuro que resaltaba su palidez y la delgadez de su figura. Los sirvientes se esmeraban en ajustar su corbata y su chaleco, tratando de disimular su cansancio y preocupación. A pesar de ello, Henry hacía su mayor esfuerzo por mantener una actitud serena y elegante, ocultando los temblores que a menudo asolaban su cuerpo. Sintiendo la presión del evento, pidió a los sirvientes que lo dejaran solo mientras se preparaba. Una vez a solas, se miró al espejo y trató de tranquilizarse, pero la mirada de su hermano en el reflejo lo desestabilizó. Se observa detenidamente, tratando de mantenerse firme, pero su rostro delata el agotamiento.
"¿Por qué me persigues?", pregunta Henry en un tono sombrío.
"¿Yo? ¿Acaso no eres tú quien me invoca?", responde William con una sonrisa enigmática.
"Lo sé, lo sé... Lo siento", se disculpa Henry con voz temblorosa.
"Pero no es suficiente, mi pobre y querido hermano. No puedes escapar tan fácilmente", advierte William con una voz profunda y siniestra.
"Discúlpame, por favor, no quería que esto pasara", confiesa Henry con dolor.
"No te perdonas a ti mismo, Henry. No te perdonas por las cosas que has hecho y que has dejado de hacer", responde William con una mirada penetrante.
Henry se queda en silencio, asimilando las palabras de su reflejo. La habitación queda en completa oscuridad mientras la conversación continúa en un tono oscuro y perturbador.
"¿Qué estás haciendo, Henry?", preguntó William mirándolo fríamente desde el espejo.
"Trato de mantenerme firme", respondió Henry, tratando de no perder la compostura.
"¿De qué te sirve?", preguntó con una risa irónica. "Pronto volverás a ser yo, y todo será por nada".
"No es cierto", replicó Henry, frunciendo el ceño. "Estoy tratando de controlarte. Dejar de dejarte tomar el control".
"Pobre, dulce y crédulo Henry", dijo William con una sonrisa burlona. "Nunca serás lo suficientemente fuerte. Siempre serás débil e impotente, y yo siempre estaré aquí, esperando a tomar el control".
"No", insistió Henry, apretando los puños."No permitiré que eso suceda. Soy más fuerte de lo que piensas".
"Pero yo soy tú", dijo su hermano con una sonrisa macabra. "Y no puedes vencerte a ti mismo".
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Abismo de secretos
RomanceEn la deslumbrante Inglaterra del siglo XIX, la antigua mansión Devonshire alberga un oscuro secreto. En medio de un torbellino de pasiones, secretos y traiciones, el joven heredero Henry se encuentra luchando por su propia cordura, víctima de un al...